Capítulo 31
Corro hasta la habitación de Arthur como si la cucaracha pudiera perseguirme, de hecho si puedo para después tocarme con sus paticas ¡agh, que asco!. Arthur sigue bañándose, abro la puerta de vidrio y da un respingo intentando sostenerse del agua.
—Hay una cucaracha e iba a volar —Cruzo los brazos.
—Estoy bañándome —Señala su cuerpo desnudo, bajo la mirada y me averguenzo enseguida— Luciana ya hemos estado juntos, deja el rubor para otra cosa.
—Necesito que la mates o no podré continuar con lo que estaba haciendo —Miro las baldosas del baño como si fueran lo más interesante de la ducha.
—Métete a la ducha —Me salpica agua de su cabello.
—Tengo cosas que hacer —Señalo la salida del baño.
—¿Más interesante que darte una ducha conmigo?
—No, pero sí más urgentes.
Me jala del brazo y abre la llave sin darme tiempo de mover.
—Bueno ya te mojaste, ni modo, te tienes que duchar —Estira la punta de mi camisa.
—No me quiero duchar de nuevo.
—No te duches, solo acompáñame —Rio quitándome los shorts.
Gracias a mi gran fuerza de voluntad terminé en la ducha haciendo de todo menos bañandome. Vuelvo a la sala creyendo que el insecto ya se fue. Me siento con una pierna estirada y la otra recogida, regando los papeles a mi lado dejando el computador sobre mis manos.
—Hay una mesa justo detrás de ti —Sus piernas me hacen sombra.
—Discúlpame por desacomodar tu sala.
—No hay problema, pero me preocupa tu espalda. Estarías mejor sentada en una de las sillas.
—Así pienso mejor —Alzo la cabeza para mirarlo, permanece sin camisa con el ceño fruncido— siéntate, hazme compañía.
Se sienta dejándome en la mitad, esparciendo más los papeles.
—¿Qué estás haciendo? —Revisa algunos que la mayoría están llenos de tachones o frases que se me ocurrieron en la madrugada.
—Escribiendo historias —Le paso uno de los documentos donde está escrita la mayor parte de mi vida.
—¿Para qué?
—Parece que al jefe de Juls le interesa esos datos de sus trabajadores.
—Creativa forma de conocerlos —Toma un trozo de hoja arrugada y un lapicero azul— escribiré parte de tu historia.
—Adelante.
En silencio empieza a rayar uno de los trozos de hoja, escribe y tacha varias veces, me mira, tacha y vuelve a escribir.
—¿Lista para leer lo más sincero y temeroso que he escrito en estos últimos meses? —Vuelve la hoja en una bola y la extiende hacia mí.
—¿Dice que eres un asesino en serie que tiene cuerpos enterrados en el bosque, cabezas en el congelador y corazones dentro de las almohadas? —Tomo el papel.
—Y que te di de comer los hígados de los cadáveres —Sonrie.
"Te quiero Luciana, eres una canción perfecta en mi mente y un atardecer anaranjado enfrascado en mi corazón"
Creo que lo he leído más de cinco veces y en cada una de ellas recuerdo la caricia de su mano en mi piel, las sonrisas compartidas, los besos inesperados y cada trozo de historia que hemos estado construyendo.
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Efímero
RomanceTodo en la vida está regulado por lo efímero, no sufrimos para siempre, no celebramos eternamente. Procuramos alargar los buenos momentos y evitamos los malos. La vida le ha dado a Luciana razones por las cuales amar, desconfiar, odiar y desear, es...