24. Ojalá

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Capítulo 24.

Nathan.

Lo primero que siento cuando abro los ojos es un martillazo en la cabeza. Claro que no es literalmente. Los ojos me escuesen por alguna razón a pesar de que debo haber dormido más de cinco horas.

Sentía un olor femenino muy pegado a mi y pronto me di cuenta de que estaba casi por completo encima de alguien, y ese alguien me estaba acariciando el cabello con una lentitud que hizo que me quedara dormido de nuevo.

Cuando volví a despertar ya no sentí la caricia, y ahora yo tenía el rostro en el cuello de ella, rodeándole la cintura y una pierna entre los suyas. Institivamente pasee mi nariz por su piel pero no hubo reacción de su parte, supongo que ya se había quedado dormida. Rebecca tenía el rostro tan sereno que ni siquiera parecía la chica busca pleito de siempre.

Me dieron ganas de acariciare el rostro o besarle todo el cuerpo hasta que despierte, pero eso no tendría sentido y tampoco es buena idea. Estoy dispuesto a volverme a dormir cuando la puerta se abre, una cabellera castaña es lo primero que veo seguido de unos ojos iguales a los que tenemos Nashla y yo.

Mamá encuanto me vio despierto abrió los ojos y sonrió, me hizo señas para que saliera del cuarto y con mucho cuidado me desago del agarre de Rebecca saliendo de la cama. Cierro la puerta detrás de mí cuando ya estoy en el pasillo delante de ella.

Mamá vuelve a sonreír.

—¿Quien es ella?

Su tono está lleno de intriga, me sorprende que no se haya dado cuenta de quién es ya que ella ha visto bastante a la rubia. Carraspeo y apoyo mi espalda en la puerta cuando siento un leve mareo.

—Rebecca.

—¿La hermana de Emily?

—Si mamá.

Ella me aparta de la puerta como si no se lo creyera y vuelve a asomarse dentro.

—No sabía que se llevarán tan bien.

Eso es lo más loco. Nosotros no nos llevamos bien y sin encambio ella está aquí porque yo se lo pedí, dormimos abrazados y se preocupo por mi. Es más loco aún las ganas que me dan de tocarla cada vez que la veo.

—Somos amigos.

Mamá no me cree, eso es obvio, pero aún así no inciste.

—Vine hace un rato pero como te vi dormido y tan... cómodo, no te quise molestar —me toca la mejilla con una mano— ¿Cómo te sientes?

—Creo que un poco mejor.

—¿Te apetece tomarte la sopa que te prepare? —pregunta.

Sonrío con una ceja enarcada.

—¿Que preparaste tú o Lucy?

Lucy era nuestra cocinera. Mi mamá sabía que todos estamos conscientes de que cada vez que decía cocinar algo, Lucy siempre ponía su mano en eso, casi siempre terminaba haciendo todo el trabajo y mi mamá solo hacia una que otra cosa no muy relevante. Además conocíamos la deliciosa comida de Lucy y mamá no era muy buena en ese ámbito.

—Yo por supuesto —miente y me echo a reír, mala idea ya que me comienza a doler la cabeza otra vez.

—No quiero dejar a Rebecca sola —respondo su anterior pregunta— ¿Podrías traermela?

Mamá asiente y se da la vuelta lista para hacer lo que le pedí pero entonces se detiene, mirándome de nuevo, solo que su expresión a cambiado.

—¿Estás con esa chica?

¿Y si te llego a querer?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora