Deseos

57 14 1
                                    


Capítulo 9: Deseos


Rook se encontraba en la cama, mirando el techo, agitado y semidesnudo. El calor de una primavera avanzada hacía que su cuerpo se encontrara exquisitamente tibio.

Hace unas semanas que su Rose Rouge le había besado la mejilla y desde aquella noche, sus fantasías comenzaron a florecer conforme más atrevida se volvía su mente. Primero fueron poemas que guardaba celosamente dentro de un carcaj viejo que tenía en su habitación. Luego fueron pensamientos y escenas inventadas y ahora, fue su cuerpo.

¿En qué momento el cazador comenzó a perder el control?

Sus párpados tiritaron de emoción cuando su mano comenzó a entregarle los motivos de sus suspiros. Tomó aire profundamente, con una boba sonrisa en su rostro, imaginando que lograba ver la espalda desnuda de Vil, dejando entrever el inicio de sus piernas. Tragó para calmar un suspiro sugerente que casi abandonó sus labios. Su cabeza se giró conforme cerraba los ojos. El torrente sanguíneo estaba invadido por los mensajeros de la líbido, irrigando cada parte de su ser, estimulándole con escalofríos de calor, algo contrastante, pero posible gracias a la locura de la excitación.

La sensación electrizante era constante y, tras cada segundo que transcurría, la tormenta parecía más y más fuerte, al punto de que sentía como los músculos se tensaban en contra de su voluntad.

Era de madrugada. Se había despertado agitado de un sueño que no recordaba y la imperiosa necesidad se hizo presente y él no tuvo más remedio que atenderla.

Su mano libre subió a la mejilla que Vil había besado e imaginó que volvía a sentir la sutil humedad de sus labios. Respiró profundo, liberando enseguida un suspiro encantado, completamente entregado a sus deseos.

Su mente estaba invadida de luces, colores, sabores, una mezcla extraña de tantas sensaciones que estaba seguro que nunca se había sentido así al hacer tal acción.

Tuvo la necesidad de oler el perfume de Vil.

Abrió los ojos y dejó un momento su labor de lado. Giró su cabeza y observó el cajón de su mesita de noche en la penumbra. Abrió para buscar en su interior una botellita de agua de rosas que consiguió hace unos días y la roció en su almohada. El elegante aroma se desprendió conforme su cabeza se hundía en las plumas de dicha almohada. Respiró al punto de que sus pulmones no podían llenarse más de aire, disfrutando del sutil toque floral que ahora invadía su habitación.

Continuó silencioso, cumpliendo cada una de sus expectativas, deslizando sus labios uno contra otro, pensando que besaba los de Vil. El olor a rosas le estaba volviendo vulnerable: qué peligroso era y, aún así, se acercaba más y más al abismo.

Recordaba bien haberlo saboreado cuando besó la mano de Vil aquel día en que fue a su habitación a la mitad de la noche. Desde entonces asoció cada rosa a su labios que a veces traían ese tinte rojo que destacaba tan bien con sus ojos y el cabello rubio.

Frunció el ceño, se estaba sonrojando en exceso. Sentía cosquillas en el vientre bajo al punto de que estaba seguro que nunca las había sentido así de intensas.

Era prohibido y profano, esas eran las palabras adecuadas para tal acto. Vil dormía (estaba seguro de ello) y él le estaba dedicando una especie de tributo un tanto... obsceno.

Quizás las cosas estaban yendo demasiado lejos, pero no podía controlarse y quizás, Rook Hunt tampoco quería controlarse.

—...

Comenzó a contener la respiración. El calor se le agolpaba en las mejillas y sentía humedad en exceso en los labios.

De pronto su espalda hizo un movimiento extraño en donde terminó por curvarse, enterrando la cabeza en la almohada con el endiablado olor a rosas. Cerró los ojos con fuerzas, sus manos tiritaron, los músculos se volvieron rígidos.

Corona de Sangre [RookVil TWISTED WONDERLAND]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora