CAPÍTULO N°11

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Empujé las enormes puertas para darme paso en el salón rojo, el lugar donde usualmente se hacían juicios, sentencias o incluso ejecuciones

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Empujé las enormes puertas para darme paso en el salón rojo, el lugar donde usualmente se hacían juicios, sentencias o incluso ejecuciones. El rey del infierno, Lucius, oficialmente había llegado al palacio tras una larga salida al bosque oscuro, desde luego con un propósito privado para cualquier especie de bajo estatus, con su regreso, él y sus tropas trajeron consigo a un traidor, un rebelde.

Los rebeldes llegaron mucho antes que yo, eran demonios que alguna vez pertenecieron a la orden, algunos provenían del sur, otros del norte, este y oeste. Eran de diferentes especies, en su mayoría de rangos altos que un día simplemente comenzaron a desertar, de pronto ya no obedecieron a la corona, le dieron la espalda y decidieron no ser parte de ningún eje para finalmente formar su propia legión. Se ocultaron en los espesos bosques, aquellos donde muchas veces ni siquiera las mismas tropas del rey se atrevían a entrar. Cubrieron muy bien todo rastro y, de un día para otro, comenzaron a sabotear a los diferentes ejércitos, los viajes se volvieron peligrosos, la transportación de suministros eran saqueadas a menudo,  incluso los mismos duques temblaban con la sola idea de salir de sus enormes fortalezas para rendir devoción a su soberano. 

Las emboscadas se hicieron cada vez más frecuentes y en muchas ocasiones se llevaron a jefes de escuadrones, incluso llegaron a robar grecos para sobornar a otros líderes que hoy en día se escoden entre los tantos súbditos del rey, fingiendo ser su fieles seguidores para evitar perder la cabeza o ser presas de torturas inimaginables con tal de sacarles información valiosa sobre los traidores.

Caminé por el enorme espacio y me dirigí hasta uno de los tantos palcos en medio de un total bullicio, en el lugar habían varios soldados, Vlias, hembras de casta y hasta algunos sirvientes del palacio. Muchos hablaban entre si, otros se mantenían en completo silencio y solo algunos se carcajeaban en su propio círculo social sobre el espectáculo que de seguro se venía.

Me abrí paso en la fila de la servidumbre, junto a las chicas del aseo y algunas otras de la cocina, Brie se encontraba entre ellas, estaba atenta y totalmente quieta en su lugar, pero al divisarme elevó las manos y me hizo señas para que me sentara junto a ella, tomé mi espacio a su lado e inmediatamente ella se apegó más a mí para tomar mi brazo con temor. 

— ¿Es un rebelde? — Preguntó nerviosa, había olvidado lo sensible que se ponía en este tipo de situaciones.

Asentí sin dejar de observar discretamente todos los alrededores de la sala, transcurrió toda una semana y no había visto ni un solo día a Bhal, después de nuestro inconveniente... Simplemente desapareció. 

— Será su juicio, prepárate para posiblemente ver su castigo en persona.

Ella se aferró a mi brazo un poco atemorizada, si fuera por mi me encargaría personalmente de sacarla de aquí, sin embargo, si el mismo rey ordenaba a todos estar presentes en este tipo de ejecuciones solo nos quedaba obedecer y ver lo que él llamaba "la función del día". 

INFERNUM:Llamas Ardientes. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora