𝔗𝔬𝔱𝔞𝔩𝔪𝔢𝔫𝔱𝔢 𝔭𝔞𝔯𝔱𝔢

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⚠️Advertencia de contenido sexual explícito⚠️

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—¿Duele mucho? —preguntó Joanne a Kakucho antes de entrar a la habitación donde le harían su primer tatuaje.

—No, sentirás unos pequeños pellizcos, nada más —animó aunque la chica no confiaba del todo en sus palabras.

—¿Y si soy alérgica? —Había comenzado a imaginar todos los escenarios negativos posibles.

—Bueno... te cortaran el pedazo de piel.

—¡¿Qué?! —se asustó.

—Es broma —rio ante la reacción de Joanne— no sé que suceda en esos casos.

Entraron a la habitación, Sanzu estaba dentro, sentado en un sofá loft negro mientras platicaba con un hombre lleno de tatuajes por todo el cuerpo y con diversas perforaciones en el rostro. Era evidente que se trataba del tatuador. Estaba dejando todo listo para comenzar su trabajo, acomodando la maquina con la que trabajaría y colocando sobre una pequeña mesa de metal la tinta negra que utilizaría.

—¡Llegaste! —exclamó Sanzu al ver a Joanne entrando por la puerta—. ¿Lista?

—Siempre estoy lista —mintió, pues le tenía pavor a las agujas.

—¿En qué parte lo quieres? —preguntó el tatuador.

—Debajo de mi teta. En la izquierda para ser especifica —apuntó el espacio específico donde quería el tatuaje por encima de su camisa.

—Me agrada ese lugar —informó Sanzu con una sonrisa.

—Información que necesitabamos —dijo Kakucho sarcástico.

El tatuador se acercó a Joanne con el símbolo de Bonten dibujado en papel para marcarlo en el lugar escogido por ella.

—¿Puedes abrir tu camisa? —pidió.

—¿Enfrente de ellos? —miró a Sanzu y a Kakucho con disgusto.

—No te preocupes, solo necesito ver la zona del tatuaje, no te pido que me muestres tus senos.

Obedeció y comenzó a quitar los botones de uno por uno, los suficientes para dejar visible la parte donde iría el tatuaje pero aún cubriendo sus senos. El tatuador colocó el papel y al retirarlo el símbolo de Bonten —parecido a una de las cartas de la baraja Hanafuda— quedó marcado en su piel, ahora seguía la parte más dolorosa.

—Puedes acostarte si gustas —ofreció el tatuador.

—Sí, sí gusto —subió a la camilla negra para recostarse. El hombre se acercó a ella para empezar con el trabajo.

El tiempo se le hizo eterno a Joanne. Si bien no le dolió como esperaba, sentía que jamás terminaría, cada segundo miraba hacía el reloj de pared colocado en la pared de su derecha y no veía cambio en las manecillas. Expresiones de dolor e incomodidad se reflejaban en su rostro, pero era algo que podía aguantar, aunque pareciera lo contrario, no era su culpa ser tan expresiva.

—¿Estás bien? —le preguntó Kakucho mirándola desde arriba.

—Claro —bromeó—. Se sienten como pellizcos, nada más.

—Te lo dije.

—Pellizcos con garras de tigre —agregó con sarcasmo.

—No seas exagerada —observó—. Ya casi termina.

—¡No me mires las tetas! —se quejó Joanne.

—¡No miré nada! ¡Vi el tatuaje! —respondió Kakucho sonrojado.

Back to Black I BontenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora