Capítulo XLI

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28 de julio de 1567.
1:33 p.m.
Corte Real de Francia.

K a t h e r i n e  d e  A u s t r i a .













Hola, pequeño, ¿te perdiste? —le pregunto, y el niño asiente ante mi pregunta—. ¿Quién es tu madre, eh? Tal vez la conozca.

Soy André, hijo de Emanuelle —responde.

La... ¿La vidente? —frunzo el ceño.

Sí, ella, eh, señora.

    Recuerdo ese nombre, bastante mejor de lo que creí que lo haría, y eso que no la vi muchas veces después de que la sacaron del calabozo.

    Emanuelle era la bruja que trajo Isa, Charles encerró a su propia hermana junto a ella como castigo de todo lo sucedido con Henri y España para cuando la conocí en ese entonces. Y fue misteriosamente liberada en la misma semana, casi el mismo día de la muerte de Nicole; incluso se quedó en la corte como la vidente oficial, así como alguna vez lo fue ese hombre Nostradamus.

    A quien, a pesar de los recuerdos que recuperé, aún no puedo recordar. Por más que digan que lo conozco desde el primer día.

Quizá podamos encontrarla juntos. Las pelirrojas sabemos cómo encontrarnos entre nosotras —bromeo.

    Camino por la corte con André siguiéndome, y al ver a los nobles en los pasillos inclinándose ante mí se dio cuenta de quién soy en realidad, pero no lo dejé reverenciarse una vez me reconoció como su reina.

    Él es un niño y, la verdad, aún cuando nací como una noble de alto rango, nunca me he acostumbrado a ese protocolo desde que me casé con Charles y me convertí en reina consorte. Han pasado como cuatro o casi cinco años pero esto parece ser algo a lo que nunca me acostumbraré.

Su Majestad, este hombre la ha buscado por todos lados —anuncia Narcisse, abriéndole paso a un mensajero.

Se lo envía la reina Mary —me entrega dos cartas con el sello de mi prima—. Los problemas en Escocia han incrementado y sólo confía en usted.

    He oído bastantes cosas de Mary desde que se casó con Darnley. Claro que su hijo nació, e incluso lo llamó en honor a su medio hermano James, pero desde que nació las mismas fuerzas que la perseguían antes volvieron para destrozarla con su esposo y su suegra como los líderes, y estaban ganando.

    Entonces me enteré de que Darnley murió en una explosión y el mayor sospechoso es Lord Bothwell, a quien vieron estrangulándolo. Hubo un tratado con él y otros nobles para llevar a cabo el asesinato, y todo esto sólo seis meses después de que el pequeño James naciera.

    Oí que mi prima después se casó con Bothwell bajo rito protestante —y sí, de manera pública—, lo que causó una severa decepción en el país aún cuando lo que más querían era la conversión de Mary, y ahora todo el mundo está en su contra. Si me envió no sólo una carta sino dos, debe ser porque la ayuda solicitada ha de ser excesivamente urgente.

    Pero la verdadera cuestión es el porqué de toda esta reacción en cadena.

Muchas gracias, ya tendrás tu recompensa —agradezco sin precedentes, y el hombre se retira.

Katerina, ¿por qué este pequeño está contigo? —pregunta el canciller.

¿Por qué ese hombre es descortés con usted? —inquiere el inocente André—. No se reverenció ni nada.

Después del OlvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora