Capítulo 35: "Un avión para la punta"

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Parece que Nya y Adam se pusieron de acuerdo para hacerme el día más difícil. Aunque mi "ex mejor amiga" no es mi problema, yo no hice nada malo, sé que se le va a pasar. Mi verdadero problema es "Don misterio" que decidió aparecer justo ahora ¡Qué oportuno!

¡UGHHHHHH! ¡CÓMO SE ATREVE! Me da una orden como si yo tuviera la obligación de hacerle caso, ni que yo estuviera confundida o algo así. Me siento tan enojada, pero al mismo tiempo con tanta nostalgia ¡Hace años que no escuchaba su voz! ¡No es justo!

—¡UHG! ¿POR QUÉ TENÍAS QUE APARECER?— Grito mientras intento lanzar el celular, pero John detiene mi mano antes de poder hacerlo.

—¡Heyyyyyy! ¿Qué pasa aquí?— dice mientras me quita el celular y me mira confundido.

—Ahhh, nada mi amor, no pasa nada— respondo nerviosa y fingiendo una sonrisa.

Estamos en casa de John, justamente planeando algunas cosas para la boda. Cuando Nya y Adam me llamaron él había salido a comprar algo para comer, puesto que es la hora del almuerzo. No me di cuenta en qué momento entró y me vio haciendo este espectáculo ¡Qué vergüenza!

Yo estoy en la sala, de pie, frente a una mesita de madera que tiene unos adornos de cisne ¡Han de ser idea de la pastora Dorcas! (Mamá de John) y frente a la mesa hay un mueble blanco de cuero con unos cojines de colores que hacen juego con los cuadros cubistas que adornan el lugar. John está a un metro de mí, con el celular en la mano mientras escucha mi excusa.

—No me mientas, Amanda— se acerca y clava sus ojos en mí, viéndome desde arriba.

Me dijo Amanda ¡Estoy perdida! ¿Qué le digo? Al momento suena mi celular salvándome, parece que hoy es el día de las llamadas ¡Gracias Dios!

Mi novio me entrega el celular, o lo tomo  contesto.

—¿Papi?— respondo a los dos repiques, colocando mi celular en la oreja pero con los ojos en mi prometido.

—Hola cariño, ¿Cómo van los preparativos? ¿Cuándo vienen?—responde mi papá y John sigue mirándome, parece muy enojado, y no lo culpo ¡Ugh!

—En unos días papi, estamos coordinando unos últimos detalles—muerdo mis uñas y sigo viendo a John, como niña que cometió una travesura.

—Perfecto, aquí ya está todo listo para que vengan. Dale mis saludos a John, Dios los bendiga. Te amo— Al parecer John escucha, porque me hace señas de que le mande saludos también, y sonríe ligeramente mientras se sienta en el sillón de la sala. Se agarra la cabeza y cierra los ojos, como si se sintiera perturbado.

—También te amo papi, amén. Besos.

Cuelgo con una sonrisa de haber sido salvada, pero ahí sigue John, mirándome, serio, inconmovible y enojado desde donde está.

—¿Si te beso crees que puedas dejar de estar enojado conmigo?— me acerco a él con pasitos pequeños, aún sigo mordiendo mis uñas, a este paso no voy a tener que arreglarlas para la boda, porque me quedaré sin uñas ¡Dios mío! ¿Por qué me pasa esto a mí?

—No quiero que me beses por obligación, Amie— se pone de pie y me da la espalda.

—Lo sé, lo siento— digo en voz baja y dejo caer mi rostro.

—Te haré la pregunta otra vez ¿Quieres casarte conmigo?— me dice aún de espaldas.

No me siento segura de casarme con él, pero no por nada malo, él es perfecto, solo que me frustra no poder besarlo, no querer estar con él en ocasiones, me frustra creer que quizás no lo amo después de todo este tiempo, me siento tan confundida, y no estoy lista para casarme ¡Qué ironía! Antes eso era todo lo que anhelaba en la vida. Y lo único que puedo hacer es tener fe de que las cosas tomen sentido una vez que estemos casados ¿Cierto?

—¿Amie? ¿Quieres o no casarte conmigo?—no sé en qué momento se volteó, porque ahora está frente a mí a unos pocos centímetros.

—Claro que quiero— respondo segura. No voy a dejar que estas tonterías me hagan arrepentirme de la decisión más grande de toda mi vida.

—¿Y por qué te comportas así?— toma mis manos y su rostro enojado cambia por uno confundido.

—¡Perdóname, amor, en serio!

Digo eso y estallo en llanto. Tapo mi rostro de vergüenza para tratar de calmarme y dejar de llorar. John me ve y se conmueve, me abraza tan fuerte, con esos abrazos que pueden sanar heridas.

—Ya no llores por favor. Me duele verte llorar—sigue abrazándome, su barbilla queda justo en mi cabeza, solo porque él está inclinado.

—Perdón amor, creo que solo son los nervios y la presión de la boda. No te preocupes por mí, estoy bien— me suelto de su abrazo mientras seco mis lágrimas y sonrío.

—Esta bien, tienes razón. No debí ponerte más carga con estas cosas, confío en ti. Tranquila, ya verás que pronto estaremos casados—toma mis hombros y me sonríe, con esa sonrisa que trae calma y paz.

Las palabras de John me tranquilizan y a la vez, me inquietan. Pronto seré Amanda Gretzinger, ya no más Amanda Julca. Pronto dejaré de vivir sola, para vivir con John, mi vida será de él y la de él será mía. Pronto renunciaré a mis sueños para unirme a los de él ¡Dios mío! No sé qué me pasa ¿Por qué estoy pensando así?

Luego de ese día del incidente de las llamadas, me dispuse a ser una novia madura que se hace cargo de sus emociones y su boda. Y debo decir que no hay nada mejor que estar con la mente ocupada.

Los días han pasado volando, hoy partiremos a Perú, a mí Huaral querido. Hoy un 20 de marzo.

—¿Hola amor, te ayudo a llevar tus maletas?— me dice mi novio mientras toma el equipaje.

—Sí, por favor— le sonrío y él también lo hace.

—No te olvidas de nada ¿cierto?— Dice con ironía, porque sabe que me molesta que dude de mi capacidad. Yo levanto una ceja, sonrío de lado y respondo.

—Por supuesto que no ¿Cuándo he olvidado alguna cosa?— pongo mi mano en el auto y lo miro con aires de grandeza.

—Bueno, hace dos años olvidaste mi cumpleaños— jajaja, yo no lo olvidé, no sabía cuándo era ¡Qué es muy diferente! Yo trato de empujarlo en señal de molestia pero es inútil jajaja, él es mucho más grande que yo, así que me toma de los hombros y se carcajea.

—Tranquila karateca, solo estoy bromeando. Espero que no me trates así cuando nos casemos— sigue riendo y yo me carcajeo también.

Mientras John sube las maletas al auto me quedo viendo cómo lo hace. Veo su fuerza, su dedicación para hacer este viaje, veo su seguridad, y eso me hace sentir mal.

—¿John?—le pregunto una vez que estamos en el auto.

—¿Sí?— responde antes de encenderlo.

—¿Por qué te quieres casar conmigo?

Sus ojos se abren de asombro, se frota la cara con las manos, y después la nuca. Parece preocupado.

—Bueno...yo... tú eres una chica muy hermosa, eres talentosa...ahm...eres sumisa, encajas perfecto con el propósito que Dios tiene para mí, ¿No crees?

Lo miro por unos segundos, esperando que pueda agregar algo más a su respuesta, pero no, no dice nada más. Y yo no puedo creer que se quiera casar conmigo solo porque cree que es lo que Dios quiere. No menosprecio los planes de Dios, pero siempre quise que la persona que se casara conmigo me amara, y no escuché esto de John.

—¿Por qué me preguntas eso amor?—dice mientras toma mi mano aún sin encender el auto.

—Por nada, es solo que quería escuchar lo que opinas de mí—suelto su mano y me dispongo a mirar al frente. El toca mi mejilla y enciende el auto. Vamos rumbo al aeropuerto.

Una vez allí, pasamos por un largo protocolo de viaje. Hasta que por fin estamos esperando en la zona de abordaje.

—¿John?— él está leyendo una revista de autos mientras espera. Y yo necesito conversar con él. Quiero saber que me ama y yo estaré dispuesta a hacer lo que sea por nuestro amor.

—¿Sí?— responde sin quitar la mirada de la revista.

—¿Te puedo hacer una pregunta?—esta vez pongo mi mano en su revista para que pueda verme a los ojos. Y él lo hace y me mira desconcertado con sus hermosos ojos verdes.

—¡Claro! ¿Qué sucede?—deja la revista a un lado, me mira fijamente y toma mis manos.

—¿Tú...? ¿Tú...me amas?— digo nerviosa y mis ojos se tornan brillosos, de alguna forma me siento nostálgica, confundida, melancólica. Él me mira por unos segundos, sonríe, besa mis manos y justo cuando está por responder...

—El vuelo 78 está por salir, por favor, pasajeros abordar el avión— se oye la bocina de la azafata.

John sin decirme nada, toma el equipaje de mano y se levanta del asiento, toma mi mano y nos dirigimos al avión.

En mi cabeza solo están las preguntas que le he hecho a John, y las respuestas que no he podido obtener, me siento tan perdida y confundida. De pronto, me doy cuenta, el avión está frente a nosotros y yo me detengo antes de abordar, porque los recuerdos invaden mi cabeza.

...

—¿Qué es esto?— es la pregunta que hice el día que conocí a Adam.

—Creo que es un avión— respondió él mientras levantaba su mano desde atrás.

—Sé que es un avión, me refiero a quien lo lanzó y porqué— yo estaba furiosa jajaja ¡Qué ironía!

—Fui yo, solo jugaba y no fue intencional. No exageres...además pobre...mira la punta del avión.
...

Todo comenzó con un avión de papel, la punta del avión, y ahora yo tomaba un avión para la punta. Adam estaría allá, o al menos eso creía ¿Cuál sería mi reacción? ¿Qué pasaría al verlo?

—¡Amie! ¡Apresúrate! El avión va a despegar

La voz de John me devuelve a la realidad, y subo hasta llegar a mi asiento a su lado.

Él se queda dormido, admiro esa capacidad que tiene de dormir en todos lados. Y yo veo por la ventana, veo las nubes, veo los paisajes, veo el ala del avión, ese avión para la punta.

Buenos días, queridos lectores...


¿Alguna vez se han encontrado en un momento de los que sientes que estás entre la espada y la pared? ¿Qué creen que pase cuando Amanda llegue a Perú?

Nos leemos otra vez el lunes. Quiero comentarles que voy a mudarme de cuidad porque empezaré a estudiar, así que posiblemente empiece a subir los capítulos desde el celular  se un poco más complicado. Oren por mí, para que Dios me ayude a cumplir con todo. Yo tengo fe de que todo saldrá bien, Él está conmigo y nada se sale de su plan.

Dios les bendiga mucho...

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