Capítulo VIII

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12 de mayo de 1561.
2:30 p.m.

K a t h e r i n e  d e  A u s t r i a .














    La coronación de Charles es más que evidente a este punto ahora que el período de luto a Francis ha concluido. Catherine organiza varios preparativos en el salón del trono, yendo por aquí y por allá, pasándose del presupuesto para demostrarle al pueblo el poder que en algún punto va a adquirir el joven de ojos azules…

    Es algo ridículo a mis ojos y a los de casi toda la corte, incluso al Ministro de Tesoro, excepto la gente superficial que les gusta la idea de que la corona gaste dinero para que todo se vea espectacular.

    Pero ese ya es otro asunto.

    No sé cómo le hizo, pero Lola logró enviarme una carta que presuntamente es inexistente ante los ojos de la media hermana de mi madre, Elizabeth de Inglaterra, lo cual parece ser casi imposible pero Lola no es una mujer que suela mentir.

    Al parecer, su hijo Jean Philipe está grave de salud y las verdaderas intenciones de la reina inglesa salieron a la luz, en otras palabras quiere que Lola le de información sobre Mary como si fuera una amiga contándole un chisme a la otra sobre una tercera, una especie de diplomacia personal según tengo entendido pero la mujer de pelo rizado se niega a colaborar por la lealtad que le tiene a mi prima.

    Envié a uno de mis espías a Inglaterra hace un par de días para infiltrarse en la corte como un sirviente para darle a la ojiazul una medicina que espero le sea de ayuda y luego volver, ya sea con información sobre mi media tía y de su corte o no, esa parte no me importa mucho dado que no sé si de verdad me convenga.

    Que yo sepa Elizabeth sólo está pendiente del reclamo de Mary al trono inglés y de encontrar una forma de seguir gobernando Inglaterra.

    Conozco más a María desde que llegué a Francia o mejor dicho desde que desperté hace poco, pero Elizabeth es una miembro más cercana de mi familia en comparación por lo que prefiero no ser una intermediaria en esos asuntos.

    Hablando de mi prima, la veo desde lejos hablando con Charles, él la está invitando a tomar un puesto de honor en la coronación a pesar de que tener a la viuda del difunto rey en tal evento no sea precisamente bien visto, el más joven sólo tiene la intención de hacerle ver a la gente que su familia sigue siendo amiga de María.

    Lo sé porque lo discutimos anoche, y yo estoy de acuerdo pues me parece una linda forma de honrar a su hermano Francis y el amor que tuvo hacia ella en vida.

    La escocesa sonríe, y ahí supe que aceptó la invitación antes de irse. Cuando ve que estoy en el lugar, ella me saluda y le devuelvo el saludo.

Katherine —oigo que susurra Charles, una costumbre que ha tomado cuando él empieza una conversación conmigo para que no me asuste si él está detrás de mí, algo extraño pero adorable.

¿Sí, Su Majestad? —bromeo con mi más fluido francés volteándome hacia él y estando a punto de darle una digna reverencia, pero él me lo impide como la primera vez que nos vimos desde que desperté.

    Tomándome de ambos hombros para que me enderece.

Sabes que no tienes que inclinarte —me dice con una pequeña sonrisa.

¿Aunque seas el Rey y yo esté en tu corte? —sigo con la broma.

Sí, aún así. Francis no dejaba que te inclinaras ante él por la cercanía que se tenían y digamos que lo nuestro amerita que sigamos con esa costumbre —explica conservando la sonrisa—. Pero eso no es de lo que quería hablarte.

Después del OlvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora