Mi magia mi condena

Capítulo 38

Camino junto a la princesa, los guardias de turno a mi cuidado caminan a dos metros de distancia de mí, si es que no son más, porque si están bien distanciados, me siento nervioso, la luz de los alumbrados no es tan fuerte en esta área, y hago todo lo posible por no tropezar, pero llegamos hasta las grandes puertas doradas del Jardín Privado, no es la primera vez que ella está aquí, pero si es la primera vez que lo hace caída la noche.

- Es un lugar muy hermoso, pero ahora se ve mejor la luz de los alumbrados hace que fuera diferente a la última vez que estuve aquí.

- Mi madre no sabe ello, nunca lo menciones frente a ella. Pero si es un lugar hermoso.

Caminamos y nos adentramos por el jardín, los guardias quedaron en la entrada, que sirve de salida también, muy pocas personas tienen acceso a este lugar, y ahora ella está aquí, por segunda vez. Sus ojos brillan de ilusión al ver como las fuentes se ven diferente con los reflectores.

- No se veían los diamantes antes – sonrío, si se dio cuenta de ello.

- Hay cosas que no se ven aquí a la luz del día, la luz, no es luz de hecho. – Nos acercamos a los alumbrados, como los del Reino están hechos de oro. – Antes que preguntes, si es Oro, y el vidrio no es vidrio, es un cristal, cuando le da la luz del sol no se ve su interior, cuando cae la noche lo que se ve es la chispa mágica dentro – abro una puerta pequeña, usando magia obviamente, no alcanzo el lugar, manipulo esa chispa mágica para que la princesa la vea, no la saco mucho porque brilla demasiado. – Le perteneció a algún habitante del Reino Dorado, por eso la chispa dorada tiene mayor intensidad.

Le llama la atención todo lo que ve a su alrededor, seguimos adentrándonos más en el lugar, caminamos por un par de minutos más no me canso a su lado, pero ya llevamos un largo rato, cuando veo que estamos cerca de una banca en medio camino, decidimos sentarnos, conversamos por un momento, sobre lo bonito que estaba el salón, lo interesante que es el jardín. Me acerco más a ella, le sonrió, me gusta verla, más cuando me sonríe de regreso, estamos solos, así que no me preocupo. Mi mano acaricia su mejilla, siento la suavidad de su piel, no lo pienso dos veces, de todas formas, no hay problema, me inclino más hacia ella a tal punto que lo primero que siento es como se mezclan las respiraciones de ambos, nuestros labios se rozan antes de poder juntarse en nuestro ahora segundo beso, hubiera sido increíble que este fuera el primero, pero me adelante, no me arrepiento de todas formas, este beso es especial, no hay interrupciones, lo disfruto y sé que ella también, una vez nos separamos tratamos de respirar un poco con la intención de recuperar el aire perdido.

- Deberíamos volver a la fiesta – dice ella.

- No, volveremos cuando sea apropiado, y aún no lo es. Este tiempo es solo para nosotros, sabes que solo aquí y en este momento solo somos los dos... no quiero que termine tan pronto, quiero pasar tiempo junto a ti.

- Claro, como digas.

Pasamos mucho tiempo juntos nos besamos en varias ocasiones, me sonrojo apenas cada que siento el sabor a fresas de su labial en mis labios, nos sonreímos a la distancia, después de todo ya estamos de regreso en el salón, mi madre no dice nada después de todo no puede interferir en mis decisiones, bueno solo las que tomé por ese momento, me siento feliz y nadie puede quitarme eso. No supe qué temas hablar con ella durante nuestro tiempo juntos, de todas formas, ella pasó casi recostada junto a mí, tanto que aun percibo su aroma en mi traje.

La noche comienza a avanzar y la música sigue, estoy mareado, pero no es por las tres copas de champaña que ya llevo, demasiados pensamientos me están mareando y hacen que me duela la cabeza. Puedo ver a Camille acercarse a mí con la cuarta copa.