24. Daños y aprendizajes

16 2 0
                                    

Capítulo 24 

—¿Qué haces aquí? —Hago espacio en la cama.

—Te extrañe.

¿Me emociona? Si, por supuesto.

—Eso fue lindo.

—Lo sé ¿Qué estás haciendo? —Corre algunas almohadas para acostarse.

—Buscando todos los recibos de la carrera, enviando hojas de vida, cosas que debí hacer desde hace mucho, pero elegí ser feliz en su momento —Continuo redactando correos.

—Si ya presentaste la tesis iniciando prácticas ¿Por qué sigues en todo esto? —Revisa los papeles.

—Porque soy una persona ambiciosa y quise volverlo proyecto, solo falta presentar lo al dueño de Juls y seré feliz.

—Podrías descansar y ser feliz en este momento —Se apoya en sus brazos y la sudadera gris hace que se marque todo lo que deseo en este momento.

—No y es un delito que vengas con sudadera gris a mi casa —Tiro una cobija sobre él.

—Yo no te acuso cuando llegas a mi casa sin sostén o con pantalones ceñidos que ufff —Pone los ojos en blanco— tras de eso ahora estas sin sostén y en cacheteros.

—Comodidad —Sigo escribiendo el último correo.

—Quiero hacértelo en este instante —Frota sus ojos— mucho.

—Seguro habrás tenido alguna tentación en el camino y quieres desahogarte conmigo —Frunzo el ceño.

—Mi día estaba muy tranquilo hasta que llegué y te vi, luego dirigiste tu mirada a otro lugar que no eran mis ojos —Toma mi pie para jalarme hacia él.

—Arthur —Abro las piernas para que se quede en la mitad— rápido.

—No —Da besos en mi cuello— lento, pero duro ¿Así te gusta no?

Toma mis manos con solo una de él, las sube sobre mi cabeza y se sienta sobre mis caderas. Lo que antes me estaba gustando ahora me está produciendo un ataque de pánico, millones de pensamientos por segundo empiezan a llegar a mi mente, todos relacionados con John, ya no me siento cómoda con Arthur encima de mí porque solo puedo imaginar a John en esa posición.

—¡Bájate! —Su sonrisa se achiquita— es en serio quítate.

—Luciana pensé —Suelta mis manos y baja mi blusa.

—No pienses, solo quítate —Se quita haciendose en el rincón de la cama, ahora solo me mira tratando de entender qué está pasando.

—¿Te lastimé? —Trata de tocarme, pero me paro de la cama y me encierro en el baño.

Nunca me había pasado, no con él. Aunque sabía que existía la posibilidad de que alguna acción de otra persona me recordara las de John pensé que ya estaba completamente olvidado después de ir a terapia, pero verlo el día de mi cumpleaños y que dijera lo de papá me ha vuelto afectar, no del mismo modo que hace tiempo, pero si lo hizo.

No quiero salir y enfrentar a Arthur, ojalá se haya ido.

Mi respiración y latidos están controlados, pero no lo suficiente así que llamo a la única persona que he abandonado como si no me hubiera ayudado a salvarme.

—¿Hola?

—Hola Luciana ¿Cómo estás? —Su voz sigue siendo dulce y animada.

—¿Puedo tener una llamada casi terapéutica con usted?

EfímeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora