El desliz de tus dedos.

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Capítulo 16. El desliz de tus dedos.

Vil se encontraba sentado en su cama, tranquilo, vestido con prendas suaves y nada pomposas. Se había dado un baño previo a prepararse para la fiesta de su cumpleaños.

Había decidido que Adelaide le vistiese con un traje que fue hecho especialmente para ese día. Nada que Vil realmente mirase con mucha emoción. Estaba más inquieto por la visita de Rook.

Miraba el reloj de bolsillo en su mano constantemente. Las manecillas marcaban el pulso del tiempo conforme pasaban los segundos, faltaba poco para las cuatro de la tarde y Vil estaba seguro de que Rook llegaría justo a la hora precisa.

Soltó un suave suspiro de impaciencia, cerrando el reloj y dejándolo a un lado. Estaba algo somnoliento, el baño le había relajado. Comenzó a pensar en cómo había pasado el tiempo, tenía la sensación de haber envejecido más de la cuenta en poco tiempo. El pensamiento le hizo fruncir levemente el ceño, a la par que giraba la cabeza y se centraba en el paisaje que la ventana le otorgaba.

Neige estuvo animado durante el almuerzo que compartieron con su tía. La dama había visitado a sus sobrinos junto a su familia, sin embargo, el primo de Vil fue llevado con las sirvientas para que su madre pudiese disfrutar de la comida sin interrupciones. Vil estaba contento de verla nuevamente, le recordaba a su padre. La mujer pidió a Vil si podía ayudar a prepararlo para la fiesta junto a Adelaide, a lo que él accedió.

Un suave golpe en la puerta le hizo salir de sus pensamientos con un sobresalto de emoción. Se puso de pie y caminó pausado hacia la entrada, intentando no parecer demasiado ansioso. Antes de girar el picaporte, respiró un par de veces y atenuó la sonrisa.

—Rook—murmuró, abriendo sus ojos después de haber pestañeado—, ¿Has...?

Sus ojos quedaron abiertos por un tiempo al ver la enorme caja con diseños de encaje en los brazos de Rook. Soltó una suave risa y se apartó de la entrada para que Rook pudiese entrar.

—Vil—saludó Rook, una vez que el Rey cerrara la puerta—, he traído tu presente conmigo. Permíteme por favor ayudarte con él.

Vil se apoyó en la puerta y le regaló una sonrisa a Rook, tan elegante, que el cazador no pudo evitar también contagiarse con esa demostración de complacencia. Rook llevó la caja rectangular algo plana a la cama y le señaló a su compañero que la abriera.

—¿Por qué la caja es tan grande? ¿No te han visto llegar con esto aquí?—preguntó Vil, colocando sus dedos sobre los diseños en relieve que adornaban el presente.

—Solo algunas personas—declaró Rook con alegría—, pero no es algo que importe, lo que realmente anhelo es ver tus mejillas sonrojadas al abrirlo.

Vil le miró con cierto desconcierto, pero para saber de lo que hablaba, decidió abrir la caja.

En su interior se encontraba algo envuelto en un delicado papel borgoña. Curioso, tomó uno de los extremos para desenvolver el contenido hasta que se encontró con una tela parecida al terciopelo. Al terminar de apartar el papel, pudo tomar la prenda entre sus manos y quitarla de su envoltorio.

Sus brazos se alzaron sobre la cabeza, estirando el traje frente a él para poder observarlo. Era una especie de kimono (aunque realmente no lo era) morado oscuro, con un diseño floral en las mangas bordado en hilos dorados. Por dentro estaba revestido con una seda roja profunda con un patrón también floral. La tela era exquisitamente fina y la longitud era tal que incluso superaba su esbelta estatura.

Nunca había recibido algo de ese estilo. Por supuesto que nadie le entregaría ropa poco tradicional para su reino, menos algo que lucía más bien como una especie de vestido. Su mirada se desprendió de su presente para fijarla en Rook.

Corona de Sangre [RookVil TWISTED WONDERLAND]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora