Han pasado unos cuantos días desde que le dije a Amie que no la amaba. Y mi estado no mejora, al contrario, con el paso de los días, horas y minutos me voy sintiendo peor, como si cosas con punta me lastimaran por dentro hasta matarme.
¡Dios mío! Cómo fue que llegué a este punto, me siento tan perdido. Lejos de Dios, lejos de Amie, lejos de lo más parecido que tenía a una familia. Estoy solo, y no puedo hacer nada. La única persona que podría estar conmigo es Nilena, y ya no puedo seguir haciéndole esto.
Nilena sufre de depresión grave y le diagnosticaron dependencia emocional, lo supe poco después de estar saliendo con ella. Es por eso que me buscó, por eso estaba todo el día y todos los días conmigo, y ahora no sé cómo hacer para que se vaya. No fue mi intención hacer que dependiera de mí, y ahora ella sufriría también, pero debía ser honesto y directo con alguien por primera vez en mi vida. Así que la llamo.
—¿Aló?— contesta ella
—Nile, ¿Puedes venir a casa?— le digo sin saludar.
—¡Por Dios! Apareciste. Estaba preocupada por ti. Allá voy, espérame— corta sin que pueda decir otra cosa.
Apenas pasan 10 minutos o menos, y escucho la puerta. Debe ser ella. Me levanto de la cama, camino hacia la puerta y le abro.
—Adam, mi amor— se abalanza sobre mi cuello y me abraza quedando de puntillas. Después me ve, toca mi rostro y se detiene a ver el desastre de mi departamento.
—¡Tú casa está patas arriba!— va a la cocina, después a la sala y finalmente contempla mi cama.
—¿Y tú? ¿Qué pasa contigo? Me asustas, cuéntame, no te calles nada— vuelve a verme y toca mis hombros.
Yo retiro sus manos, le doy la espalda y camino hasta la cama para sentarme. Ella me ve y decide seguirme, así que se sienta a mi lado, contemplando el desastre que soy. Me mira con compasión, con amor, toma mi rostro y me mira fijamente. Es hora de que hable.
—Nile...yo...yo...yo...—tartamudeo, no sé exactamente que decirle, tengo miedo de que sea tan frágil que haga alguna locura.
Es diferente alejarme de Amie que de Nile. De alguna forma, elegí ser aborrecible con Amanda porque sé que era la única forma de que se alejara de mí, y aunque sé que le duele y sufre, ella tiene una esperanza mayor, va a estar bien, de eso tengo certeza.
No es lo mismo con Nile, a ella la usé sin si quiera dejarle opción, ella ha creído una mentira que yo le he contado. Su esperanza soy yo, de modo que si me voy, temo por su vida, y no sé si podría vivir con esa culpa. Sin embargo, no puedo seguir mintiéndole, eso sería hacerle más daño.
—...quiero ser honesto contigo, pero no quiero que sufras— le digo mientras tocó su cabello.
—Adam, amor, tranquilo. Yo sé que no me amas, no tienes que decírmelo— se le escapa una lágrima, pero sonríe, como si supiera lo que yo le quiero decir.
—¿En serio?—pregunto desconcertado.
—Sí, lo supe todo el tiempo. Vi como mirabas a Amanda, por eso nunca me agradó. Pero, tú siempre me diste mi lugar de novia, jamás vi que hicieras algo para estar con ella. Así que llegué a la conclusión de que, a pesar que no me amabas habías decidido estar conmigo porque querías. Y eso me bastaba, eso me basta, Adam. Yo...—hace una pausa y respira hondo mientras otra lágrima sale—...no me importa que no me ames como te amo, con que te esfuerces por estar conmigo esta bien.
Me dice mientras se acerca a mí y pone su frente en la mía, tan cerca de mis labios pero sin besarlos. Retiro mi cara de la de ella y prosigo hablando.
—Es que no quiero estar contigo—dejo de verla para ver un punto fijo, me duele mucho hacer esto por segunda vez. Aunque lo que estoy diciendo es verdad.
Sus ojos se abren como platos, creo que eso no se lo esperaba.
—Perdóname, Nile, soy un idiota. El peor de todos, no sé amar a nadie, y no te amo. No mereces estar conmigo. Es mejor que terminemos— esta vez me pongo de pie y frente a ella le digo estas palabras pero sin gritar.
—No, Adam ¡Por favor! ¡No me dejes te lo suplico!— se levanta de la cama y se pone de rodillas sujetando mis tobillos. Sigue llorando.
Me agacho para estar a su altura, levanto su rostro tomando su barbilla y hablo.
—Por favor, Nile. No podemos estar juntos, sé que me entiendes— digo eso, y entonces asiente con la cabeza. Besa mi mejilla, se levanta y sale corriendo, tan fuerte que el impulso hizo que la puerta se cerrara en un ruido estrepitoso.
Se me parte el corazón, pero creo que ella puede entenderme y por eso hizo las cosas más fáciles, solo espero que esté bien y no se le ocurra alguna tontería.
Me dejo caer al suelo, teniendo mi cama como espaldar. Miro hacia a mi alrededor y observo todo, la mesa tiene esquinas que terminan en punta, los lápices que están sobre ella tienen punta, mis zapatillas tienen punta. Todo en mi vida ha sido puntas y puntas, cosas con punta, yo soy una cosa con punta.
Cosas con punta, puntas de indirectas, y puntas que dañan. Yo he sido la peor de todas, la punta que ha dañado a más de una persona, la que ha matado el alma de los que más quiero.
Suena mi celular, es Vane.
—¿Aló?— contesto
—No quería llamarte, estoy muy enojada contigo— me dice en todo frío.
—No sé qué decirte Vane— paso mi mano por mi rostro, realmente no tengo idea de que decir o hacer. Creo que no existe nada que pueda arreglar las cosas.
—"Perdón" estaría bien— ¡Cómo iba a perdonarme! Ni siquiera yo puedo hacerlo. Pero creo que es lo que ella desea escuchar.
—Vane... Perdóname...No puedo explicarlo, no lo entiendo, pero así debe ser, créeme por favor
—Igual ya no importa— su voz cambia, es triste.
La intriga me invade ¿Ocurrió algo malo con Amie? ¿Acaso ella murió por mí culpa? No me perdonaría algo como eso ¡Necesito saber!
—¿Qué quieres decir?—me levanto del suelo.
—Llamo para darte la noticia. Amie está en este mismo instante en un avión camino a Canadá. No quiero que la busques, no quiero que le escribas. Quiero que la dejes ser feliz allá. Es más, si ella llega a buscarte quiero que no le respondas, déjala en paz. Eres el peor error de su vida. Y lo más triste de todo, es que yo fui la culpable de que ella te conociera— antes de que pueda decir algo, continúa.
—¡No digas nada! Solo te aviso que le envié compañía. Tú debes saber quién es, así que supongo que estarás de acuerdo conmigo en que ella estará mejor con él que contigo—corta sin dejarme refutar.
Miro mi celular y me encuentro con los chats de WhatsApp que tenía con Amie, así que decido bloquearla de todas las redes. No lo hago por mí bien, sino por el de ella.
Las palabras de Vane son más punzantes que todas las cosas con punta de mi departamento. Pero ella tiene razón, yo debo dejarla para siempre.
<<Haces mucho daño, ¿Para qué seguir aquí? Mejor hazte daño a ti mismo, pero para siempre>>
Sigo escuchando esa voz que no me deja en paz. ¡Ya es demasiado! Todo esto es mucho más de lo que puedo soportar. Veo a la mesa y entre las cosas con punta encuentro un cuchillo.
<<Vamos, toma ese cuchillo. Acaba con tu dolor>>
Quitaba mi mirada del cuchillo e intentaba ver a Dios "¡Dios mío ayúdame! ¡Ayúdame no me dejes!" Pero al no recibir respuesta y sentir tanto peso en mi corazón, lo tomo y corro en dirección a la terraza.
<<No perdió el tiempo. ¿Ves? Ella no te amaba, ya hasta está con otro. ¿Cómo podía amar a una persona como tú? Alguien que lástima, alguien que mata ¡Mátate! Hazlo, ¡Vamos!>>
Pensar que Amie estaba mejor con alguien más me daba alivio, pero al mismo tiempo me dolía mucho, sentía que mi corazón iba a explotar. Así que sigo subiendo, hasta que llego a la terraza, 25 pisos arriba.
"Señor, perdóname. No logré cambiar, no logré sanar. Perdóname por lastimar a Amie, por lastimar a Nile, a Vane, a los pastores. Perdóname por lastimarte a ti"
Oro en la terraza mientras mis lágrimas se derraman sin piedad, y un fuerte viento sopla sobre mí dejándome en el suelo a solo dos centímetros del precipicio.
"¡PERDÓNAME POR LO QUE VOY A HACER!"
Grito al cielo, y me dispongo a ejecutar mi plan. Pongo mi cuchillo en mi garganta esperando que luego que acabe con mi vida mi cuerpo pueda caer al precipicio, de manera que si quedo vivo pueda morir por completo. Y entonces, me interrumpe una voz detrás de mí.
—Adam, no lo hagas. ¡Por favor, no lo hagas!
Volteo a ver quien es y la imagen de la persona que tengo a varios metros de mí, me intriga lo suficiente como para distraerme de mi intento de suicidio.
Camino unos pasos en dirección a la voz, para ver mejor. Pero, me desplomo cayendo al suelo de la terraza inconsciente. Sosteniendo una de las cosas con punta de mi habitación.¿Quién creen que será la persona que impidió a Adam de suicidarse? Este cap y los de la semana pasada tienen muchos sentimientos de dolor en él, de alguna manera me gustaría que se sientan identificados si alguna vez pasaron por algo similar.
Solo recordemos que no ha dolor tan grande que Dios no pueda aliviar y sanar, así que nunca cometas el error de creer que el suicidio es la solución.
Dios te bendiga...
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Puntas
Teen FictionPuntas, misiles, mejor conocidas como indirectas muy directas. Esta es una historia donde Adam y Amanda, dos enamorados, no pueden expresar sus sentimientos por sus conflictos internos, y la manera que encuentran para hacerlo es por medio de las lla...