𝔑𝔲𝔬𝔩𝔲𝔞

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Joanne Kenway metió la última cosa que faltaba dentro de su bolso para sentirse completa antes de salir camino a Nuolua donde una gran celebración se llevaría a cabo. Kahora y Bonten celebrarían su alianza y los hermanos Haitani habían reservado el sitio entero para la ocasión.

Se aseguró de que el bálsamo labial, que ella había preparado, estuviera perfectamente cerrado y no corriera el riesgo de manchar alguna parte de su bolso plateado o las demás cosas que guardaba en él.

Por último, antes de salir de su habitación y bajar hasta la sala donde Kakucho la esperaba listo, revisó que la pistola con decoraciones plateadas y la daga con decoraciones doradas que perteneció a su padre, estuvieran bien atadas y aseguradas en ambas piernas bajo su vestido, pues si alguna se caía y la veían, estaría en problemas.

Se miró al espejo que cubría toda una pared de su clóset para asegurarse que no se notaran las armas que tenía en la pierna. Normalmente, Joanne usaba vestidos cortos, pero por esa ocasión tuvo que escoger un vestido más largo que le llegaba un poco más arriba de la rodilla y más amplio a los que solía usar. El único vestido que tenía con esas características era uno color verde con un corset negro que hacia resaltar sus senos.

Bajó hasta la sala. Kakucho miraba intrigado la pared decorada con fotografías de las personas más importantes para Joanne. En todas las imágenes, se le podía ver con una bonita sonrisa, pero el hombre notó que en las fotografías antes de entrar a Bonten se notaba una luz en su expresión, todo lo contrario a las demás donde a pesar de tener una sonrisa, su luz se veía apagada.

-Estoy aquí -habló Joanne detrás suyo-. Puedes mirarme en persona, no es necesario que veas mis fotografías.

Kakucho se giró para mirarla. Se ve preciosa, pensó mientras agradecía al universo por tenerla como su novia.

-Agradecido de poder hacerlo -la tomó de la cintura para plantar un beso en sus labios-. Cada nuevo día que te veo, te ves más hermosa.

La miró de pies a cabeza deteniendo su mirada en los lugares que más le gustaban de ella hasta que llegó a su rostro donde comenzó a verla como si fuera lo que tanto estuvo esperando. A Joanne le gustaba esa mirada, la hacía sentirse amada y le recordaba que había tomado la decisión correcta. Kakucho era un lugar del cuál no quería salir jamás.

-Está bien que admires mi belleza, pero tenemos una fiesta a la que ir -soltó Joanne después de varios segundos sonrojada.

-Una fiesta no me impedirá seguirte admirando, así que acostúmbrate a tener mis ojos sobre ti -la besó por segunda ocasión.

Salieron de la casa y caminaron hasta el auto que los esperaba. Kakucho abrió la puerta del asiento trasero para que Joanne subiera. En cuanto lo hizo no pudo evitar notar un bulto que sobresalía de una de sus piernas. No dijo nada, pues al no encontrarle una forma en concreto, creyó que era parte del vestido.

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Las grandes letras fuera del establecimiento anunciaban el nombre de la discoteca: "Nuolua". Esa noche a diferencia de las anteriores no había fila para entrar pues no estaba abierto para el público en esa ocasión. En la entrada, dos hombres altos y musculosos custodiaban las puertas para no dejar entrar a los intrusos. Joanne y Kakucho entraron sin problemas.

La música estaba a todo volumen y en la pista de baile era donde más fuerte se escuchaba. Miembros de Bonten y Kahora se divertían juntos a la par de la música. Había varias mujeres que probablemente no pertenecían a ninguna de las dos mafias pero eran pareja o simplemente acompañantes de los invitados.

-Están por allá -señaló Kakucho a una mesa cercana a la barra.

Los miembros más importantes de Bonten yacían alrededor de la mesa señalada. Era la misma mesa donde Joanne los había encontrado por primera vez en la misma discoteca y donde siempre que iban se sentaban.

Back to Black I BontenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora