Capítulo 13
Nathan
Cuando llegue a la casa de Ashton el sábado al mediodía me sorprendió verlo aún más emocionado por su fiesta que la propia Angie, cosa rara esa ya que la pelirroja era muy conocida por ser extravagantemente entusiasta con eventos como estos y aún más egocéntrica cuando sabía que ese día todo el mundo giraria entorno a qué estaba cumpliendo 17 años.
Me pasó una mano por detrás del cuello contándome todo lo que tenía planeado. Cuando llegamos a la cocina abrí los ojos con sorpresa al ver la gran cantidad innecesaria de alcohol por todos lados.
Cerveza. Whisky. Ron. Tequila. Coñac. Vodka. Ginebra...
Algo me decía que más de uno terminaría en un coma etílico está noche.
Y la verdad le agradecería a lo que sea que estuviera allá arriba que yo fuera una de esas personas. Necesitaba despejar, aclárame un poco y beber hasta olvidarme de todo lo que había pasado en estos días era el plan perfecto.
«-Algún día podré decírtelo, y espero que por un momento puedas entenderme»
Cada que cerraba los ojos recordaba todo el discurso con palabras inconclusas y pastosas que Noshua me había soltado el lunes por la madrugada. Habíamos tenido una discusión intensa a pesar de su estado y el mío despúes de... bueno después del beso.
No me había arreglado con Audrey. Noshua ni siquiera me miraba y yo no quería saber que significaba todo lo que me había dicho. Rebecca y su atrevimiento no salían de mi cabeza a pesar de las ganas intensas que tenia de que eso pasara.
Por primera vez me arrepenti de no morderme la lengua y haberla dejado decir la última palabra. Encerrarme en el coche y marcharme de ahí sin mirara atrás, llegar a casa y dejar a Noshua en su habitación sin hacerle caso a nada de lo que decía, dormirme y al otro día despertar y seguir siendo el mismo Nathan de siempre.
Pero no. Tuve que besarla, tuve que apretarla contra mi y tocarla de esa manera. Tuve que soltarle las mismas palabras con las que ella me había alterado, tuve que pensar en toda la intensidad del momento durante el camino a mi casa y gritarle a Noshua cuando se le ocurrió comenzar a soltar cosas que no quería escuchar. Tuve que estar en vela toda esa noche porque mi cerebro no quería apagarse, solo pensar en todas y cada unas de las estupideces que había cometido esa noche, para luego llegar a la escuela con unas ojeras enamores mirando y tratando a todo el mundo peor de lo normal.
Tuve que mirarla cuando me pasó por lado en el comedor. Tuve que rosarla en la cola para tomar mi comida e ir a la mesa. Tuve que salir de ese maldito lugar cuando las ganas de sacarla de ahí y llevarme a cualquier otro lado donde estuviéramos solos para hacerle todas las cosas lascivas que me pasaban por la mente cada que vez que recordaba la intensidad del beso que erróneamente habíamos compartido.
Todo era una mierda.
En cuestión de horas la casa ya estaba llena y en los altavoces sonaba una canción interpretaba por una voz femenina, y su letra no ayudaba en mis intensiones de no pensar nada indebiduo con ninguna rubia.
-Uh, mira quién acaba de llegar -dice Ashton y esto tiene que ser una puta broma.
La puerta está abierta, y a pesar de que nadie más que nosotros han notado su presencia siento como si la música hubiera desaparecido y todo el mundo hubiera parado de bailar solo para verla a ella entrar.
Pero no, poca gente se ha girado a ver quién llegó porque cada uno está en su mundo. Ella no viene sola, la acompaña todo su grupo, y para mí sorpresa también Kaitlin.
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¿Y si te llego a querer?
RomanceRebecca Mitchell es una chica que a simple vista te puede parecer dulce e inocente pero bien se dice que no se puede juzgar a un libro por su portada, y ella es un claro ejemplo de eso. Orgullosa, preciosa, de carácter hermético y tal vez un poquito...