Narrado por Bhal
Caminé por cada pasillo hasta llegar al piso superior de la realeza, pasé por cada guardia con toda libertad como antes lo hacía y nadie, ni uno solo de aquellos soldados se atrevió a detenerme o cuestionarme, el rey me despojó de mi título, mis tropas y mayores privilegios, pero aun así hubo solo una cosa que no pudo arrebatarme, que por más que quiso, que por más que lo intentó con todas sus malditas fuerzas, jamás pudo hacerlo y eso, fue lealtad que el jodido infierno me tuvo y va a tenerme aun cuando tome lo que me pertenece.
Formé una sonrisa de lado ahogándome en mi propia satisfacción mientras me dirigía hacia el final del pasillo, donde se encontraban sus aposentos, donde solía divertirse a solas y ver el mundo que gobernaba desde las sombras, a salvo y a costa de la seguridad que desde luego yo le proporcionaba y que él desvergonzadamente solía negar, por que sí, yo aceptaba que fui y que sigo siendo un maldito soberbio pero él nunca, por más que lo intente, podrá contradecir el hecho de que yo soy y seré, el mejor gobernante de este averno.
Me detuve frente a su puerta, la cual estaba egocéntricamente bañada en oro y adornada con piedras preciosas, las abrí de par en par y me di pasó en el ostentoso lugar, los techos dorados y de ellos colgando candelabros con diamantes, las columnas blancas y adornadas en sus al rededores con figuras talladas en forma de serpientes, el suelo tal cual un mismo espejo reflejando cada silueta que se atrevía a caminar por sus encimas y por si fuera poco, las telas trasparentes más costosas que colgaban por los cuatro puntos de su alcoba.
El silencio era sepulcral, solo se oía el choque de aquellos incontables diamantes por lo que me adentré aun más haciendo las telas a un lado, a medida que iba acercándome pude divisarlo en el fondo, junto a su escritorio y sentando en su imponente sillón favorito. Él estaba ahí, tan rejalado y despreocupado como siempre, ignorando el hecho de que su reino estaba lleno de incertidumbre por sus terribles decisiones de quitarme mi herencia y dársela a un bastardo, un completo desconocido que nació y fue criado fuera de las fronteras como si fuera todo un traidor. Parecía que dormía plácidamente pero solo era un engaño, él casi nunca podía conciliar el sueño, quizá era por eso que todo el tiempo andaba de malas y siendo un grano en culo para mí.
ESTÁS LEYENDO
INFERNUM:Llamas Ardientes.
FantasyCuando Selene terminó con su vida creyó que todo había llegado a su fin, sin embargo, alma fue comprada en el infierno y entregada como símbolo de burla a las crueles manos del príncipe demonio más temido del averno, Bhal. Él repudia a la raza human...