17. Una boda que adornar

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Capítulo 17 

Olivia, mi hermana mayor, la persona a quien le confiaría mi vida y a quien amo tanto como es posible. Verla prepararse para llegar al altar me produce tantas emociones positivas que dan ganas de llorar. Sin embargo, la tranquilidad que sentía anoche en la cama junto a Arthur aún permanece y no pienso dejarla ir.

—Te ves hermosa —Me arrodillo junto a sus piernas.

—Tú también —Toma mi mejilla— escuché que discutiste con Arthur la otra noche ¿Todo bien?

—Si, le conté sobre John, hablamos algunas cosas, hicimos otras cosas —Acentuo con la cabeza— mucho de lo último.

Me da un puñetazo en el hombro.

—Lu, no quiero detalles de tu vida sexual con Arthur.

—Disfrutarias escuchándolos —Bromeo— estamos bien, en serio.

—¿Estás preparada para una relación? —Se queda tan seria que noto que la preocupación podría arruinar su día.

—Eso siento, pero vamos Oli, es tu día, no hablemos de lo interesante que pasé las últimas doce horas a solas con Arthur.

—Lu —Hace una mueca de asco.

—Voy a arreglarme.

Con ayuda de las demás damas de honor termine de vestirme. Me dirijo de nuevo a mi habitación que antes era de Olivia encontrándome a mamá con los ojos enlagrimados y la nariz goteando, me acerco para abrazarla y quedamos inmóviles viendo como Olivia termina de arreglar pequeños detalles de su peinado.

—Te ves hermosa hija —Mamá se acerca al espejo— ven Luciana, quiero tener este recuerdo para siempre.

Me apoyo en el hombro de mamá que está en medio de nosotras.

—Las amo —Nos da un beso a cada una— Me alegra ver el camino que están construyendo para sus vidas.

—También te amamos mamá —Le devuelvo el beso.

—Nada de sentimentalismo —Oli limpia las lágrimas a mamá— papá ya está aquí.

Gracias a que el vestido de Olivia es ceñido con cola corta no se me dificulta ayudarla a subir al carro, el pequeño dilema se presenta al quedar con su velo sobre mi cara durante el trayecto.

—Lo siento —Trata de quitarlo, pero lo que ahorro en tela en su vestido lo utilizo en este velo.

—No pasa nada. Creo que es momento de devolver tu accesorio —Desabrocho la pulsera decorada con un dije de un pequeño ángel de mi mano izquierda— es lo prestado que vas a llevar, aunque fue primero tuyo.

—Lu, quiero que te lo quedes —Lo rechaza con su mano.

—No, me lo diste como muestra de tu apoyo cuando nadie creía en mí. Hoy te lo quiero devolver, Oli, te amo y este pequeño angelito representa nuestro amor. Deseo que lo lleves en un día tan especial para ti.

—Vas hacer que lloré —Me toma de las manos.

—Nada de sentimentalismo —Lo abrocho en su mano— se ve bien en ti.

—Gracias Lu —Me da un beso en la frente con el dichoso velo de por medio.

Llegamos al museo griego, la entrada está decorada de rosas blancas y rojas, los caballeros están a la espera de nosotras y todo luce tal como lo habían deseado Justin y Oli.

Aunque todos lucen guapos la única persona que mis ojos buscan y aposentan la mirada es en Arthur, al igual que los demás caballeros está vestido con pantalones negros, camisa manga larga la cual tiene remangada hasta los codos, parece tranquilo charlando y riéndose con Manu.

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