CAPÍTULO N° 14

9.2K 1K 282
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Maldito animal.

Si tuviera una lista negra, Bhal ocuparía el primer puesto sin duda alguna.

¿Qué sabía yo de seducir?

Digo, ¿Debía agitar el cabello?, Quizá sonreír más y pestañar seguido?

Ese era mi concepto de seducir y tan solo imaginarme haciéndo eso con un ángel caído me aterraba. Era humana pero eso tampoco me aseguraba que él fuera a quedarse prendido de mi al instante.

Me preguntaba de qué categoría era, de saberlo tendría al menos el tiempo de idear un plan mejor, a estas alturas solo tenía dos armas que debía pensar muy bien en como usarlas a mi favor, la daga oculta en mi cabello y el vestido rojo que traía puesto con su escote desde luego bien pronunciado. Bien, iría por mi segunda opción, la daga pensaba guardarla para clavársela en el pecho a Bhal después. 

Aunque si era un ángel de alto rango no tendría más opción que usarla, de ser así estaba perdida, no tendría oportunidad, eran de los más difíciles de tratar, de aquellos que sufrieron más con su perdida de estatus y desde luego, de aquellos que más resentimiento tenían, no solo por los demonios del infierno sino también muy probablemente por la raza humana...

Si lo pensaba bien, estando en su lugar yo también odiaría el amor que un día me condenó y me arrebató todo lo que conocía, odiaría todo lo que tuviera que ver con lo que dio origen a mi condena eterna. 

Caminé hasta la barra, por medio de varías mesas de ángeles y entre comentarios en su mayoría asquerosos y pedantes. Algunos halagos iban directo a mi trasero y otras palabras de desprecio directamente a mi raza, no les di mucha importancia, después de todo, si bien algunos nos odiaban, estaban los otros que continuaban deseando a nuestra especie. 

Mientras avanzaba, hice lo posible por tratar de dominar los tacones, parecía que caminaba en la cuerda floja y que en cualquier momento iba a caer llevándome conmigo una pierna rota, ahora me lo pensaría dos veces antes de burlarme de Alexa, desde luego esto también tenía su riesgo y eso que ella solía usar unos del doble de altitud.  

El ángel se había dado la vuelta en cuanto me había visto salir de la sala vip, era obvio que sentía mi esencia acercándose a la suya, la debía de conocer mejor que cualquier otra, fue evidente gracias a su reacción pues sus músculos se tensaron y de inmediato me lanzó una mirada sigilosa de reojo que luego quitó cuando se percató que estaba pocos pasos de él.

Me detuve por unos segundos y aproveché para tomar aire, sacar una sonrisa y porqué no, acomodar mi escote. Mi acercamiento debía ser certero y parecer de lo más casual, no podía lanzarme al éxito como lo hacia Katrien porque lo más seguro era que saldría perdiendo, así que primero debía jugar un plan maestro y llamar su atención, aunque pensándolo bien, el idiota de Bhal ya se había encargado de eso. 

INFERNUM:Llamas Ardientes. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora