CAPÍTULO N°20

10.7K 1K 398
                                    

Narrado por Bhal 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Narrado por Bhal 

Lunas enteras sin dormir y días completos cabalgando por los senderos rojos, sin descanso, sin un solo segundo para tomar un respiro. Atento, siempre alerta y siguiendo el plan que yo mismo había elaborado para asegurar un rescate victorioso. El fuerte viento que jamás perdonó, que  sopló y caló los huesos de mi soldados, todos novatos, recién iniciados bajo mi mando, temerosos, nerviosos pero tambien ansiosos por blandir sus espadas en el cuerpo de rebeldes. 

El sudor que bajó por mi frente, la tensión que sintieron mis músculos y el peso de mi armadura. El fuerte palpitar del corazón de Paidra, mi único y fiel caballo y el sonido de sus herraduras marcando el paso que guió a toda una tropa hacia uno de los tantos enfrentamientos con el mismo enemigo. El que nunca desaparecía, el que se escondía tras los bosques oscuros y guardaba su seguridad tras las miles de trampas que rodeaban su fortaleza y lo mantenían seguro como una cobarde rata, como una alimaña que nunca se dignó en mostrar su rostro pero si sus intenciones, tomar la corona. 

Noches de guerra, mi espada clavándose en sus cuerpos, una y otra y otra y otra jodida vez. El grito furioso de gloria al final y el momento de silencio por los caídos, por aquellos que empuñaron sus armas por primera y última vez, pero que cerraron los ojos llevándose consigo honor y el eterno respeto de su príncipe por entregar su devoción y fidelidad máxima a la orden del único soberano del inframundo, el rey... mi padre. 

El odio y la furia carcomiendo desde mis entrañas, la sed de venganza, la sed de más sangre y la impotencia por no poder cortar al rival de raíz. La fuertes ganas de seguir aniquilando, de seguir abatiendo cuerpos y destruir todo a mi paso...todo aquello fue reemplazado por un insaciable deseo, uno que irónicamente involucraba a cierta mujer, una de carácter indomable y con la esencia de toda una fiera, una fiera sexi y desde luego pelirroja. 

Antes habría llegado de combate, me hubiera dado una larga ducha, habría follado con hembras de casta y me habría ahogado en alcohol por días, pero ahora... el incontrolable deseo que sentía por ella, por esa fiera humana a la cual le fascinaba llevarme la contraria me había jugado mal. Guió mis pasos hacía su delicada esencia y a través de los pasillos, ignorando la bienvenida de las demás tropas enardecidas por la victoria que una vez más les había dado. Debí haber buscado el reconocimiento para asegurar aun más mi futura posición, pero lo primero que hice fue buscarla a ella.

Busqué sus ojos, azules claros, aun más claros que el mismo mar, las hebras de su cabello cual vivo fuego, un desliz por aquellos finos hilos con mis dedos y sentía como si estuvieran quemando mi piel, pero desde luego nada comparado con el sabor de sus labios, con el fuerte impacto que provocaba tan solo ese roce contra el mío. 

Ella no lo sabía, de hecho jamás lo haría, jamás sabría que su beso fue la recompensa que yo mismo me atreví a tomar por el triunfo en secreto. 

INFERNUM:Llamas Ardientes. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora