Capítulo 27.
Nathan.
No sé en qué momento exacto fue que ocurrió, ni tampoco que fue lo que me dio el valor para hacerlo. Quería atribuirselo a la adrenalina de haber enfrentado uno de mis demonios ayer, porque sino, no sabía porque lo había hecho.
Me di cuenta de que corte el problema de raíz, en vez de ir desaciendolo parte por parte, hasta llegar al centro, llegar a ella. No sabía si lo había hecho bien, tal vez debí hacer primero lo que me estaba rondando por la cabeza desde anoche, pero de todas formas lo hecho, hecho está y no hay vuelta atrás.
Estaba en un momento de mi vida donde por alguna razón había dejado el orgullo a un lado y había comenzado a pensar con la cabeza fría, no se que fue lo que me llevo a ello, o tal vez si lo sabía pero aún era demasiado estúpido para darme cuenta. Corté con Audrey, algo que era necesario desde hace mucho tiempo, ella era el núcleo de mis problemas, pero aún me faltaba la parte más difícil: intentar arreglar las cosas con el chico que estaba frente a mi.
Noshua tenía mucha virtudes, de eso estaba consciente, pero también demasiado defectos, uno de ellos era su incapacidad para afrontar los problemas, y otro más grande, uno que ambos compartíamos, no alejar la toxiquidad de nosotros solo porque ya estábamos acostumbrados a ella. Y eso era una mierda.
Ya hacía un año de todo el problema, no era suficiente tiempo como para que yo lo perdonara ¿Pero que otra opción me quedaba? Noshua era mi hermano, mi amigo, era parte de mi. Y sentía tanta rabia, pero tanta rabia al darme cuenta que el no valoro ese vínculo, lo dañó sin siquiera parpadear. Dos hermanos nunca deberían maltratarse tanto, ni física ni mentalmente, nunca como lo habíamos hecho nosotros.
Acababa de entrar a su habitación sin avisar, fue un impulso el querer entrar aquí y soltar todo lo que tenía atorado, de frente a él que estaba en el borde la cama, con los codos sobre los muslos, mirándome atento con esos ojos que heredó de nuestro padre, con un par de bolsas oscuras en la parte inferior, dándome a entender de qué su estado no hacía más que empeorar.
—¿Sabes lo que más me molesta de todo? —cuestione, atreviendome a mirarlo a la cara y botando aire por la nariz, furioso—. Que yo sea el que esté aquí, buscándote y no al revés. Pero no quiero discutir sobre eso ahora, hay cosas más importantes y lo sabes.
Mi hermano ni siquiera se movió, solo me escuchaba atento.
—Tampoco quiero preguntarte por milésima vez porque hiciste lo que hiciste, ni tampoco si en algún momento te pusiste a pensar en lo mucho que eso dañaría nuestra relación de hermanos —comence—. No lo haré, Noshua ¿Sabes por qué? Porque eso deberías respondertelo a ti mismo, no a mí, yo ya no quiero saber nada de eso. Quiero decirte tantas cosas ahora mismo que nisiquiera se por donde empezar, estoy alterado... estoy al borde... a punto de entrar en crisis ¿Cómo se supone que dejas de hablarle a tu propio hermano y puedes vivir en paz con ello? He intentado mucho hacer eso, pero no tengo corazón. Se que soy un hijo de puta, lo he sido contigo, con ella, con todo el mundo, pero si algo valoro y defiendo hasta con los dientes son a las personas que quiero, y a mi familia más, por eso me afecta tanto. Podrías no creeme, tal vez crees que esto es un tipo de manipulación o cualquier mierda que te quieras hacer creer... y se que dije que no hablaría de esto pero es que ¿Acaso no tienes sentimientos? ¿Cómo has podido ser tan cobarde? ¿Cómo es ni siquiera he escuchado una disculpa de tu parte? ¿Un "quiero explicarte las cosas"? Lo llevo esperando desde hace un puto año Noshua, pero ya me cansé, si quieres joder tu vida hazlo, si no quieres hablarme nunca más hazlo, pero piénsalo bien, pon eso por encima de tus estúpidos sentimientos egoístas por una vez. Jamás podré entenderte, no mientras prefieras hundirte antes que tragarte tu orgullo. Eso es ser un cobarde. Eso es ser una mierda, Noshua.
ESTÁS LEYENDO
¿Y si te llego a querer?
RomanceRebecca Mitchell es una chica que a simple vista te puede parecer dulce e inocente pero bien se dice que no se puede juzgar a un libro por su portada, y ella es un claro ejemplo de eso. Orgullosa, preciosa, de carácter hermético y tal vez un poquito...