CAPÍTULO N° 10

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Definitivamente él quería morir

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Definitivamente él quería morir.

Primero había jugado conmigo y ahora se metía descaradamente en mi habitación y exigía respuestas que no eran de su incumbencia, hace apenas media hora estaba besuqueándose con Alexa y ahora estaba aquí buscando deliberadamente una discusión.

Lo que Bhal no sabía era que yo estaba todavía más preparada, todo el tiempo que me había pasado ignorándolo había pensado mentalmente para el momento en el que tuviéramos que cruzar palabra, memoricé cada línea que escupiría en su patético rostro, pero ahora y en esta posición, se me estaba complicando el plan o mejor dicho, mis nervios me estaban engañando.

Empujé su pecho desnudo con fuerza y me aparte sin darle importancia. Comencé a soltar mi cabello observándome a mí misma en mi peinador. Bhal se quedó en aquella esquina con la mueca neutra.

— ¿Y eso a ti qué te importa? — comenté mirándolo a través del espejo.

Apretó la mandíbula y caminó hasta mi nuevamente, se puso a mis espaldas y mostró una sonrisa de suficiencia.

— Eres mi jodida esclava, Selene, cuando te requiera tu debes estar ahí. No hagas que te busque como ahora, ¿Entendiste? — su pregunta era definitivamente una amenaza, desde luego, no le temía, ¿De cuándo aquí el me requería con tanta urgencia?

— Si bien recuerdo, Bhal — voltee y ambos quedamos frente a frente — dijiste que era una inútil humana que no podría siquiera servirte una copa de vino, ¿A caso ahora el inútil eres tú? — le mostré la misma sonrisa que él me había lanzado hace unos momentos.

Se tensó un poco, parecía muy molesto e irritado, ¿Qué merengues le había hecho yo?

Apretó los puños a los lados de su cuerpo y acercó su rostro al mío, nuestros labios casi se tocaron y aquel acto provocó que la sangre en mis venas comenzaran a fluir con más velocidad lo cual del mismo modo hizo que mi pecho empezara a perder su ritmo lento, aun así me obligué a mantenerme firme.

Nos miramos retantes por unos segundos, esperando que uno cediera y al ver que nadie lo hacía él habló:

— No cruces la jodida línea.

Fruncí el ceño comenzando a irritarme.

Puse mi dedo índice en su mejilla y aparté su rostro del mío despectivamente rodando los ojos.

— Ese fuiste tú, tú y tu tonta apuesta...

Él se enderezó mientras yo caminé hasta mi armario, Bhal comenzó a arreglar algunos mechones de su cabello en el espejo sin quitarme el ojo de encima.

Comencé a buscar algo cómodo para dormir y de pronto él soltó una risa de burla que llamó mi atención.

— ¿No me dirás que sigues molesta por eso o sí?

INFERNUM:Llamas Ardientes. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora