9. Rose y Antonia

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Capítulo 9 

Despertar en otra casa siempre se siente extraño, como cuando sales de cine en la noche después de haber entrado en el día, sabes donde estás, pero sigues estando desubicado en el primer instante.

Dormimos, solo dormimos y se sintió bien, sin algún temor de que pudiera hacerme algo mientras estaba inconsciente. Hace unas horas desperté abrazada a él, me retire con sumo cuidado para que no despertara y pensé en cómo irme, finalmente volví a dormir.

En otra situación me hubiera ido dejando un mensaje, pero con él no quiero hacerlo de esa manera, vuelve la misma duda ¿Me gusta Arthur?

¿Me gustaría porque me trata bien? ¿Por qué estoy alegre a su lado? ¿Por qué siento su interés en mi?

Seguiré la idea de Abi, de hacer listas de todo, ¿Por qué me gustaría Arthur?

1.Porque siempre hay una sonrisa en nuestros encuentros.

2.Porque le gustan mis bromas.

3.Por sus referencias de películas o series para cualquier momento.

4.Porque cree que soy interesante.

5.Porque es interesante.

6.Su loción.

7.Sinceridad.

8.Es guapo...

La lista sigue, pero no necesito una, me gusta, no debo de tener un motivo.

¿Cómo es que he logrado desarrollar sentimientos hacia él si el tiempo que hemos compartido es poco? Acaso estoy tan carente de cariño que a la más mínima muestra de afecto se generan estas emociones en mi o ¿De eso se trata la vida? De querer y confiar en el otro por la forma en la que expresa su cariño por medio de acciones y sentimientos sin importar el tiempo de conocidos. Supongo que así somos los seres humanos, no necesitamos un rango de tiempo, solo nace el sentimiento, que va creciendo y creciendo en cada encuentro o pensamiento.

Es preciso lo que me pasa con él, no es el tiempo que hemos pasado juntos, es la calidad de esos momentos.

Termino de doblar la cobija fijandome en el post it amarillo que hay en la puerta.

"Estaré abajo desayunando con mis hijas, baja si estás lista para conocerlas"

Solo bajo, saludo y regreso, no es más.

Si, ¿Qué puede pasar?

Al lado de Arthur hay una pequeña niña jugando con la comida, tiene el cabello rubio oscuro recogido en dos coletas, aunque sus ojos son de color marrón tiene una mirada similar a la de Arthur, la otra niña que es más señorita es una copia de su padre, cabello castaño oscuros y ojos azules con algo de gris, ella tiene el celular en la mano ignorando lo que Arthur esta hablando.

—Buenos días —Solo él levanta la mirada sonriendo.

¿Luciana está nerviosa?

Si, estoy nerviosa. Estoy en un desayuno conociendo a sus hijas y tengo la camisa que me prestó para dormir.

—Ella es Luciana, la chica de la que les hablé —Ambas me miran, Rose me da una sonrisa y Antonia sigue chateando.

No sé como actuar o qué decir.

—Creo que tienes una situación paternal así que es mi boleto de salida, nos vemos luego —Me despido con la mano— Disfruten el desayuno.

Huir es la mejor opción.

—Te podrías quedar si quieres.

—No sé, no creo que sea una buena idea.

—A mí en realidad no me incomoda —Antonia levanta los ojos de su celular— A mi papá le agrada bastante la idea, no lo había visto feliz desde que firmó los papeles que le otorgaron su preciada libertad —Se ríe un poco, esta chica tiene el humor oscuro, justo como me gusta— Lo siento papá, sé que no te gusta que haga bromas sobre esto —Toma un gesto un poco más serio aunque aún se ve rastro de su sonrisa.

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