𝒱𝔦𝔰𝔦𝔱𝔞𝔰

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Intentaba ocultar sus profundas ojeras con maquillaje en el tocador de su habitación. Desde aquella reunión donde se enteró que Hattori los traicionaría no pudo dormir bien. Su problema era que sin dormir no podría trabajar igual de eficiente que todos los días. Necesitaba resolver sus problemas de sueño. Pensó en tomar pastillas para dormir, lo cual le serviría para uno de sus objetivos, pero eso no la dejaría tranquila. No podía quitar a Hattori de su cabeza. Siempre que llegaba al laboratorio entraba con la esperanza de que estuviera ahí, que le dijera que había sido solo una broma o que Yoka siempre sí consiguió dejarlo en libertad y Bonten le dio una segunda oportunidad, pero era más que obvio que eso jamás sucedería.

Muy profundamente quería que Takeomi se apresurara en asesinarlo pues pensaba que una vez ya no estuviera en este mundo su preocupación disminuiría y podría dormir tranquila una vez más al creer que ya no correría el riesgo de que dijera su nombre.

Terminó de cubrir sus ojeras y aunque ya eran poco visibles, seguía con una mirada cansada y eso la delataba. No quería que Violet la mirara así y se preocupara por ella, pero le había prometido que ese día iría a visitarla al orfanato.

La niña, a lo largo del tiempo le agarró un gran cariño a Kakucho y siempre que Joanne la visitaba sin él le insistía en que lo llevara consigo en su próxima visita, pues sus favoritas eran cuando ambos la visitaban. Para satisfacer a la niña, le comentó a Kakucho y después de varias visitas sola e insistencias, el pelinegro aceptó acompañarla cada que fuera a visitarla. Ese día irían, Kakucho había cancelado planes y reuniones por complacer a ambas mujeres, pero para él valía la pena, en especial porque pasaría tiempo con Joanne. Se había ofrecido a pasar por ella y regresarla a su casa una vez terminara la visita así que mientras Joanne esperaba su llegada llamó a Yoka.

—Yoka—dijo una vez respondió el teléfono.

—Señorita Joe, que sorpresa —contestó.

—Necesito hablar contigo en persona ¿puedes hoy en la tarde noche? —preguntó recostada en el sofá con los ojos cerrados.

—Hoy es mi día libre así que...

—Te pagaré extra, puedo llevarte el dinero en cuanto nos veamos.

—¿No puede decírlo por aquí?

—No, es algo muy importante para decirlo por teléfono —suspiró y tocó su sien—. Deja de ponerme excusas, abogado inútil, el hecho de que no puedas sacar a Hattori de la cárcel te deja en un pésimo lugar con nosotros. No estás en posición para negar lo que te ordenen.

—Lo siento, señorita, llegaré a donde me indique.

—Te mandaré la ubicación por mensaje. No me hagas esperar o te arrepentirás después —colgó la llamada.

El timbre de la casa comenzó a sonar. No era necesario ir a las pantallas de las cámaras para ver de quien se trataba pues era muy obvia la respuesta. Tenía que ser el hombre al que estaba esperando así que sin nada más que hacer fue hasta la puerta.

—¿Estás lista? —preguntó Kakucho cuando la puerta estuvo medio abierta

Joanne lo miró de pies a cabeza. Sus zapatos eran unos mocasines negros combinados con calcetines del mismo color. El pantalón era bastante simple comparado a lo que tenía puesto de la cintura hacia arriba, lo único que sobresalía de su parte inferior era el cinturón con el diseño de rosas tallado en la hebilla plateada. Un saco color negro con decoraciones florales aún más oscuras colgaba de sus hombros, debajo de este, tenía puesta una camisa negra de cuello de tortuga con el estampado de una serpiente color plateada que abarcaba la mayoría de esta. Le quedaba tan pegada al cuerpo que fácilmente se podían apreciar los músculos de su abdomen. Joanne no pudo evitar mirarlos de una manera indiscreta, tenía ganas de tocarlos.

Back to Black I BontenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora