Simple y complicado || InoAoi

12.- Viejos amigos

Volvió a su puesto con una sonrisa y se sentó en la recepción para comenzar a trabajar.

La noche pasó con completa tranquilidad, entrenó un rato, comió su segunda cena, miró una película, jugó en las apps para ejercitar la memoria y conversó con los cuatro lunáticos que aparecieron en el gimnasio durante la noche. Definitivamente era una pérdida de dinero mantener un gimnasio abierto 24/7.

Para cuando llegó su relevo estaba desesperado por irse de ahí, ya no podía más con el aburrimiento. Volvió a su departamento arrastrando los pies, él era de ese tipo de personas que siempre tiene energía, pero un cambio de horario tan brusco lo afectó más de lo que estaba dispuesto a aceptar.

Se dio una larga ducha y se preparó para dormir cuando el recuerdo de Aoi lo asaltó, quería mensajearla, saber que había sido de su vida, muchas cosas podrían haber cambiado luego de ¿7 años? Las ganas por llamarla lo comían por dentro, pero no quería parecer desesperado, aunque ciertamente lo estaba.

Junto con los recuerdos de Aoi, llegaron los de todos los demás, sus días en el instituto, su juventud y un pelirrojo a quien llevaba tiempo queriendo contactar. Volver a ver a la chica de su adolescencia le dio el valor que le faltaba para intentar recuperar una amistad perdida hace mucho, con un poco de nervios extrajo de su billetera un papel arrugado y maltrecho, con un número escrito.

Quizás había cambiado el número, quizás ya ni se acordaba de él. Sin pensarlo mucho le envió una única palabra en un mensaje de texto.

6:50 - Gompanchiro

Se acurruco en su cama bajo las sabanas con todas las intenciones de dormir. Ya se le cerraban los ojos, cuando la respuesta a su mensaje llegó.

7:03 - Inosuke?

Sonrió contento, no lo habían olvidado. Iba a contestarle, pero una llamada entrante de un número desconocido lo distrajo.

- ¿Inosuke? ¿Eres tú?

- ¿¡Quien más!? ¡Pensé que ya te habías olvidado de mí!

- ¡¿Cómo podría?! ¡No puedo creerlo!

- ¿Cómo te va, secuaz? – preguntó con sinceridad, se giró en la cama para quedar acostado de lado y dejó el celular sobre la cabeza sin afirmarlo con las manos, estaba muy cansado.

- Hay tanto por contar... ¿Dónde estás?

- Vivo en Nishio.

- Woaaaa no es tan lejos, pero... ahí fue donde se mudó Aoi ¡Que coincidencia!

- De hecho, me la encontré... - recordaba perfectamente que ella había entrado a la universidad en Nagoya, muy cerca de donde ahora él vivía, siempre tuvo la esperanza de encontrarla.

- ¡Qué casualidad! ¿Entonces ya la conociste?

- ¿A Aoi? Pero... a ella la conocí en el instituto...

- ... ¡Cierto! Que tonto... ¿Y qué es de tu vida?

- Trabajo en un gimnasio – respondió con el pecho inflado, era uno de sus pocos logros.

- Me gustaría que nos reunamos... ¿Cuándo podrías?

- Tenemos que ponernos de acuerdo – de joven nunca fue de los que pensara las cosas, solo actuaba, dejando que su instinto se encargara del resto, pero desde que trabaja y mantiene su propio hogar, ya no puede irse sin más... admite que es duro ser un adulto.

- Yo he tenido meses ocupados ¡Pero siempre hay tiempo para viejos amigos!

- ¿Quizás algún fin de semana?