Invitación a lo desconocido

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Capítulo 17: Invitación a lo desconocido

—Y el último toque—dijo su tía, observando a su hermoso sobrino sentado frente al gran espejo de su vestidor—, la corona de tu madre.

La mujer depositó la corona sobre los suaves cabellos peinados, para luego utilizar un palillo y el cabello por sobre ésta, de tal manera que quedara integrada con el delicado peinado de trenzas y laca. Su tía observaba como Vil se ponía de pie ceremonialmente, con esa lentitud que desprendía el aire soberano que emanaba: nacido para ser una Reina. Llevó las manos al pecho y suspiró lentamente: se parecía mucho a la primera esposa de su hermano.

¿Cómo un hombre podía ser tan hermoso?

Vil había maquillado ya su rostro, combinando armoniosamente con el traje de colores violetas profundos, parecidos al del presente de Rook. Hubiese deseado usar eso en cambio de lo que traía encima. Pestañeó con suavidad y se giró hacia su tía, para dedicarle una sonrisa.

En ese momento, se escuchó un golpeteo discreto en la puerta, a lo que Adelaide atendió enseguida. El mayordomo se presentó y luego de dedicar una reverencia, anunció:

—Los invitados están llegando, la fiesta comenzará dada su presencia, Su Majestad.

—Gracias—murmuró Vil suavemente, mientras caminaba hacia el tocador para colocarse su perfume característico—, bajaré enseguida.

—Te dejaremos solo un momento—dijo la amorosa tía, tomando una de las manos de su sobrino—, estás hermoso el día de hoy. Incluso creo sentir una chispa diferente en tus ojos que te hace lucir más esplendoroso aún. Espero que cosas buenas ocurran en tu vida, mi niño.

Vil sonrió genuinamente, sintiendo algo cálido en el pecho que se extendió como agua tibia cayendo por la espalda. La sonrisa permaneció en el rostro incluso después de que las mujeres se fueran de su habitación y lo dejaran a solas.

Se giró para mirarse al espejo y cerciorarse de su flamante silueta recortada en la superficie de plata. Se llevó una mano al pecho y acarició con suavidad sobre su corazón.

La melancolía le invadió de una forma repentina al ver como una de las pequeñas piedras que decoraba su corona soltaba un destello. Se había sentido solo, pero la piel aún sensible del cuello le indicaba que quizás ya nunca más lo estaría: ¿El cazador estaría dispuesto a permanecer a su lado para siempre?

"Para siempre es mucho tiempo." Resonó en la habitación.

Nuevamente la voz de Vil nacía desde el espejo. Vil tenía la mirada fija en su reflejo, consciente de que quizás el tiempo transcurría más rápido de lo que su consciencia captaba. Su ceño se fue frunciendo ligeramente hasta que su expresión había tomado un tinte serio.

¿Por qué quería que Rook se quedara para siempre a su lado?

"¿No es obvio?" dijo la voz de Vil en su mente, sabiendo que el espejo le hablaba. "Estás enamorado".

Los ojos de Vil se abrieron, produciendo que sus pupilas se contrajeran. Caer en la cuenta de tal verdad era un tanto fuerte quizá. Él no debería considerar ese tipo de relaciones, más en su su posición. Tenía muchas cosas que mantener a raya, entre ellas, su vida privada.

Descendió la cabeza y miró la perfecta alfombra bajo sus pies. Ahora un suave dolor se situó bajo la palma posada en su pecho.

Un violín resonó lejano, seguido del resto de instrumentos afinándose. Sacudió la cabeza en un movimiento elegante y respiró hondo.

Antes de salir para dirigirse a la fiesta que merecía, se detuvo una última vez a mirar al espejo y habló con autoridad.

—Rook y yo tenemos algo que no tiene nombre.

Corona de Sangre [RookVil TWISTED WONDERLAND]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora