Extra 1

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Con este empieza una serie de capítulos extras que haré. Porque aún no puedo separarme de esta está historia :')

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Fuera de lo que era un gimnasio donde se practicaba el boxeo, el cual era propiedad de Kakucho y en el que principalmente lavaba su dinero, Joanne se alejaba a paso veloz del auto de Sanzu, quien se había aferrado a la idea de llevarla y acompañarla durante sus entrenamientos, pero a causa de eso, ese día llegaba tarde por culpa de la calentura de su novio, quien no pudo esperar a un mejor momento.

Joanne abrió la puerta frente a la que se había posado para encontrarse de inmediato con los hermanos Haitani y Kakucho, quienes eran sus entrenadores desde que se lo prometieron en el campo de tiro.

Al escuchar el sonido de la puerta, los tres la voltearon a ver quién entraba por ella, pero por la intensa luz del sol lo único que podían ver era la silueta y sombra de la chica, la cual comenzó a crecer y dividirse en dos cuando Sanzu se acercó.

—Otra vez vino este metiche —bufó Ran en voz baja para que solo su hermano y Kakucho pudieran escucharlo.

—Ya no se le despega —comentó Kakucho ignorando a la pareja que entraba y caminando hacia el cuadrilátero— y no creo que lo haga alguna vez.

—Tranquilo, ya tendrás tu oportunidad —animó Ran siguiéndolo—. Después de mí, claro.

—¿Quién dijo que quiero una oportunidad? —chistó como si el comentario de Ran fuera lo más ridículo que había escuchado aunque por dentro pensaba lo contrario.

Mientras Joanne se acercaba a las bancas, donde descansaban después del entrenamiento, Rindou se acercaba a ella, Sanzu apresuró el paso en cuanto lo vio con el objetivo de interponerse entre él y su novia.

—Llegas tarde, Joe —dijo Rindou. Joanne dejaba caer su mochila sobre la banca.

—Lo sé —miró molesta a Sanzu, quien había llegado a su lado.

—Tuvimos que hacer una parada rápida antes de llegar —argumentó con una sonrisa mirando a su novia.

—¿Para qué? ¿Para que te drogaras? —Rindou estaba molesto y se notaba en su voz, pues parecía costumbre que el par llegara tarde y le hiciera perder su tiempo.

—Algo similar, pero con otro tipo de droga ¿verdad, amor? —quiso abrazarla frente a su compañero, como si de esa manera marcara territorio, pero Joanne se alejó optando por sacar de su mochila una botella de agua.

—Lo siento, Rin —dijo Joanne—. El próximo entrenamiento llegaré a tiempo porque no vendré con él —miró a Sanzu, quien se molestó por sus palabras.

—¿Y con quién vendrás entonces?

—Sola, no tengo porque venir con nadie más.

—Pero yo quiero ver a mi novia entrenar —dijo burlón—. Te ves hermosa cuando...

—¿Pueden dejar su discusión y halagos para otro momento? —interrumpió un irritado Rindou—. Ya es hora de entrenar, Kakucho te espera.

En cuanto mencionó el nombre de Kakucho, Joanne lo buscó con la mirada hasta encontrarlo sobre el cuadrilátero, recargado en las cuerdas observándola. Caminó inmediatamente hacia él hasta que la mano de Sanzu la tomó por detrás de su brazo y la detuvo.

—¿A dónde vas? —preguntó cuando se giró—. Todavía te falta calentar. No quiero que te lastimes por no hacerlo.

—Kakucho puede ayudarme —respondió con la intención de seguir caminando.

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