32.- Resfrío

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Luego de sus tres días como papá a tiempo completo, volvió a su rutina anterior sintiendo un feo peso en el pecho, Aoi tenía razón en que se acostumbraba demasiado rápido a las situaciones y personas agradables.

El fin de semana paso y ya el martes volvía al trabajo sin volver a ver a su familia, Aoi le dijo que estaba demasiado cansada como para hacer algo más y él lo entendía, con su cambio de horario de reemplazo tuvo demasiado trabajo, aun así hablaban a diario. Esos días los aprovecho para  preocuparse de su descuidado departamento y hacer algunos pendientes.

Aquel día volvió un poco más tarde a su departamento por ir a comprar comida de emergencia, llego con la nariz roja por el frio y  dejo las bolsas de sus compras en la entrada mientras se quitaba el polerón, cuando su teléfono comenzó a sonar con la llamada entrante de un numero desconocido.

- ¿Quién habla? – preguntó directamente, odiaba especialmente a los vendedores por teléfono.

- ¿Papá?

- ¿Kyoko? ¿Qué paso? – un extraño sentimiento de preocupación lo embargó. Todo en esa llamada era anormal.

- Mmm, ¿Estas con mamá? – su voz se escuchaba contenida, algo andaba mal.

- No, pero acabo de llegar del trabajo ¿Dónde estas? ¿De qué teléfono estas llamando?

- Sigo en el colegio... es el teléfono de aquí. Mmmm... tenía tu número en mi celular, pero me dijeron que llamara por acá.

- ¿Aoi no paso por ti? – eso sí que era raro, ella jamás dejaría una responsabilidad tan grande como su propia hija, algo andaba terriblemente mal, su corazón comenzó a latir con fuerza.

- No ha venido y la maestra dice que no le avisaron nada... - escuchó un pequeño sollozo ahogado que le partió el corazón ¿Dónde se había metido Aoi? Se preguntaba en segundo plano porque su principal preocupación era rescatar a su hija de la fastidiosa escuela.

- Voy a buscarte ahora – tomo de nuevo el polerón que había dejado colgado hace tan solo un momento, dejando sus compras abandonadas en el piso, salió del departamento dando grandes zancadas.

- Bueno... apresúrate ¿sí? – medio exigió y suplico, estaba asustada - ¿Mamá está bien?

- Si... - susurró luego de tragar con fuerza, ahora corría para conseguir un taxi.

-•-

Saliendo de su departamento consiguió un auto y mientras intentaba llamar a Aoi desesperadamente apuraba al taxista a gritos. Había hablado con ella durante esa misma mañana por mensajes, le había deseado un feliz día... ¿Como pudo desaparecer así? No lo entendía.

Con sus alaridos consiguió que el chofer acelerara a fondo, llegando al colegio de Kyoko solo 25 minutos después. Caminó a paso apresurado hasta la entrada y ella, nada más verlo, corrió a su encuentro y se abrazó a sus piernas con los ojos llorosos.

- Tranquila, vamos a casa – la tomo en brazos para tratar de calmarla y le hizo una pequeña reverencia de disculpa y agradecimiento a la profesora que espero junto a Kyoko alrededor de una hora a que la fueran a buscar, nunca creyó estar tan agradecido con alguien.

Finalmente la cargo todo el camino mientras ella le preguntaba insistentemente que había pasado con su mamá, algo que él también quería saber. Llegaron al departamento y abrió la puerta con la llave extra que le dio Aoi durante los días que fue a cuidar a su hija y que finalmente nunca devolvió.

- ¿Aoi? / ¿Mamá? – preguntaron ambos al aire mientras se descalzaban.

Se concentró en sentir el lugar y pudo detectar a su novia en su habitación - Kyoko ve a cambiarte de ropa – ordeno para ir hasta ella.

Simple y complicado || InoAoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora