— No te ves muy bien, Selene.
Miré de reojo a Brie mientras ella quitaba algunas botellas vacías de alcohol de la enorme y circular mesa hecha en base de jade rojo. Ambas habíamos estado buen tiempo en uno de los tantos salones de descanso, con la misteriosa ausencia del rey y la salida del príncipe bastardo a tierras fronterizas, algunos soldados aprovecharon en disfrutar un poco y se relajaron bebiendo y disfrutando de algunas chicas de bajo estatus del harem. Así que no tuve más opción que acompañarla a limpiar el desastre que habían hecho, Brie tenía su propio encanto así que no podría faltar el imbécil que se atreviera a sobrepasarse con ella.
— No lo estoy... — aseguré soltando un ligero resoplido y continúe jugueteando con dos de mis dagas, estaba atenta por si debía clavársela en alguien.
— Tienes unas ojeras enormes, ¿Dormiste lo suficiente?
— De hecho estos días no he pegado el ojo...
Después de lo sucedido con Tielo, no pude evitar ponerme en alerta tras la primera noche, cada vez que me desvestía, peinaba, comía o me atrevía a dormir sentía que él estaba ahí, observándome atento y listo para atacarme por la espalda cuando menos lo esperara. La idea de que aun estaba en el castillo merodeando a gusto y disfrutando de lujos y placeres me inquietaba. Cada ruido e incluso el misero soplido del viento golpeando mi ventana me alteraba, esto no era para nada sano, el insomnio y el poco entrenamiento como consecuencia me estaba debilitando con cada día que pasaba.
Incluso el hambre se me había quitado y el estómago comenzaba a dolerme. Desde la llegada de ese animal mis días se pusieron de patas arriba, solo deseaba fervientemente que el rey decidiera volver de una maldita vez solo para enviarlo nuevamente a alguna punta de las cuatro fronteras para que su presencia dejara de atormentarme tanto.
— ¿Quieres que te prepare algunas tartas de frambuesa?
Brie me sonrió con delicadeza mientras acomodaba algunas vasijas desparramadas por las mesillas de adorno. Negué con amabilidad y me reincorporé sobre mi silla de mala gana.
— No, gracias, no tengo apetito.
Ella asintió y continuó con lo suyo.
— ¿Haz sabido algo de Bhal? — pregunté discretamente mientras revisaba el filo de mis dos armas.
Tras nuestro pleitito en la sala de entrenamiento el muy idiota se marchó sin decir ni una sola palabra. Varios días de espera y parecían meses, ¿A dónde es que se había ido?, casi siempre hacia esto, se esfumaba por días y luego aparecía tan fresco como una lechuga para continuar siendo un idiota. ¿A caso tenía un escondite?, ¿O solo iba a pasársela bien por ahí evadiendo sus responsabilidades?, me inclinaba más por mi segunda opción pues la última vez que nos habíamos visto, estaba que echaba humos por la orejas, poco más y podría haber visto sus cuernos, de hecho, muchos decían que daba más miedo en su forma demoniaca, aunque nunca lo pude confirmar, apenas si dejaba ver sus alas.
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INFERNUM:Llamas Ardientes.
FantasyCuando Selene terminó con su vida creyó que todo había llegado a su fin, sin embargo, alma fue comprada en el infierno y entregada como símbolo de burla a las crueles manos del príncipe demonio más temido del averno, Bhal. Él repudia a la raza human...