Capítulo 7: "La punta del techo"

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Han pasado dos años, dos años de gastos en medicamentos, cuidadores, nebulizadores, visitas al médico a las 12 de la media noche, terapias psicológicas porque el hecho de estar enferma me ha alejado de mis amigos, he faltado mucho a clases y simplemente me siento muy triste, no lo entiendo, creemos en Dios desde siempre, aunque nunca vamos a la iglesia, y realmente no oro mucho.

Sin embargo, esta noche siento que me asfixio, creo que voy a morir, no quiero llamar a mis padres, además no tengo más fuerzas. Solo logro arrastrarme y ¡Ahhh! me caigo de la cama, me pongo de rodillas (en la medida de lo posible) y con las pocas fuerzas que me quedan oro.

"Señor, en ti está el dar vida y quitarla, sanar o no hacerlo. Y yo estoy aquí, confundida, perdida y cansada, no aguanto más está enfermedad. No tengo fuerzas, si he hallado gracia en ti, sáname y yo te serviré por siempre, y si no entonces aunque muera permíteme ir a tus brazos y ya no sufrir más. Yo quisiera quedarme, porque tengo muchos sueños, pero sé que tú voluntad es mejor que la mía, si me salvas, te prometo trazarme sueños en torno a ti, y prometo que aunque vengan dificultades nunca dejaré de amarte. En el nombre de Jesús, Amén"

Termino la oración, un viento apacible inunda mi habitación. Recorre todo el lugar y llega hasta mí, llena mis pulmones, y me hace respirar como nunca antes he respirado. ¡No puedo creerlo! no dejo de llorar, realmente Dios me escuchó.

Desde ese día estuve sana y entonces decidí "Voy a seguir a Jesús de ahora en adelante" entonces un 20 de mayo del 2011 teniendo yo 12 años decidí aceptar a Jesús en mi corazón y empezamos a ir a la iglesia, mi mamá, mi papá, mi hermana Vane y yo. Todos juntos adorando a Dios. Es tan hermoso ese momento.

Pensar que todo empezó desde el momento que hice una oración mirando hacia la punta del techo. No podía ver el cielo, pero el techo no era impedimento para que Dios pudiera escucharme. Él siempre me escucha, lo creo fielmente, así que estoy segura de que hará lo mejor para mí.

Entonces ahora me obsecionan los techos, jajaja, los observo todos, los techos de las casas, de los buses, y obvio, de las iglesias.

Hoy estoy sola en la iglesia mientras la limpio. De vez en cuando me ofrezco para la limpieza de la iglesia, quiero servir a Dios ¡A toda costa! Mientras paso el trapeador canto a todo pulmón "Ante el toque de tu Gloria" miro hacia arriba y veo el techo, y siento que no puede contener la majestad y grandeza de Dios.

"Ante el toque de tu Gloria, no me puedo resistir" canto mientras bailo con el trapeador adorando a Dios, pero en esa hazaña, me caigo ¡Cuando no!

-¡Cuidado!- Me dijo la voz más dulce y a la vez fuerte del planeta.

Yo no puedo ni responder, solo caí en sus brazos por el efecto del trapeador y el baile, y me quedo viendo fijamente sus ojos, color marrón claro, casi como miel, su cabello negro y con copete, tal como en mis cuentos de hadas, piel blanca, y una sonrisa más linda que la del príncipe Erick en "La sirenita" jajaja, soy una romántica sin remedio.

Siempre he querido un principito, y en este momento yo estoy segura de que él es el mío, aunque solo tengo 12 años y no sé nada del amor, pero puedo aprender.

-Ah...eh...yo...

-¡Hey! No tengas miedo, soy Edward, el hijo del pastor. A tus órdenes

¡Ay alguien agarreme porque me desmayo! este chico es lo más lindo que he visto en la vida, ¡Qué cortesía! ¡Qué porte! ¡Qué nobleza! Y además hijo del pastor, no puede ser más perfecto.

-Ahm, yo... Yo soy Amanda- le dije casi entre los dientes, pero mostrándome segura, no quiero que piense que estoy nerviosa (aunque sí lo estoy)

-Hola Amanda, bueno parece que nos veremos mucho últimamente, si necesitas ayuda en algo, solo debes pedirlo, y aquí estaré

-Gracias, es usted muy gentil

-¿Usted? ¿Me viste cara de señor? Deja las formalidades, soy hijo del pastor pero eso no me hace más importante que los demás, no soy un príncipe o algo así

¡Sí que lo eres! el príncipe más apuesto del mundo.

Edward y yo no hablamos mucho, el es el hijo del pastor y yo solo miembro de la iglesia. Claro está que yo tengo más conocimiento de Dios que él (con toda humildad lo digo) desde que conocí a Jesús me dispuse a buscar de Él en su palabra y oración, y sé muchas cosas, a diferencia de Edward que no podía decir si el libro de Habacuc se encontraba en el antiguo o nuevo testamento, es más, creo que incluso no tiene idea de que el libro de Habacuc existe jajaja. Pero igual eso no me importa, estoy dispuesta a enseñarle teología de ser necesario cuando nos casemos y tengamos 4 hijos y un perro ¡Amén!

Yo tengo la certeza de que él es el amor de mi vida, aunque hablamos poco, yo conozco más de él que cualquier persona. Yo sé que tiene heridas del pasado que nunca resolvió, sé que podía mostrar una faceta de persona súper fuerte y graciosa pero que en realidad por dentro estaba triste, lo veo en sus ojos, quiero ayudarlo, pero tengo mucho miedo de ser rechazada. Así que solo lo he amado en silencio, lo cual me hace sentir cobarde.

-Amanda, ¿quieres inscribirte en el grupo de arte?

Había un grupo de arte en la iglesia, hacían teatros, musicales, coreografías, cantos, poemas, era fantástico. Pero yo tenía mucho miedo, aunque amaba bailar yo ya tenía antecedentes con el asma, no sabía que si iba a poder.

-Por favor Amanda, necesitamos una bailarina para un papel en la obra de teatro. ¿Qué dices?

-Edward, me halaga que me tomes en cuenta pero...yo no sé bailar, ni actuar, mucho menos cantar- Todo eso era mentira. Canto desde los 6 años, amo la actuación (aunque nunca he estado en una obra de teatro) y nunca he bailado en público, pero sí me gusta hacerlo. Sin embargo, no quería ser avergonzada.

-Vamos, te he visto bailar mientras limpias, también te he oído cantar, y debo decir que es muy lindo lo que haces. Vamos, mientras yo toco la guitarra tu cantas ¿Sí?

Él empieza a tocar la linda melodía de "Precioso Jesús" y yo tengo pánico, todos los chicos del grupo me miran, incluso Edward, y yo comienzo a cantar ¡Es ahora o nunca!

"Al contemplar, tu obra en la cruz, tanto amor derramado, y todo por mí"

Cierro mis ojos, me veo danzando con Jesús y me suelto en la adoración

"Precioso Jesús, mi redentor, amado Señor, eres todo para mí. Te adoraré, cada día de mi vida, no puedo vivir, si no estás junto a mí"

Y cuando abro mis ojos, todos me miran con asombro y aplauden.

Resultó que ese día entre al equipo de arte, ya yo tengo 15 años, solo canto, porque bailar aún me da mucha vergüenza.

Debo decir que ha sido una de las mejores cosas que me ha pasado en la vida, cantar junto a Edward, mientras miraba la punta del techo. ¿Qué podría salir mal?

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