Capítulo 33: (Parte 1) "Un anillo con punta"

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Cierro mis ojos lo más fuerte que puedo, pero no logro conciliar el sueño. Me muevo de un lado a otro ¿Será el frío? Me levanto de la cama, abro mi cómoda y tomo una frazada gruesa, me arropo y cierro los ojos. ¡Ugh! Ahora tengo calor, me quito la frazada e intento dormir, pero es inútil.

Enojada conmigo misma me pongo de pie y voy al baño. Me paro frente al espejo y me hablo.

—¿Qué te pasa?— me doy una cachetada y luego me quejo del dolor.

—¡Auch! Eso dolió— pero sigo sintiéndome intranquila

—Amanda, sé que han sido muchos cambios en estos dos años y estás nerviosa por volver a Perú, sé que tienes miedo de lo que vaya a pasar, pues no sabes qué pasará con John, ni mucho menos lo que sucederá al ver a Adam, si es que lo ves, porque no sabes nada de él desde que te bloqueó. Así que, tienes motivos de sobra para estar nerviosa, pero, cálmate, después de todo, tu futuro está en manos de Dios— me miro al espejo una vez más, lavo mi rostro y a dormir.

¡Ugh! Sigo sin poder dormir nada. Tomo mi celular, son las 3:00 AM ¡No es posible! Me dispongo a revisar las redes a ver si logro conciliar el sueño.

Veo fotos de Vane, sigue tan linda como siempre, también algunas de mis padres, de algunos hermanos de la iglesia y me doy cuenta que las cosas siguen como las dejé, aunque yo soy la que ha cambiado. Justo cuando estoy apunto de dejar mi celular para dormir veo una recomendación de página "El principito"

¡Qué extraño nombre! Considerando que es muy lindo, de hecho, siempre llamé principito a mí esposo del futuro. Abro la página y me topo con una variedad de poemas, cartas y escritos maravillosos. Algunos felices, otros no tanto, pero todos maravillosos.

"Ojala hubieras escuchado lo que tenía para decirte, ojalá hubieras leído mis pensamientos, ojalá supieras cuánto te amo"

Este escrito me estremeció por completo. Cuando leí estas líneas, me sentí extraña, como si...no, no, no ¡Tonterías! Apago mi celular e intento dormir, y aunque es difícil lo consigo.

Suena mi celular, yo sigo soñolienta. Así que trato de tantear mi cama a ver si encuentro mi celular bajo las sábanas. Listo, aquí está. Contesto.

—¿Aló?— digo recién levantada.

—¡Uy! Parece que alguien no durmió bien anoche. ¿Pasó algo amor?— es John ¡Trágame tierra!

—¿Por qué lo dices?— me levanto de la cama de un salto y trato de poner voz animada.

—Porque te oyes soñolienta y son las 11:00 AM. Algo tarde para que despiertes ¿No crees?

John es muy perfeccionista. Algo que a veces me harta de él. Yo siempre me levanto temprano ¡Qué tiene de malo que esta vez me despierte un poco tarde! Eso no quiere decir que haya pasado algo malo ¿O si?

—No pasó nada amor, solo que el clima frío me tiene con sueño. Pero dime ¿Qué querías decirme?— evado la conversación y le hago una pregunta. Espero que no indague más.

—¿Te gustaría ir a cenar conmigo hoy?—bien, al parecer no lo hará.

—Depende ¿A dónde me llevarás?—digo con picardía.

—Después de dos años sigues siendo una chica difícil jajaja— escucho su risa al otro lado, me gusta cuando no es mandón y se relaja un poco.

—Que aburrida sería la vida sin retos ¿No es cierto?

—Cierto. Así que te llevaré a comer a un lugar muy especial

—¿Y se puede saber dónde?— siempre hace algo especial ¡Clásico de John!

—Es sorpresa, así que ponte linda que paso por ti a las 7 PM.

John es muy lindo conmigo, me tiene consentida. Todas las semanas me lleva a algún lugar en especial, y vamos juntos a la iglesia, me lleva a la universidad, estamos juntos casi todo el tiempo. Así que no tengo de qué quejarme, el único problema es el tema de mis sueños, y de que quiera controlar mi vida en ocasiones, pero creo que no debo preocuparme por eso, por ahora somos novios, no nos vamos a casar, por lo menos no todavía, así que tengo tiempo de ablandarlo un poco.

Llegó la noche, y llevo puesto un vestido rojo de escote en la espalda, tiene pedrería y un lazo en la cintura, tacones rojos, cabello suelto con bucles y estoy lista.

—¡Qué linda te ves mi amor!— dice mientras toma mi mano y me da una vuelta.

—Awww, tú también estás muy guapo— respondo al cumplido.

John tiene una camisa azul celeste con plantón negro y zapatos de vestir negros, no esta con saco ni con tirantes o corbata ¿Qué habrá pasado? De cualquier forma está muy lindo, de hecho más lindo que cuando usa el traje completo. Solo que me parece extraño verlo tan... No lo sé ¿Relajado?

—Bien, ya llegamos— me dice mientras me abre la puerta del auto.

Cuando nos bajamos, me doy cuenta que estamos en la playa, cosa que no había notado porque estaba distante en mis pensamientos, pensando en el nuevo comportamiento de John, en el viaje a Perú, en mi futuro ¡Ay! ¡En tantas cosas!

John se las ingenió para decorar con luces, la playa de noche es bellísima ¡Dios! Y hay una mesita con nuestra cena sobre ella, dos sillas y un grupo musical tocando música clásica a un lado. Todo está tan bonito que siento terror ¿Será lo que estoy pensando?

—Todo esto lo hice para ti—me dice tomando mi mano

—Gracias, que lindo—contesto asustada

—¿Sólo eso dirás?— dice mientras levanta una ceja y me mira fijamente.

—No, no es nada malo, es que... Me dejaste sin palabras, es hermoso— digo escondiendo mi nerviosismo. Es obvio que me dejó sin palabras, pero es porque tengo miedo de sus motivos al traerme a este lugar.

—Jeje, siendo así está bien. Comamos— él saca la silla para mí y me hace que me siente, luego él se sienta frente a mí y comenzamos a cenar.

Yo estoy sin apetito. Algo que también me molesta es que nunca he podido ser realmente sincera con él. No le miento, le digo la verdad a medias, supongo que es porque siempre está señalándome la perfección, y yo no soy perfecta, así que se me hace difícil mostrarme tal cual soy, cosa que no me ocurrió jamás con Adam. ¡Dios! Años sin pensar en ese nombre, y ahora en este momento de angustia me viene al pensamiento, siento que voy a vomitar.

—¿Amanda?

Me devuelve a la tierra la voz de John.

—¿Sí?

—Yo te traje aquí porque tengo algo muy importante que preguntarte. En estos dos años he visto tu comportamiento, he considerado que eres una mujer increíble, y no sólo eso, sino que eres una de las pocas mujeres que podrá con la labor que el Señor me ha encomendado. Mi deseo es que puedas pastorear a mi lado, y tienes talento para eso. Así que quiero saber ¿Te gustaría ser mi esposa?— él extiende una cajita azul oscuro de terciopelo hacia a mí, y los músicos dejan de tocar dejando un silencio ensordecedor.

Me quedo helada. Estoy procesando todo lo que acaba de decir ¿Espera que lo tome como una declaración de amor? Porque más que eso me sonó a un casting de ver quién es la mujer perfecta para la misión. No escuché en ningún momento que dijera que me amara, o que le gusto al menos. Tal vez no es muy bueno con las palabras ¡Que rayos estoy diciendo, es pastor! ¡Claro que es bueno con las palabras! No sé qué pasó, pero no puedo esperar toda la vida para responder.

—¿Y bien?— me mira desconcertado, y con desconfianza deja de extender la cajita y la toma para sí esperando la respuesta.

—Sí, sí quiero— lo digo casi sin poder respirar al momento que sale una lágrima y una sonrisa.

Él me mira y sonríe, vuelve a extender la cajita, y la abre, dejando ver un anillo de diamante con punta, él lo saca y lo coloca en mi dedo anular derecho, como suele hacerse. John cree que lloro de emoción, lo cierto es, que lloro de miedo, tristeza, nerviosismo. ¿Dónde quedan mis sueños de hacer una ONG? A la basura, John no aprueba ese sueño, y seguramente querrá que lo ayude con el suyo. Dios obra por senderos misteriosos, tal vez su plan no es que yo haga eso que anhelo, sino que esté al lado de John para lo que necesite.

Él se levanta de su asiento, y yo también, nos abrazamos, y luego el toma mi rostro, peina los mechones de mi cabello, se acerca a mí, y otra vez esta a punto de besarme.

—¡Qué tarde es! Deberíamos irnos!— lo detengo y camino hacia el auto.

Nunca nos hemos dado un beso en este tiempo de noviazgo, yo siempre lo esquivo porque no he podido lograrlo, siempre con la excusa de que es mi primer novio. Y él lo ha entendido, pero no sé cómo haré el día de la boda.

—¿Será que me besarás algún día?

Me dice con decepción desde su lugar mientras yo estoy de espaldas a él.

—Amor, perdona, sabes que yo no...

Me volteo y hablo, pero él empieza a hacerlo también.

—Sí ya sé, que tú nunca has besado a nadie

Me quedo atónita a su comentario. Jamás le dije que no había besado a nadie, solo le dije que no había tenido novio. Nunca le conté que Adam y yo nos besamos.

—No te preocupes, no tienes que tener miedo. Yo voy a esperar por ti, siempre.

Eso solo hace que me sienta peor, y mis palabras no salen, quiero contarle pero no puedo.

—Te prometo besarte el día de la boda, hasta entonces tenme paciencia ¿sí?— le digo mientras beso su mejilla.

—Ok, tendré paciencia. Vamos, te llevo a casa— me sonríe y me abre la puerta del auto.

Nadie ha dicho nada durante el camino. Yo mientras miro a la ventana, pienso en todo lo vivido estos dos años, miro mi anillo, un diamante con punta, veo al cielo y digo para mí "¡Todo estará bien!" ¡Dios toma el control!


Buenos días a todos... Estamos a pocos capítulos de terminar esta linda historia. Presten atención a cada detalle porque será vital. Los dejo con la parte 2 del capítulo. Dios los bendiga...

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