Hermoso Delirio

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Capítulo 20: Hermoso Delirio

Rook caminaba por un invernadero oscuro, sin luz lunar ni estrellas pintadas en los cielos nocturnos.

A su alrededor, crecían flores que emanaban olores dulces, embriagantes, flores de colores intensos y pétalos notorios, incluso algunas tenían bayas carnosas de un morado profundo.

Se acercó a una de ellas y alzó su mano desnuda para tocar aquel fruto tentador, sin embargo se detuvo a pocos centímetros.

—Atropa Belladonna—se dijo, entrecerrando los ojos.

—¿No la vas a probar?—preguntó Vil a sus espaldas.

Rook se giró levemente, lo suficiente para ver a Vil sobre el hombro. Le dedicó una sonrisa sincera para finalmente voltearse por completo.

Rose Rouge—murmuró el cazador, observando atentamente los ojos violeta de su acompañante, sintiéndose atraído por ellos.

Vil descendió la cabeza para mostrarle una canasta llena de manzanas, flores y de aquellas enigmáticas bayas. Rook centró su atención en ellas y reconoció varias de esas flores: cicuta, estramonio, lirio del valle, acónito y por supuesto, belladonna.

—Es un regalo—mencionó Vil, con una seriedad mortal, mirando su arreglo como si fuese una joya oculta—, pero puedo compartirte un poco.

—Vil, ¿A quién le darás este presente?

El Rey sonrió y de la canasta, comenzó a gotear un espeso líquido negro.

Las ropas de Vil comenzaron a teñirse de negro, hasta convertirse en una figura de luto, pálida y ojerosa, incluso su vibrante cabello se veía apagado. La canasta cayó de sus manos y las flores rebotaron en el suelo de ónix, las manzanas salieron rodando y una de ellas chocó con el pie izquierdo de Rook. Él se agachó para tomarla entre sus dedos y luego buscó la mirada muerta de Vil. Sus labios ya no eran rojos y aquello inquietó a Rook.

—No Vil—negó mientras se agachaba para recoger una de las bayas y reventarla en sus dedos—, tus labios siempre deben ser rojos.

Acercó sus pulgares y tiñó con el tenue color de la baya los labios de Vil, marcando un camino rojizo. Acto seguido, se acercó a besarlo.

Era dulce, un maldito sabor embriagante. Abrazó a Vil por la cintura, manchando sus ropajes blancos con la tinta oscura que lo cubría.

Vil se separó un momento del cazador para depositarle una baya en los labios, la cual Rook saboreo. Sintió como el jugoso líquido retorcía su lengua.

Manchó su piel con líquido negro y con la peligrosa tinta de la belladonna.

Era un sueño.

La lluvia ya se había detenido. Rook dormía de espaldas y sus ojos verdes se prendaron al techo de la cabaña. A su lado, Vil se había volteado. En algún momento habían dejado de abrazarse.

Llevó ambas manos a los ojos y los restregó con la palma, sintiendo como la lengua dentro de su boca seca se retorcía, recordando el amargo sabor de la belladona. Se incorporó para sentarse en la cama y sacar a flote las imágenes que aún quedaban frescas en su mente.

Un sueño extraño, naturalmente.

Giró su cabeza hacia Vil y se permitió observar su espalda desnuda y recorrer la columna vertebral hasta la espalda baja, la cual estaba oculta por las mantas.

Decidió levantarse, desnudo como estaba.

Fue por una jarra de agua para servirse un poco y beber, intentando olvidar la sensación molesta en su lengua. Se quedó unos instantes observando a Vil, quien respiraba apacible, relajado y profundamente dormido. Sonrió lentamente y luego atenuó la expresión, recordando el día donde le habían entregado aquella carta que decía "Atropa Belladonna".

Corona de Sangre [RookVil TWISTED WONDERLAND]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora