Capítulo 32

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Nuestro pequeño príncipe sonríe feliz, no hay nada que pueda arruinar este momento, baja las escaleras muy animado seguido por sus guardias que tratan de seguir el apresurado ritmo de sus pasos.

- Príncipe Sharikan no corra, puede perderse. – le comunica Henry una vez comienza a correr por los pasillos del laberinto.

En los planes del príncipe no está escapar de sus guardias, solo quiere llegar lo más pronto a su lugar de destino. Aunque los guardias no piensen igual, después de todo saben que si llegan a perder al príncipe las consecuencias a ello serían el despido inmediato, ambos siguen tratando de alcanzar al príncipe, y una vez lo encuentran es justo cuando esté espera que le abran la puerta del salón de joyas.

Todas las llaves de las puertas son de color dorado, parecen ser iguales, pero no lo son, ambos guardias tienen solo 2 llaves doradas, la una con una chispa mágica grabada en ella y la otra con una especie de diamante, lo que indica que es la que abre el salón de joyas. Henry acerca la llave a la cerradura para así poder abrirla.

No hay que ser adivinos para saber que Sharikan adora aquel lugar, Henry se queda dentro de la habitación junto a la puerta cerrada, dejando a Héctor fuera, es común que pase ello, podrán llevarse bien con el príncipe, pero es su deber protegerlo incluso de sí mismo.

Sharikan se pasea por los miles de estantes del salón de joyas, pero hay algo que llama demasiado su atención, es una tiara de plata llena de diamantes, abre la puerta de la vitrina, al tocarla puede sentir la alegría inmensa que sentía la Princesa Daysu, la hermana menor de su abuelo, fue la última persona que la uso, es lindo poder saber lo que sienten las últimas personas que usaron algo, es una parte de su don que no se ha atrevido a contar a nadie, ni siquiera a Sherling.

Deja de un lado la sección con tiaras y coronas para seguir por la de collares y colgantes y ahí es donde encuentra lo que busca, un collar de plata entrelazado con pequeños diamantes incrustados, la medalla del mismo está hecha en plata donde está grabado el escudo de su pueblo, alrededor de la circunferencia van intercalados pequeños diamantes blancos con amatistas, su joya favorita debido al lila que le recuerda el color principal del Reino luego del dorado.

Detalla la joya sin tocarla, se acerca a abrir la vitrina en la que se encuentra exhibido y lo primero que siente es amor, pero no uno sentimental de pareja sino uno filial, fraternal, de un hermano a otro, un príncipe hacia su hermana, cuando lo reconoce se da cuenta que se trata de Sherling y su hermano Shein, las memorias se abren por primera vez hasta él, ambos príncipes tenían apenas 15 años, él puede notar claramente el aprecio inmenso que se tenían el uno al otro, al parecer siempre usaba este colgante porque sus memorias son demasiadas, por lo que ahora con mayor deseo, él desea el collar y lo tomó de su lugar indicándole a Henry que es la joya que sacara del lugar, a pesar de que la dueña original es una princesa el estilo de la joya no es del todo femenino, tranquila y perfectamente lo puede usar.

El guardia toma la joya para luego tomar un estuche a la entrada de la habitación y guardarla ahí.

- Desea algo más o ya podemos retirarnos.

- No, ya podemos retirarnos, infórmele a la Srta. Rose de la joya, luego de que lo acepte, háganla llegar a mi habitación lo más pronto posible.

- Como desee alteza...

- Muy gracioso, odio los apelativos y lo sabe bien Sr. Aubriot.

El guardia sonríe para abrir nuevamente la puerta de la habitación, permitiendo que salga el príncipe, para volver a cerrar la puerta.

- ­Una vez la Srta. Drove lo autorice, lleva la joya a la habitación del Príncipe, luego de ello, sigue las indicaciones que dejó la Reina Elizabeth, no puedes fallar en nada.

Mi magia mi condenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora