Capítulo 4: La daga
—¡Conejo!—exclamó Neige con cierto resquemor.
Vil frunció el ceño mirando intensamente a Neige. Negó con suavidad y continuó con su plato. Después de comer un trozo de carne de res en salsa de setas, se limpió la boca y habló:
—Si no quieres, no comas.
Neige tenía un especial aprecio por los animales, más si eran pequeños y herbívoros. Le gustaba mirar las ardillas en el patio, las aves posarse sobre las piletas y los conejos eran su debilidad.
—Siento mucha pena cuando hay conejo para almorzar, hay tantos otros animales...
—No seas tonto—Vil continuó con su plato, esta vez probando las papas junto a la salsa—, ¿Qué diferencia tiene un ciervo de un conejo? Ambos entregaron su vida para alimentarte.
Neige tomó un trozo de ciervo marinado a regañadientes y lo depositó en su plato. A pesar de que no le gustaba el hecho de que hubiese muerto por él, debía admitir que le agradaba el sabor de la carne. Soltó un pequeño suspiro y comenzó a comer.
Al parecer la caza había sido productiva.
Hace días que no tenían diversidad de carnes en la mesa. Ernest había dejado al resto de los cazadores sin un líder el tiempo que estuvo enfermo y no tenían la experticia que el anciano sí tenía. Al parecer su nieto era tan diestro como él lo era en el arte de la caza.
—¿Cómo te fue anoche con Fleur?
—Bien—Neige se animó al escuchar el nombre de la joven—, bailamos como me enseñaste y no me equivoqué en ningún paso. Probamos bayas rojas con crema batida y chocolate. También tocó una canción para mí.
—¿La acompañaste con algún instrumento?
—No, pero canté.
Vil le miró algo sorprendido: cantar.
Neige cantaba particularmente bien, tan bien que muchas veces los sirvientes se detenían a escuchar al joven príncipe, sin embargo, desde la muerte de sus padres había dejado las clases de canto. Pocas veces lo hacía: a veces en navidad, a veces para alguna otra ocasión especial.
Vil alzó las cejas luego de inspeccionar el sonrojo de Neige.
—Deberías volver a retomar tus cla...
En ese preciso instante, alguien interrumpió el comedor.
El chico de cabellos lila que Vil había observado el día anterior había dado un enorme portazo y agitado se apoyó en la puerta.
—¡Mierda!—exclamó con los ojos cerrados.
Llevaba una jardinera algo sucia con tierra y un tirante caído. Debajo una camisa escocesa color rojo estaba arrugada, con la cinta del cuello en cualquier lugar menos el cuello. El cabello no estaba en mejores condiciones que su ropa y aún llevaba puesto los guantes de jardinería.
Vil apenas escuchó el improperio se levantó del asiento.
—¿Qué haces tú aquí? ¿Esa es forma de expresarse?
El joven abrió los ojos como platos, tanto que estaban desorbitados. Como si un rayo le hubiese dado, llevó ambas manos a la boca y la ocultó, dejando caer su sombrero de paja.
—N-no Su Majestad, lo lamento—el chico parecía realmente apenado. Estaba tan rojo como una manzana y apretaba los labios al punto de que se volvían incoloros—Hum... disculpe, yo, ¿Puedo quedarme un momento aquí?
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Corona de Sangre [RookVil TWISTED WONDERLAND]
Fanfiction[Reboot del cuento Snow White con ciertas modificaciones en trama y ambientado en época similar a la victoriana] [SLOW BURN] Vil Schoenheit es el hermoso rey de Lazulia, un reino sumido en la paz después de años de guerra. Su querido hermano, Neige...