CAPÍTULO N°1

13.3K 970 174
                                    

Los Cordus eran bestias hechas de lodo y huesos de animales salvajes de todo tipo, debido a la mezcla no solo eran ágiles o veloces sino también dificiles de domar y aun peor ordenar, sin embargo, para el rey, solo eran escorias más a la cuales po...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Los Cordus eran bestias hechas de lodo y huesos de animales salvajes de todo tipo, debido a la mezcla no solo eran ágiles o veloces sino también dificiles de domar y aun peor ordenar, sin embargo, para el rey, solo eran escorias más a la cuales podía someter. Hizo a uno de ellos su lacayo y lo utilizó como un cartero, llevaba cartas de suma importancia a los marqueses del abismo hasta que esa bestia lo traicionó y se llevó consigo una misiva que al parecer era de suma importancia.

El rey nos dio la orden de capturarlo, hace semanas habíamos logrado encontrar información clave, varias fuentes confirmaron que habían visto al Cordus merodeando en lugares aglomerados y característicos, había pedido ayuda a otro demonio para esconderse y que este mismo solía frecuentar un club exclusivo, los gorkos sabían más de estos lugares y fácilmente podían detectar a extraños, gracias a Bhal y su numerito de macho pecho peludo, la pista que teníamos sobre su posible paradero se fue a la mierda.

— ¿No deberías estar buscando al cordus con Bhal? — preguntó Tielo al otro lado de la habitación.

Él era un demonio de alta categoría, era un cazador de esencias angelicales. Le encantaba torturar almas puras, no por nada se le dio tal rol en el infierno, era por mucho lo peor del infierno, si tuviera que escoger entre quién odiaba más en este lugar definitivamente sería Tielo, como le encantaba ser una piedra en mi zapato.

Bebía de su copa de vino mientras descansaba su cuerpo sobre el enorme sofa de la sala. Yo estaba en medio, justo al pie de la enorme mesa de madera negra con grietas doradas, tenía un enorme mapa cara a cara, marcaba con una equis en los lugares y clubes en los que ya había buscando, esa bestia se estaba escondiendo muy bien y ni el rastreo de Bhal podía ayudarnos, ¿Qué tipo de demonio lo ocultaba al punto de que podía cubrir perfectamente su esencia?

— Bhal jodió mis planes, como siempre — mascullé marcando en circulos los próximos destinos de búsqueda.

Su risa resonó en toda la estancia haciendo eco, escuché cómo se puso de pie y cómo caminó después por toda la sala, de pronto, se puso detras de mí y me encerró contra la mesa, tenía su pecho pegado a mi espalda, sus manos a los costados de mis caderas y su quijada sobre mi hombro. Sus cadenas con dijes de espinas afiliadas raspaban mi piel.

Su respiración golpeó mi oreja, rodé los ojos y lo empujé con mi hombro para que se alejara, él en cambio se apegó con más fuerza. Su cabello rubio era corto, su piel morena y unos ojos dorados lo caracterizaban, tenía demasiadas amantes y a veces yo recibía una invitación para complacerlo.

Desde luego él no era para nada mi tipo y jamás lo sería.

— Pobre humana, el rey no estará contento sabiendo que una escoria anda suelto por ahí con una misiva muy importante que debía ser entregada a su marquez de alta confianza.

— Basta de juegos Tielo, sé perfectamente que no estará feliz, no necesito que me lo recuerdes y me sermonees.

Se mofó y se alejó de golpe.

INFERNUM:Llamas Ardientes. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora