Cuando Selene terminó con su vida creyó que todo había llegado a su fin, sin embargo, alma fue comprada en el infierno y entregada como símbolo de burla a las crueles manos del príncipe demonio más temido del averno, Bhal.
Él repudia a la raza human...
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— ¿Y eso a ti qué te importa? — escupí haciéndome paso.
Él me siguió irritado, y antes de que cruzara el marco de piedra me empujó contra ella y me encerró entre su brazos inclinándose un poco más. Su respiración era agitada y molesta, sus ojos destilaban rabia pura y su quijada se apretaba tan fuerte que marcaba sus facciones demoniacas a la perfección ¿Cómo podía lucir tan temible y sexi a la vez?
Debes concentrarte, Selene, no querrás que limpie el suelo contigo como ya lo hizo con tu orgullo, ¿O sí?
Lo miré retante y sin bajar la cabeza, no iba a dejar que me intimidara, no pensaba darle ese poder sobre mí, ¿A caso pensaba que con fruncirme el ceño iba a lograr atemorizarme?, pues estaba muy equivocado porque no se la iba a poner nada fácil.
— ¿Cuánto durará ésta rabia tuya?
Su pregunta hizo que me hirviera la sangre, mi mano inquieta quiso golpear ese atractivo rostro y hacer que tomara su distancia de mí, ¿Esto era un maldito juego para él?
— La rabia contra ti la llevó desde el día en el que te vi por primera vez, Bhal, no te creas la gran cosa, ¿Te queda claro? — aseguré con el tono más seco y frio que pude expresar.
Él arrugó la frente no muy satisfecho.
— Tampoco eres mi persona favorita, Selene, eso puedes tenerlo por seguro, mucho menos voy a justificar mis acciones porque para empezar no hay razón para hacerlo. Creí que entendías muy bien el cómo se manejaban las cosas conmigo, así que no entiendo ese berrinche tuyo.
— ¿Berrinche? — sonreí sin gracia y luego empujé su pecho harta de él — no lo haces con una y luego te vas follar con otra, Bhal, ¡Eres un imbécil!
Sujetó mis muñecas con fuerza y continuó observándome inexpresivo y distante. Chasqueó la lengua tratando de controlar sus impulsos lo cual me sorprendió pues a estas alturas eso era realmente sorprendente en alguien como él.
— No diría que me la follé, Selene, solo solicité su servicio para quitarme un poco de estrés.
— ¿Y se podría saber el motivo de tu estrés?
Él dibujó una sonrisa en sus comisuras y me miró fijamente.
— ¿Desde cuándo te importo tanto?
— Desde nunca. — respondí firme — nunca me haz importado y nunca vas a importarme, Bhal, solo eres un egoísta de mierda que piensa en si mismo, ¿Por qué malgastaría mi tiempo en un demonio como tú?
Él asintió arqueando la ceja con diversión.
— Entonces ya somos dos. Soy tu amo y tú mi esclava, que nos atraigamos sexualmente no significa nada más que eso, sexo, placer y toda esa mierda, como quieras llamarlo. Eso no significa que tengamos que preocuparnos el uno por el otro entonces no termino de comprender porqué rayos de pronto me prohíbes tomar lo que ya me ofreciste.
