𝔓𝔯𝔲𝔢𝔟𝔞𝔰

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Su última clase estaba por terminar. Joanne miraba nerviosa las manecillas del reloj cada segundo esperando a que marcaran las dos en punto para salir de clase.

Ese día tenía unas ojeras muy marcadas que intentó esconder con maquillaje pues no pudo dormir la noche anterior pensando en la prueba que llevaría a cabo ese día. De igual forma no logró prestar atención a sus clases pues solo repasaba en su cabeza la fórmula y el proceso que necesitaba hacer.

La campana sonó indicando el final de la clase. Joanne salió apurada, pues antes de subir al auto que Kakucho había mencionado, quería pasar al baño a vomitar. Su mejor amiga, Lani, la siguió

—¿Estás bien, Anne? —preguntó.

—Sí, ya estoy mejor —salió del cubículo.

—Has estado muy nerviosa el día de hoy ¿por qué? —quiso saber ya que le preocupaba su amiga.

—No es nada, Lani —sacó un cepillo y pasta de dientes de su mochila—, comí algo que me cayó mal y eso es todo, no son nervios.

—¿Segura? Yuri me dijo que ayer te vio en el café con un tipo sospechoso y desde ayer estás así.

—Nada que ver, era solo un amigo que hice en uno de los concursos a los que fui y estaba de visita —empezó a cepillar sus dientes. Que chismoso pensó.

—Si estás en peligro, puedes decírmelo, yo te ayudaré.

Joanne escupió el menjurje que se formó dentro de su boca y rio.

—No te preocupes, no estoy en peligro, eh tenido varias cosas en mi cabeza sobre la titulación y esa cosas, por eso ando tan distraída, pero lo de ahorita es que me cayó mal la comida y ya.

—Bueno, admito que yo también he estado pensando mucho últimamente sobre la titulación.

Gracias a la mentira que Joanne dijo, cambiaron el tema de conversación provocando que Lani ya no se interesara más en los nervios de su amiga.

Caminaron juntas hasta la salida de la universidad mientras hablaban acerca de la titulación, sobre lo felices que estaban de que por fin terminarían la carrera porque estaban hartas de tanto estudio y tareas y hablaron acerca de que Lani quería casarse con su novio en cuanto terminara sus estudios. Sonó tan convencida que Joanne ya podía imaginarse a su amiga vestida de blanco.

Una vez fuera del campus, Joanne no tardó en divisar el auto al que Kakucho se refirió, pues no se veían autos caros, oscuros, con vidrios polarizados en esos lares todos los días. La chica cayó en la cuenta que la apariencia no era algo que quisieran mantener al margen.

—¿No vas a tomar el autobús? —preguntó Lani al ver que dejó de seguirla.

—No, tengo cosas que hacer antes de llegar a casa —respondió—. Te veo mañana.

—De acuerdo, nos vemos —se marchó sin preguntar más.

Antes de subir al auto, quiso asegurarse que nadie conocido la viera subirse pues era muy probable que comenzaran algunos rumores y eso era lo que menos quería para su situación.

No había terminado de cerrar la puerta del auto cuando el conductor arrancó. Eso la hizo pensar que había subido al auto correcto. El aspecto del interior no era muy diferente al del exterior, todo era de color negro incluso el traje del conductor era de ese mismo color.

—¿Dónde me lleva? —preguntó Joanne viendo por el retrovisor el rostro del chófer.

—Eso ya debería saberlo usted, señorita —respondió sin despegar la vista del camino.

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