— Solo póntela, no es una petición, es una jodida orden.
La mirada de Bhal se endureció mientras permanecía parado en frente de mí, hice lo posible por mantener la calma, respiré profundo aferrándome a la tela blanca pero aquella rabia y desdén que había provocado en mi simplemente no podía pasarla por alto, ni si quiera el nudo que se hizo en mi garganta, esta vez no, ni esta, ni las de antes, ni las que fueran a venir después, no iba a permitírselo.
— ¡A la mierda tus malditas órdenes! — solté con un grito enfrentándolo — ¡¿A caso crees que no sé lo que esto significa?!
Bhal caminó hasta su escritorio y se apoyó en el borde de la mesa, su mirada se oscureció, pero no dejó de verme ni un solo instante.
— Sé muy bien que conoces el significado del brazalete, Selene, pero no el porqué es importante que lo lleves. Así estarás segura, como las otras.
— ¡¡No, no, no!! —cubrí mi rostro con las manos temblorosas — ¡No te atrevas a compararme con las mujeres con las que acuestas Bhal!
Él ladeó la cabeza soltando un resoplido.
— No lo hago— habló firme y apretando la mandíbula— jamás lo haría. Esas mujeres obedecen, Selene, a ti te fascina llevarme la jodida contraria siempre, incluso ahora, cuando te digo que tu maldita seguridad está en riesgo.
— ¡¡Mentira!! — me puse de pie y caminé hasta él ajustando nuevamente la tela a mi cuerpo — Tú me estas marcando como si fuera ganado, ¡imbécil! — empujé su pecho haciendo que él se removiera un poco, esto hizo que algunos mechones de su cabello volviesen a caer por su frente.
Mi respiración era agitada, mi pecho subía y bajaba, mi corazón tambaleaba con una extraña sensación y sentía un nudo en la garganta, como si tuviera algo atorado que no me dejaba tragar la salvia espesa en mi boca. Mi vista se dirigió hasta mi muñeca, donde estaba el brazalete rojo, apreté los labios con impotencia e inhalé profundamente, me negué mentalmente a soltar mis lágrimas, aun cuando amenazaban con desbordarse en cualquier segundo.
Se me estaba complicando demasiado poder controlarme, mis impulsos por destrozar todo a mi alcance, incluyéndolo, eran enromes, abismales. Me sentía tan usada, marcada con algo tan vergonzoso que me daba la misma posición de todas las mujeres con las que él se acostó, ¿Así era la manera en cómo me protegería?, no. Prefería mil veces correr el riesgo, salir ahí afuera y pender de un hilo mil veces que pisar mi propia dignidad aceptando algo como esto.
Después de unos segundos en completo silencio, con él a pocos centímetros de mí, con su imponente presencia y su respiración tranquila chocando contra mi frente, me atreví una vez más elevar el rostro y encararlo frunciendo ambas cejas decidida, decida a terminar con esto, solo tendría una pregunta para Bhal, y su respuesta sería decisiva. Él era un príncipe, estaba tan acostumbrado a que el resto hiciera las cosas a su total deseo, a que se arrastraran por sus pies y lo obedecieran sin emitir un solo juicio, pero yo jamás le daría lo que tanto ansiaba de mí, sumisión.
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INFERNUM:Llamas Ardientes.
FantasyCuando Selene terminó con su vida creyó que todo había llegado a su fin, sin embargo, alma fue comprada en el infierno y entregada como símbolo de burla a las crueles manos del príncipe demonio más temido del averno, Bhal. Él repudia a la raza human...