Corona de Sangre [RookVil TWISTED WONDERLAND]

Hasta que la muerte nos separe

Capítulo 22: Hasta que la muerte los separe.

—Estoy nervioso—confesó Neige en el carruaje.

Neige iba vestido como todo un príncipe: un traje militar elegante con una banda azul atravesando su pecho. Sobre sus negros cabellos descansaba una corona de oro que combinaba perfectamente con los detalles dorados de su vestimenta. Sus manos enguantadas en blanco se entrelazaban entre sí, mientras él observaba por la ventanilla del carruaje el pasar de las calles adornadas y sus habitantes quienes recibían el transporte con saludos y aplausos.

—Es normal, es un día muy importante, Neige—dijo Vil sin mirarlo, sentado al frente, revisando una última vez el discurso que debía dar luego—, para algo los ensayos, cosa que no quisiste hacer.

—No me regañes, si ensayé los votos—dijo Neige, sonriendo con cierta culpa—, es más divertido si es todo espontáneo, ¡Creas momentos hermosos para guardar!

Vil asintió y Neige atenuó su sonrisa. Acto seguido, su mano derecha se dirigió hacia el discurso de Vil y se lo quitó lentamente.

—Vil, hermano mío, por favor mírame.

Los ojos amatista de Vil se fijaron en los de Neige.

Vil vestía tan glorioso, que parecía una especie de ser etéreo, tan increíblemente hermoso que era difícil llegar a comprender la idea de que alguien así existiese. Los modistas habían preparado el traje militar también para él, sin embargo Vil decidió usar algo más... propio de él.

Por unos días, Vil pensó en utilizar el traje que Rook le había regalado para su cumpleaños, pero el estilo no combinaba por completo con los arreglos florales blancos que Neige había pedido para Fleur. Entonces pensó en un vestido de su madre. Secretamente lo tenía en su habitación y de vez en cuando lo sacaba para ver como la falda se arrastraba por la alfombra de su habitación, incluso alguna vez intentó colocárselo, pero el pecho le quedaba extraño por obvias razones.

Entonces pidió a sus modistas que diseñaran un traje inspirado en ese vestido.

Es así como Vil traía a un costado una enorme capa que arrastraría por todo el camino, como si él fuese la verdadera novia, a pesar de que el día de su boda, nadie debía lucir más sublime que la misma novia: a Vil no le importaba.

Sus cabellos estaban recogidos nuevamente alrededor de la corona de su madre. Algunos mechones caían ondeados a los costados de su rostro, dándole un aspecto delicado, más con la delgadez de su cuello que se destacaba con la tela negra de la camisa. Un traje de tonos morados oscuros y detalles blancos y dorados eran acompañados con esa flamante capa que iba en degradé de negro a rosa oscuro desde sus hombros hasta sus pies. No era un vestido, pero la impotente presencia de aquella capa hacía que la figura de Vil se viese estilizada, más que con un vestido.

—¿Qué ocurre Neige?—preguntó Vil con suavidad, mirando a su hermano atentamente.

—¿Podrías por un día, solo un día, dejar de ser tan estricto contigo mismo?—pidió el Príncipe, sonriéndole a su hermano—, no importa si el discurso no sale bien, no importa si ocurre un error. Es un día feliz para mí y quiero que me acompañes en mi felicidad. Por favor Vil.

—No me pidas que no haga las cosas bien.

—No, no quise decir eso—rectificó Neige, tomando la mano izquierda de Vil entre las suyas enguantadas. Se acomodó en su lugar y rió suave—, ¿No creíste que llegaría este día? He de confesar que creí que tú te casarías primero. Rezo todos los días para que alguna doncella se gane tu corazón. No quiero que estés solo, no quiero que no conozcas la dicha de...