La última Voluntad

249 26 0
                                    


The witch that asks the mirror every night
Gasping, beside herself with anger
Continuously mutters curse words
Blood wells up as she takes in the night
'Mirror, oh, mirror – Who is the world's most foolish?'
蜜纏いし白の姫君 ~Snow White~- Hatsuki Yura

Parte 1: Rose Rouge.

Capítulo 1: La última Voluntad

—¡Otra vez!—dijo Neige con una enorme sonrisa en el rostro, aplaudiendo suavemente una vez que la música guardó silencio.

Vil curvó los labios, mostrando en su juvenil y hermoso rostro, una sonrisa tan brillante como el sol. Acto seguido, se inclinó suavemente, simulando un vestido. Se quedó mirando a su compañero de baile y conforme los segundos pasaban, frunció el ceño.

—¿No me vas a invitar?—preguntó, irguiéndose y colocando las manos en la cintura—, ¡Qué descortés de tu parte!

Neige abrió levemente los ojos y alzó ambas manos, negando con suavidad. Se apresuró a ofrecer su mano mientras también se inclinaba.

—Lo lamento—se disculpó con una voz llena de alegría y vitalidad—, creí que esta vez nuevamente me ibas a guiar.

—Ya sabes lo suficiente para tomar el papel del caballero—contestó Vil, aceptando la invitación.

Así, los músicos acomodaron sus instrumentos, Neige colocó la mano en la cintura de Vil y la danza comenzó nuevamente.

Neige LeBlanche era un chico de contextura menuda y altura media, de cabellos negros como el ónix. En sus labios había un suave tinte rosáceo que le entregaba un aspecto tan adorable como el de un petirrojo y sus brillosos ojos maderosos daban una sensación de paz a quien mirase. Por otro lado estaba Vil Schoenheit, mucho más alto, rubio y de ojos violetas, con una expresión siempre elegante, como si hubiese nacido para ser perfecto. Pero había algo que ambos compartían: el hermoso color de su suave piel, blanca y lisa.

Ambos vivían en el palacio de sus padres, ubicados en un reino no muy grande, pero próspero y rico, que antaño sufrió los estragos de la guerra. Una guerra nefasta, cruel y sanguinaria que dejó a ambos hermanos desprovistos de sus padres, los reyes de Lazulia.

Podría decirse que no todo era perfecto en la vida de sus padres tampoco. Al momento de nacer, la madre de Vil dio su último suspiro, dejando a su pequeño solo con su padre. El rey de Lazulia, desesperado por la muerte de su amada, decidió olvidar su dolor en los brazos de otra doncella, como si apagar la llama de un amor sincero con el ardor de la carne fuese suficiente para sanar el corazón. Así nació Neige, casi al onceavo mes de la muerte de la madre de Vil.

A pesar de que aquel amorío parecía ser esporádico y desechable, el rey y la nueva reina entablaron una profunda conexión y una hermosa familia se gestó en el palacio, invadida por la alegría de dos niños maravillosos que heredaron el apellido de sus madres. No habían peleas, no existía el rencor, las tardes eran de juegos y cuentos, los días libres de comidas en el enorme jardín del palacio y así, el rey sanó su corazón con la estabilidad de una familia duradera.

En ningún momento de su vida, Vil se sintió apartado. Ambos hermanos se trataban como tal, la palabra "hermanastro" jamás fue pronunciada y Amelia LeBlanche, la madre de Neige, trataba a Vil como su propio hijo. No había nada que quebrara la estabilidad de aquel cuento de hadas perfecto hasta que, inevitablemente, la codicia de los humanos tocó el corazón de su padre.

Primero fue una campaña para conquistar reinos vecinos, luego fueron otras cuantas más y así, el hermoso rostro del rey se fue llenando de cicatrices y de la sombra de la muerte. La reina, preocupada por el destino de su único amor, rogaba que se quedara con ellos, rememorando los viejos tiempos, antes de que los hijos se convirtieran en caballeros y quizás tuviesen que partir a las terribles guerras también. El rey solo esbozaba una sonrisa y se dirigía a la habitación de sus retoños, viendo que ya no eran los pequeños que revoloteaban por los pasillos jugando a "El Príncipe y el Dragón".

Corona de Sangre [RookVil TWISTED WONDERLAND]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora