Capítulo 27
Cuando tienes un mal mes y crees que no puede empeorar, llega el periodo, te patean los cólicos y sientes como si fueras a morir.
Camino despacio por la sala sintiendo que me desangro con la bolsa caliente en mi abdomen hasta llegar a la puerta. Donde sea Jacob con su excusa de que olvido las llaves va a ver muerto hoy.
Abro la puerta encontrándome con Arthur apoyado en el marco de la puerta jugando con su reloj.
—Oh el chico que me trato mal por preocuparme por su vida —Sonríe ante mi comentario, pero mantengo mi cara en meh.
—Quería pedirte disculpas por eso -Suspira.
—Las escucho —Me mantengo en la puerta así que no puede pasar.
Solo un empujón y entra.
Pero él nunca me empujaría.
—Te hice una nota —Extiende una hoja doblada— en realidad es una carta, es la mejor manera de expresarte lo que siento.
—Léela —Cruzo los brazos.
Las manos le tiemblan abriendo el papel y suspira para iniciar a leer.
—No te debí llamar fastidiosa por preocuparte por mi hermano, ni tampoco ilusa por creer que John puede cambiar. Mucho menos debí hablarte de esa manera. Ya eres parte de mi vida y me preocupa que mis situaciones afecten nuestra relación, tu vida tiene problemas como los de todos, no quiero que cargues con los míos.
Se detiene para respirar, acomoda el reloj, me mira, vuelve a mirar la hoja y respira más pausado, me gustaría abrazarlo, pero no, primero las disculpas para saber si merece el abrazo.
>>Eres mi polo a tierra Luciana, mi vegvisir, eres la persona que me da la posibilidad de respirar tranquilo, de sonreír sin alguna preocupación, de reír hasta que me duela el abdomen, de calmarme en medio de una tormenta en mi cabeza porque eres mi atardecer, de los que me enseñaste a admirar, de los anaranjados. Tengo miedo de perderte, de que vuelvas a confiar en John o en cualquier otra persona que pueda hacerte daño, incluso temo de la posibilidad que pueda hacerte daño. Hay millones de personas en el mundo, pero en mi mundo solo figuran pocas y tú estás en ellas. He escrito mucho —Sonríe— bueno he hablado mucho donde solo te explico lo que eres para mi y me excuso en cierta forma, pero no he pedido realmente disculpas. Discúlpame por gritarte, por lastimarte y ponerte como una persona débil cuando eres todo lo contrario, no quiero que esta disculpa dibuje una sonrisa en tu cara, quiero que repare todo lo que he roto con mis acciones. Discúlpame cuando lo sientas necesario, Luciana.
Dobla la hoja aún con más temblor que cuando tiene frío y la deja en mi mano.
—Te daré tiempo para que lo pienses —Hace el amague de acercarse, pero opta por dar pasos atrás.
Veo lo detallada que es su letra en cada uno de los renglones y el único tachón que hay al final de la hoja donde intenta borrar una pequeña frase.
—¿Cuánto? —Arqueo una ceja y él me mira sorprendido.
—No puedo limitar tu tiempo, fui quien lastimo —Toma el mango de la puerta— Nos vemos luego, Lu.
—Fue una buena disculpa —Detengo sus movimientos.
—Además robe una rosa del jardín de tu hermana —La saca del bolsillo trasero— no encontré tulipanes, en una de nuestros salidas dijiste que son tus favoritos, pero no logré encontrarlos y tras de eso pronto esta rosa se marchitará, así que tendrás que botarla.
ESTÁS LEYENDO
Efímero
RomanceTodo en la vida está regulado por lo efímero, no sufrimos para siempre, no celebramos eternamente. Procuramos alargar los buenos momentos y evitamos los malos. La vida le ha dado a Luciana razones por las cuales amar, desconfiar, odiar y desear, es...