5. ¿Qué puede decir una canción?

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Capítulo 5

La alarma me despierta, reviso el celular encontrando el visto de Alec despues de pedirle el número de su amigo. Dejo de lado el celular, hoy tendré un día pesado, ya que cubriré algunas habitaciones de la sala de urgencias.

Papá me espera para desayunar, creamos el hábito desde que era pequeña y aun en los momentos en los que lo odiaba no deje de desayunar con él.

—Buenos días papá —Dejo el maletín en el espaldar de la silla.

—Buenos días hija, salimos en quince —Mira su reloj de mano.

Desayuno rápido, me cepillo y me despido de mamá que se prepara para salir a trotar.

Aunque la clínica queda bastante retirada de nuestra casa, llegamos con tiempo de sobra debido a que el tráfico a esa hora es bastante ligero. Me despido de papá y lo veo irse mientras saludo a Madelein la guardia de seguridad de la entrada principal, pese a que ya está a punto de jubilarse por su edad, no hay algo que se le pasé por alto sobre el hospital.

Me encamino a los lockers para dejar mis cosas e iniciar mis visitas a los pacientes que han llegado en las últimas horas.

—Hola Luciana, me alegra que hayas llegado te necesito en la habitación catorce. La paciente, Liz vino con un hombre adulto que no quiso decirnos su familiaridad con ella, se queja de dolor abdominal, pero ella no habla mucho y la noto un poco distraída de la realidad, por favor evalúe la.

Se para junto a mi Jacob, debo admitir que cuando entre a mis prácticas clínicas en la primera persona en la que me fije fue Jacob, la piel morena, cejas pobladas y definidas, barba cuidada, sonrisa que provoca arrugas en sus ojos, cuerpo tonificado que aun con uniforme de doctor se notan llamó mi atención, pero nos quedamos en etapa de amigo.

—Como mandé doctor Jacob, a mí también me alegra verte —Cierro el locker.

—Lu no bromees, no me llames doctor, me haces sentir como si fuera tu padre o algo así —Dobla el cuello de mi bata.

—Aquí eres doctor así que acostúmbrate, iré a ver a la chica luego te aviso como va todo, ¿Te veo en el almuerzo?

—Ahí estaré —Salimos al pasillo y tomamos caminos diferentes.

Veo salir a Olivia de una de las habitaciones del pasillo y nos saludamos de lejos para después continuar con nuestros caminos, finalmente entro a la habitación catorce.

—Buenos días, soy practicante de psicología, mi nombre es Luciana Arab y me pidieron que realizara una pequeña consulta a Liz para que pueda continuar con los demás procedimientos.

—Ella no necesita otra doctora que venga hacer preguntillas inservibles, solo necesita un medicamento para su dolor de abdomen y ya, no veo por qué tanto rodeo —El acompañante de la paciente, un hombre de aproximadamente unos cincuenta años de edad, parece estar molesto por mi presencia, pero no es algo a lo que no me haya enfrentado antes.

—Señor —Hago una pausa para que diga su nombre, pero no lo pronuncia— la consulta psicológica es un servicio necesario con el que debe contar el registro de la paciente para que se le realicen los demás exámenes, así que me voy a dirigir a la paciente a partir de ahora.

Durante toda la entrevista que le realicé a la chica desvió su mirada de mis ojos, además de que no contestó ninguna de mis preguntas, todas las contestó el hombre y las que ella trataba de contestar él la interrumpió, entretanto observe que sus brazos tienen varios moretones y su rostro sombras de lo que algún día fueron golpes.

La situación de Liz me recuerda a cosas que llegué a vivir, pero eso no importa ahora.

Al ver que no tendría oportunidad de estar sola con Liz o que me respondiera di por terminada la entrevista y salí directamente a buscar a Jacob para informarle sobre lo que había observado, además de haberlo escrito en su historia clínica. James, el psicólogo de cabecera se encargó del caso de Liz al decir que una practicante no era capaz de hacer ni una entrevista, no le discutí, al menos la paciente tendrá más ayuda.

EfímeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora