Negro y espeso

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Capítulo 15: Negro y espeso.

—Madre, hoy el maestro nos contó sobre una enfermedad... Estábamos viendo enfermedades de Alma y nos contó sobre una—mencionó un joven Vil, de no más de diez años.

La hermosa Reina, una mujer de piel blanca y cabellos negros, acarició el cabello de Vil y colocó uno de sus mechones rubios tras su pequeña oreja.

Vil había sido un niño demasiado hermoso desde muy pequeño. La Reina siempre se lo decía al ver que su pequeño combinaba las ropas por sí mismo, peinaba sus cabellos y a veces, jugaba con su maquillaje. La Reina estaba orgullosa de él, era tanto el amor que le tenía a su niño que, a pesar de no ser su madre biológica, daría la vida por él.

—¿Qué te contó? —preguntó la Reina, cerrando el libro de cuentos que le había estado leyendo: Vil era algo grande para ese tipo de cosas, pero secretamente seguía deseando los cuentos antes de dormir.

Vil curvó las finas cejas y su rostro expresó la elegancia del miedo.

—Madre, nos dijo que algunas personas enfermaban del Alma y comenzaban a producir blot.

La Reina abrió los ojos levemente para luego fruncir el entrecejo. Eso era algo muy delicado para contarle a un niño, sin embargo, Vil era alguien con mucha madurez, a pesar de su edad.

—Sí, es una enfermedad algo cruel. Una persona puede comenzar a producir blot por muchas razones: miedo, soledad, envidia... Tú sabes que todos tenemos energía mágica en nuestro interior y esta se irá agotando a medida que esos malos sentimientos y sensaciones se vayan apropiando de tu corazón. Es una sustancia negra que comienza a crearse alrededor de la persona que padece la enfermedad. Puede afectarnos a todos, pero alguien rodeado de afecto, compañía y comprensión, es difícil que produzca blot. Un exceso de blot produce algo llamado overblot y consume la energía mágica del alma de quien la padece. Lleva a la muerte en muchos casos, pero siempre hay esperanzas de sanar a esa persona.

Vil apretó en sus pequeñas manos el borde de las mantas y tragó con angustia.

—¿Qué pasa, corazón?—preguntó con suavidad la Reina, alzando el mentón del niño, acariciándolo con suavidad.

—¿Y si un día enfermo?

La hermosa mujer rió con suavidad y negó.

—Alguien tan hermoso como tú jamás sufrirá de aquel cruel destino, cree en tu madre. Ahora, a dormir.

La hermosa dama besó la frente de su hijo y lo acomodó entre las almohadas y las mantas.

***

Vil despertó. Era el día de su cumpleaños. Su rostro estaba surcado por lágrimas y tenía la boca en extremo seca. Suspiró profundo y se sentó en la cama para limpiar su rostro. Llevó sus dedos a las mejillas para secarlas.

Recordar en un sueño aquella noche le hizo sentir temor. La sombra de la duda había cruzado su cabeza la noche en la que, después de entregarse al placer, había manchado el espejo de negro.

El corazón comenzó a latirle rápido, con ese miedo infantil que sintió esa noche a la que le había preguntado a su madre qué era el blot.

¿Y si él estaba enfermando?

Se mordió los labios mientras miraba algo ido a los pies de la cama. Sus ojos se tornaron y con temor, giró la mano para observar sus dedos.

Negros.

Un vuelco en el estómago le hizo doler el vientre.

Pestañeó un par de veces, sintiéndose de pronto vulnerable, solo y abandonado. Recordaba con claridad cómo su maestro le comentaba que aquella enfermedad no tenía una cura convencional, solo el amor podía curarla. Amor de hermanos, amigos, madre... de un alma gemela.

Corona de Sangre [RookVil TWISTED WONDERLAND]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora