CAPÍTULO N° 8

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Había un asqueroso olor a sitro, una planta sanativa que realmente era muy apestosa pero también muy efectiva para tratar casos de envenenamiento

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Había un asqueroso olor a sitro, una planta sanativa que realmente era muy apestosa pero también muy efectiva para tratar casos de envenenamiento.

Abrí los ojos lentamente, mis facciones se arrugaron con disgusto ante el aroma tan insoportable, estaba en mi habitación, tendida en mi cama y cubierta por algunas sábanas blancas. Mi mano se dirigió por instinto hacia mi cuello y quité la planta olorosa de mi piel parq la lanzarla lo más lejos que posible.

Me reincorporé sin prisa e inspeccioné a mi alrededor, las ventanas estaban abiertas, había un refrescante viento que agitaba las cortinas de par en par y pequeños rayos de sol se metían sigilosamente en mi alcoba.

Hice mi cabello a un lado ante el estorbo pues lo tenía suelto y quité las sábanas de encima de mi cuerpo, ¿Cuánto había dormido?,  ¿Cómo había llegado hasta aquí?, ¿Dónde rayos estaba Bhal?

La puerta se abrió y por ella se dio paso una sonriente Brie, se veía bella como siempre y traía una charola con lo que al parecer portaba un poco de agua y algo de comida.
Su sonrisa se ánimo aun más cuando me vio.

— ¡Ya despertaste! — chilló emocionada, dejó la bandeja sobre mi escritorio y corrió a darme un fuerte abrazo que no tardé en corresponder.

Solté un quejido de dolor que al instante la inquietó y la se puso atenta por lo que me examinó con temor.

— ¿Aun te duele? — preguntó curiosa.

— Para nada — mentí — solo estoy un poco debíl — sonreí.

Brie volvió a emocionarse, parecía una niña, aunque ambas éramos totalmente diferentes, la veía como si fuera mi hermana.

— Ya se te pasará, te envenenaron, aunque el veneno de los impuros es el más bajo de todos y duerme a los demonios por buen tiempo, a los humanos  puede llegar a desintegrarlos desde adentro, tardarás en recuperarte. Suerte que Bhal estaba cerca.

Rodé los ojos con tan solo haberme mencionado su nombre, aun seguía molesta con ese imbécil, su deliberada relajación casi me costó la existencia.

— ¿Y dónde esta ese animal? — husmeé sentándome sobre la cama, aun no me sentía bien del todo pero percibía que ya había dormido lo suficiente.

Brie se acomodó a mi lado y lo pensó algunos segundos.

— Bueno... Llevaste dormida dos días, Bhal se la pasó muy bien en todo ese tiempo, de hecho, tuvo mucha compañía, especialmente por las noches — nuestras muecas fueron de asco — El rey no ha vuelto aun, casi nada pasó mientras dormías, puedes estar tranquila — aseguró.

Así que el rey no había vuelto, ¿Podría ser que las cosas se complicaron en la frontera?, como sea, al menos estaría tranquila hasta su llegada, necesitaba un buen descanso, comer y más que todo una ducha con urgencia, todavía tenía sangre reseca en mi piel y ese asqueroso olor a sitro era horrible, quería quitármelo cuanto antes.

INFERNUM:Llamas Ardientes. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora