Capítulo 29

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Sherling Dávila

Ha sido una larga semana, Sharikan pasa todo el día ocupado hago todo lo posible para entretenerlo para que no se estrese, sé lo difícil que es concentrarse en una actividad si estas cansado o estrado, mi compañero siempre fue el hermano menor del Drove que nos cuidaba, tenía casi mi edad nos llevábamos bien, solo que lo metía en problemas porque él no cumplía con todas sus delegaciones al estar todo el tiempo a mi lado. A pesar de la mala relación con el Sr. Drove, siempre escuchaba todos sus consejos después de todo el solo me preparaba para ser una princesa, yo estaba destinada a ser la línea de defensa de mi pueblo y mi hermano a ser Rey, pero siempre pensé que las cosas no debieron ser así.

Mis padres nos mintieron, yo debía ser la Reina del pueblo, incluso el Sr. Drove lo sabía, su hermano no tenía idea de lo contrario me lo hubiera dicho. Pero yo me entere por mi cuenta al ver como mi chispa mágica siempre brillaba con más intensidad que la de mi hermano. El mayor error que cometí fue esperar, debía reclamar lo que por derecho me pertenecía, quizás la historia hubiera sido diferente, o quizás no. Mis padres murieron años antes que mi hermano asuma el trono, con mis padres ausentes y mi hermano que no estaba apto para gobernar la mayoría de las decisiones sobre el reino eran tomadas por el Sr. Drove.

Podía sentir las emociones de todos a mi alrededor, mi hermano escuchaba sus pensamientos, yo nunca sentí nada malo hacia él, o al menos no los primeros años, me quitaron mi derecho al trono solo porque era un caso en un millón, al obtener mi magia mis ojos se volvieron verdes, mis padres y el Sr. Drove me obligaban a ocultarlos, nadie podía verlos, y si no lo hacía era castigada, mi vida era como la de Sharikan, pase casi la mayor parte de mi vida encerrada en mis aposentos el único lugar en el que podía ser yo misma sin que nadie se entere.

Con el pasar de los años comencé a guardar resentimiento y odio hacia mi hermano, él lo tenía todo, desde una hermosa esposa desde sus dieciséis años, mi trono desde los dieciocho, aunque las decisiones las tomara el Sr. Drove, pero lo que más me dolió fue que le sea entregado mi reino a sus veintiún años. La magia a él lo unió con una joven muy hermosa del pueblo, a mí al contrario a un Aubriot, yo si sentía mucho cariño hacia él, pero sabía que él daría su vida por proteger la de mi hermano, era su guardia personal, así que tuve que hacerlo, borre todos sus recuerdos conmigo, borre el brillo de mis ojos al verlo, me borre completamente de sus pensamientos. Hice todo para que después él no sufra, al saber que la persona que tanto quería se volvería su enemiga, hice todo para bloquear mi cariño hacia él, pero no lo logre, el hechizo seguía quemando en mi interior, pero si hice todo para que no se encienda nuevamente.

Así fue como entre a su habitación esa noche, le quite la magia a mi hermano a sus veintitrés años, Dorian Aubriot hizo todo lo que pudo para defenderlo, pero no pudo, termino agachando la cabeza hacia su nueva reina. Y una vez más me deshice de todos sus recuerdos, mi hermano para todos murió por causas naturales, un mes después del luto yo asumí el trono, pero no duré mucho en ese puesto, mi cuñada al volver de un viaje trae una noticia fantástica para otros, la ruina para mí, estaba embarazada, dentro de ella crecían los nuevos herederos, ella revelo toda la verdad, y el hombre que más amaba me quito mi magia con la ayuda de los Drove, desde ese entonces mi alma y la de mi hermano rondan este palacio.

Habia observado por años y años, pero nadie me serbia, Dierick y Daysu hijos de mi hermano no cumplían con las características, al asumir Dierick al trono llegaron sus herederos Elizabeth y Dayan, Dayan era lo que necesitaba, pero no tenía magia negra, esa la tenía su hermana, no me servían ni los hijos de mi hermano peor sus nietos, pero cuando Sharikan nació fue mi esperanza, más cuando vi que tenía magia negra, y no solo eso, era un ser mágico de magia negra, todo él era magia pura, inestable a totalidad, por ende manipulable, cuando vi que era un ilusionista mi alegría creció mucho más él era lo que yo más anhelaba, lo que más deseaba, es perfecto. Y hablando de él está ingresando a su habitación con sus guardias detrás de él. Ver a Henry Aubriot para mi es una tortura, es idéntico a Dorian su padre. Siempre mi ánimo decae al verlo.

Mi magia mi condenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora