La flauta.
El instrumento de Austin comienza a sonar como si fuese un tipo de señal para nosotros. Oír esa melodía me hace sentir dentro de una película, me eriza la piel por completo, significa que el tiempo está corriendo y debemos hacer algo, es ahora o nunca. No sé qué pasará luego de todo este plan tan espontáneo y eso es lo que más me aterra.
Para ese entonces estamos corriendo hacia el patio trasero y la música se sigue escuchando a pesar de que estamos lejos, la canción de Austin nos persigue por toda la Posada.
En el lugar no hay nadie, solo un guardia rondando que poca atención presta ya que se esfuerza por conseguir señal en su celular. Eso nos da la ventaja de ocultarnos detrás de un gran pino y luego correr sin emitir sonido hasta el pozo. Ese maldito lugar al que no quería volver. Mi corazón late desesperado cuando Marco abre la puerta y se queda mirando dentro por unos segundos, sé que se está replanteando entrar a ese espeluznante sitio, yo también lo hago pero si queremos salir de aquí debemos hacer ese sacrificio. Ha sido fácil llegar hasta aquí, las cámaras apagadas y los guardias irresponsables nos ayudaron bastante.
Bajo primera, él me sigue. Apenas ponemos un pie ahí dentro el olor nauseabundo penetra nuestras narices y todo el túnel se ilumina para nosotros. Aprieto los ojos cuando veo la puerta al final del pasillo, no quiero que esa imagen vuelva nuevamente a mi cabeza. Pero las voces que se escuchan ahí dentro, como si los muertos hablaran, nos alerta.
Marco toma mi mano y damos pasos pequeños tratando de ser lo más sigilosos posibles. El tiempo pasa y la flauta de Austin sigue sonando pero en cualquier momento la canción llegará a su fin y aún seguimos aquí.
Él camina delante de mí haciéndome de escudo por cualquier cosa que pudiera pasar. Pisamos despacio tratando de averiguar de dónde proviene esa voz, pasamos por diferentes pasadizos que Marco parece conocer bien hasta que a lo lejos, vemos una figura humana y como es obvio, él nos ve también. Corre hasta nosotros pero al llegar, Marco lo golpea tan fuerte que lo tira al suelo. Tapo mi boca tratando de contener un grito mientras Marco golpea a ese hombre que apenas puede defenderse. Se ve como un animal salvaje que ha salido de su jaula. Defiende nuestra libertad a muerte y deja inconsciente a ese hombre, o muerto, jamás lo sabremos.
Tomo su mano empapada en sangre y seguimos hasta llegar a un tubo de agua pero para la sorpresa de Marco, hay una reja cerrada con llave.
―Maldita sea―susurra corriendo a buscar al hombre tirado en el suelo.
Para ese momento, empieza a sonar la alarma y mi cuerpo reacciona al sonido. Tiemblo y rezo porque Marco encuentre la llave. Mi corazón palpita más y más fuerte cuando escucho esos pasos que se acercan corriendo. Veo la sombra a lo lejos y es él. Gracias a Dios que es él.
Prueba cada una de las llaves del llavero en la cerradura mientras la mano le tiembla y se les escurren de los dedos por la sangre hasta que abren y entramos.
El túnel es estrecho. Gateamos en una infinita oscuridad.
―¿Dónde termina esto?
―No lo sé, jamás llegué hasta el final pero creo que afuera―responde Marco agitado.
Gritos se escuchan detrás de nosotros así que nos apresuramos. No podemos perder más tiempo y la famosa luz al final del túnel aparece frente a nosotros. Es la luz de la calle. La calle desierta.
Corremos con el corazón en nuestras gargantas. Nuestras ropas huelen mal y se ensuciaron en el camino pero no nos importa, incluso me sorprende que a Marco no le moleste arruinar sus prendas. Escapar es más importante. Corremos y no paramos de hacerlo por el campo, bajando la maldita cumbre.
Él corre mientras da saltos, la felicidad en su cara es única.
―No puedo creer que esté afuera.
―¿Y ahora qué hacemos?
Seguimos corriendo como nunca hasta que un auto parado frente a nosotros nos interrumpe. Nos alumbra directamente a la cara. ¿Nos han atrapado?
No. Por favor. No.
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Hilos de sangre © ✔️
RomanceCOMPLETA. Cinthia comienza a trabajar en un misterioso hospital psiquiátrico donde conoce al enigmático paciente Marco Ruffo, quién termina por mostrarle las atrocidades que se cometen ahí dentro, y por qué no, también el amor. *** Dispuesta a todo...