Epílogo

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24 de enero de 2019.
8:34 a.m.
Bristol, Inglaterra.

K a t h i a  S t e v e n s .











—Y así fue la vida de Katherine Tudor, de nacimiento Katherine de Austria, mejor conocida como Katherine I o Katherine la Visionaria, llamada «la descendiente Tudor» por sus súbditos, no por nada fue nieta de Henry VIII y su primera esposa —concluye el profesor Myers luego de un casi interminable y detallado discurso sobre tal figura histórica antes de revisar su reloj—. Vaya, pero si nos quedan como veintiséis minutos antes de finalizar nuestra clase. Fui muy breve esta vez —comenta sentándose en su escritorio.

    Me tiene que estar jodiendo.

—¿Ésto es ser breve? —inquiero en un susurro con sarcasmo aunque con el ceño fruncido por igual mientras el profesor no me ve, logrando que mi mejor amiga Caroline se ría un poco en voz baja.

    Aunque de hecho, tiene razón. La última vez que tuvimos una clase con él casi no pudimos salir a comer.

    Para los que no entendieron, Katherine de Austria —aunque aquí la conocen más como Katherine Tudor— nació como la sobrina de un rey español que si mal no recuerdo se llamaba Felipe II, sufrió varios asaltos sexuales en su infancia por los primos y enemigos de su padre, causando que su reputación se mancillara y que huyera junto a su mejor amigo —y sirviente, o más bien caballero de compañía— a Francia, donde fundaría una de las redes de espionaje más grandes de la historia —si no fue la más grande— y se casó con un joven rey francés.

    Tuvo una hija con él que con suerte sí vivió cinco años y cuando enviudó se fue a Escocia, pues debido a la caída de Mary I años antes de enviudar logró reclamar el trono escocés.

    Su tío quería usarla para obtener Inglaterra y volver al país católico de nuevo —para así tener más tierras que sólo «el nuevo mundo»—, pero no contó con que su sobrina se «volvería» protestante —pues según el profesor Myers hay pruebas de que nunca lo fue— con tal de probarle a Elizabeth I que no intentaría invadir su país. Para ella conseguir el cariño del pueblo escocés fue bastante difícil, más no le fue imposible considerando que tenía al hermano bastardo de Mary a su lado, con quien dicen que por poco se casa pero yo no lo creo.

    Ella no se casó con nadie más después de Charles, ni siquiera se atrevió a cortejar a otro hombre... que se sepa.

    En fin, luego de un tiempo su tía Elizabeth la nombró su heredera antes de morir debido a la confianza que se tenían, por lo que Katherine obtuvo Inglaterra y así se fundó el Reino Unido. Por desgracia su hermano Aleksander y su cuñada murieron durante un fatídico viaje en barco, dejando a sus tres sobrinos bajo su cuidado, a quienes convirtió en sus herederos luego de morir de cáncer justo como su abuela de quien sacaron su nombre.

    La primera intentó ser igual que ella —a tal punto que se cambió su nombre al de su tía cuando sucedió al trono, siendo así Katherine II— pero no lo logró, su hermano menor causó una hambruna en el país y su último sobrino Ricardo (mejor conocido como Richard) logró restaurar lo que hicieron sus hermanos, sin embargo el nuevo linaje de la Casa Tudor no duró mucho tiempo en el país sino que luego de un par de generaciones más la actual familia real, los Windsor, sucedieron al trono.

    Al parecer esta mujer tuvo más agallas que su propia abuela o que su propia tía Elizabeth, hasta me atrevo a decir que fue más valiente que su ex suegra.

    Sé todo esto no sólo por la clase que acaba de impartir el profesor Myers, sino también porque mi abuelo materno, Steve Stevens, estudió historia en la universidad y siempre le gustó contarme estas historias al igual que a mi madre, pues él considera que el saber el pasado de la humanidad es bastante importante para que nadie nos salga con cuentos. Por suerte el profesor Myers piensa lo mismo y siempre busca cada fuente, sospecho que porque él conoció a mi abuelo cuando estaba estudiando en la universidad.

Después del OlvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora