Capítulo 37: "Una rosa, espinas y puntas"

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El vuelo ha sido tranquilo, no hay turbulencia. John sigue durmiendo, y yo no soporto la ansiedad. No dejo de morderme las uñas, y no quiero hacerlo porque debo tenerlas lindas para la boda que será en dos días. Siento nervios ¿Por la boda? ¿Por ver a Adam? ¿Por ambos? No estoy segura de que es lo que me preocupa ¡Ahhhh! ¡Dios mío ayúdame! Quiero salir corriendo como Forrest Gump jajaja, no sé qué hacer. El avión aterriza.

—Amor, despierta, ya llegamos— digo mientras delicadamente muevo a John de un lado al otro para que despierte.

—¡Wow! Qué rápido, vamos cariño, me muero por ver a tus padres ahora que estamos comprometidos y próximamente casados— se despierta tan rápido que no parece que durmió en todo el viaje. Toma su bolso y el mío mientras empieza a bajar.

—Sí, yo también. Los he extrañado mucho— sigo mordiendo mis uñas, y los recuerdos de mi mamá hace 10 años vienen a mí cabeza.

...

—Mami, ¿Cómo supiste que papi era el indicado?— le dije mientras ella peinaba mi cabello.

—Jajaja, no lo sabía— se rió y respondió.

—¿Qué? ¿Y entonces por qué te casaste con él?— me volteé del asombro, yo quería saber la razón.

—Mi vida, entiende una cosa. Nunca existirá el hombre correcto, el indicado o alguien perfecto para ti. ¿Pero sabes que sí existe?— me preguntó y acarició mi rostro con dulzura.

—¿Qué?— respondí a su pregunta.

—El amor. Cuando ese hombre ama a Dios por sobre todas las cosas, te ama a ti como a ninguna otra mujer, y tú lo amas a Él como a ningún hombre, te aseguro que con esa persona debes casarte— dijo y siguió peinando mi cabello.

—No lo entiendo— dije moviendo mi cabeza a los lados en señal de negación.

—Yo me casé con tu padre porque lo amaba, lo amo. Estaba segura de su amor por Dios y su amor por mí, por eso me casé. Jamás te cases con alguien por no estar sola, porque sea correcto o creas que es el indicado. Cásate por amor, porque es el amor lo que permanece, lo que cubre las faltas, lo que todo lo soporta— dijo mirándome desde el espejo. Mami y sus consejos hermosos.
...

—¿Amie?— me interrumpe John viéndome desde abajo del avión.

—¿Sí?— toco mi cabeza y me aseguro de seguir en la realidad.

—Llevas minutos viendo al vacío ¿Pasa algo?— sube al avión otra vez y toma mi mentón.

—Recordé un consejo que me dio mi mamá. Todo está bien amor, ¿Nos vamos?— le sonrío.

Él me sonríe, me besa la frente y nos vamos a casa. Dos años sin verlos, tengo una mezcla de emoción y nostalgia.

Vamos en una mototaxi "Torito" color rojo, y mientras John habla sobre política con el conductor, las imágenes de mi familia pasan en mi mente. Deseo tanto estar en casa de nuevo. Miro por la ventana, y ya estamos cerca. En poco minutos llegamos, John me abre la puerta de la moto, yo me bajo y tocamos la puerta.

Vane abre y me ve con emoción mientras sus lágrimas salen de sus ojos.

—¡Amie!— corre a mí y me rodea con sus brazos fuertemente.

—¡Vane! Te extrañé tanto— digo sin poder respirar, y mis lágrimas también salen sin piedad, al momento que una sonrisa se dibuja en mi rostro.

El abrazo de hace eterno. Extrañaba mucho a mi hermana, sus risas, sus consejos, que fuera mi paño de lágrimas y yo el suyo, la extrañé en serio.

—¿Bueno y para mí no hay abrazo?—dice mi padre al momento que extiende ambos brazos, jajaja.

Papi, él es mi héroe, mi protector. Me hizo tanta falta, lo abrazo y lloro aún más fuerte.

—Bien, bien, abran paso para saludar a mi niña— mi madre mueve las manos y le indica a mi padre que me deje en paz jajaja ¡Los celos los heredé de ella!

Veo a mami, tan bella como siempre. Parece una duquesa, tan arreglada, tan perfecta, recuerdo los consejos que me daba y me fundo en un abrazo con ella.

Papi nos abraza a ambas y luego Vane a los tres, quedando en un grupo de cuatro llorones jajaja. Volteo en la medida de lo posible y veo a John, nos ve conmovido desde la puerta, pero parece incómodo, como si sintiera que está sobrando en la escena.

—¿No van a saludar a mi prometido?— les digo mientras me suelto del abrazo y tomo a John del brazo.

Todos estallan en risas, lo saludan y almorzamos juntos. Les cayó muy bien, están contentos con John, todos menos Vane, ella parece extraña. Siempre es súper confianzuda y atenta con los demás, pero con John parece distante. El almuerzo termina y todos se van a descansar, John se va a un hotel y yo me quedo en la sala meditando antes de ir a desempacar.

—No has entrado a tu cuarto— me dice Vane haciéndome volver en sí.

Ella está recostada en la pared, mirándome, mordiendo sus uñas como si estuviera nerviosa como yo.

—En un rato voy estoy...procesando este día— cierro mis ojos e inclino mi cabeza al espaldar de la silla donde estoy sentada.

—¿Qué te pasa?— mi hermana camina hacia mí e indaga mi frase.

—Estoy nerviosa, solo eso— abro mis ojos y respondo segura.

—Ay por favor Amie. Soy tu hermana, te conozco más que a nadie en el mundo, puedo ver qué estás derrumbándote por dentro. Sé que en el fondo no te quieres casar, sé que no amas a John, sé que aún amas a Adam— Ahora está frente a mí con las manos en la cadera.

—¡Basta! ¿Cómo te atreves a decir esas cosas? Qué sea la última vez que me hablas así Vanessa— me levanto de la silla enojada y la señalo con mi índice frunciendo en ceño.

—Bien, como quieras— se encoje de hombros y sigue hablando— El que se pica es porque ají come. Que estés bien— mueve su cabello y se va a su habitación dejándome con la palabra en la boca.

¡Ugh! ¡Cómo se atreve está mocosa! No sabe nada de la vida, no sabe nada de mí. ¿Y si en realidad ella sí lo sabía y tenía razón? ¡Bah! Son tonterías. Mejor me voy a dormir antes de que empiece a confundirme.

Camino hacia mi habitación tomo el picaporte y giro la manilla ¡Rayos! Esta cerrado ¡Ugh! Voy al cuarto de Vane y toco la puerta impaciente.

—¡¡¡Vane!!!

—¿Qué quieres?— responde enojada, no extrañaba nuestras peleas.

—Necesito la llave de mí habitación— cruzo mis brazos y me recuesto al marco de la puerta del cuarto de Vane.

No dice nada, tampoco abre la puerta, pero me desliza la llave por debajo de la suya ¡Chiquilla insolente! Va a tener que respetarme. Tomo la llave y voy hacia mi cuarto. Abro la puerta y por fin estoy adentro.

Mis ojos se llenan de lágrimas al ver toda mi historia allí, toda mi historia antes de Canadá, antes de John, y que ahora todo cambiaría para siempre, esta vida quedaría atrás. Veo las fotos, las toco, veo la foto de Adam conmigo, casi puedo oler su perfume ¡Debo estar loca! Me lanzo a mi cama y algo me incomoda en la espalda ¿Qué es? ¿Una carta?

Pienso <<¿Quién la habrá escrito?>> Veo el sobre, tiene unas iniciales afuera "A.C.G" WHAT? No tengo idea de quién puede ser. Abro el sobre y leo la carta.

"No te pido garantías, solo que nos veamos. Es importante, ven mañana a las 8 AM al parque de la cultura. Te espero.

Pd: No olvides que soy tuyo por siempre. Adam"

Estoy en shock ¡Adam! Después de dos años ahora me escribe. Esto, la llamada de Canadá, todo es muy confuso, me está haciendo dudar. Me sudan las manos, no puedo más. ¡Señor ayúdame que debo hacer! No entiendo nada Dios mío.

Comienzo a llorar mientras oro. Pero tomo la decisión de no ir ¡No iré! Tanto llorar hace que me duerma, duermo mucho. Hasta que amanece, no me di cuenta que dormí mas de 15 horas, y ni siquiera cené.

Me desperté, me bañé, vestí, oré y estuve todo mi día cantando y disfrutando de la vida que Dios me da. Me propuse no pensar en Adam y Dios me ayudó. ¡Qué rápido pasó el día! Ya son las 8 PM y es hora de la cena de bienvenida, gracias a Dios él no vendrá...

—¡Adam!— grita Vane mientras abre la puerta y abraza al moreno.

Yo estoy en el comedor poniendo un mantel en la mesa. Pero, claramente lo puedo ver desde aquí.

¡Qué rayos!... Adam vino, no puede ser. Es una cena de bienvenida para John y yo ¿Por qué Adam está aquí? Y peor ¿Por qué John no ha llegado?

—Hola Vane, ¿Cómo estás?— dice Adam luego del abrazo.

—No tan guapa como tú, pero bien. Allá está Amie, de seguro la quieres saludar— señala la pelinegra mientras me ve con una sonrisa pícara. ¡Estoy segura de que ella sabía que él vendría!

¡Ugh! ¡Vane! Gracias por ser tan buena hermana. Adam me mira a los ojos desde la puerta ¡Dios! Tengo dos años sin verlo y su mirada es la misma, profunda y confusa, pero parece que ha cambiado, se ve más feliz, más relajado, ya no veo inseguridad en él, observo paz ¿Qué cambio? Me sonríe, esa sonrisa es...¡Ay Dios mío ayúdame! Quiero correr a besarlo y que nunca se vaya de mi lado, pero también quiero estrangularlo. En cualquiera de los casos igual es pecado así que lo que puedo hacer es estar tranquila. <<Tranquila Amanda, todo está bien, tranquila>> ¡Ahhh!

—Amie ¡Qué enorme placer verte!— me dice Adam acercándose a mí con su hermosa voz.

¡Dios! Esa frase, jamás me había dicho algo como eso. Al mismo tiempo que lo dice me da un beso en la mejilla y me abraza, yo sigo en shock.

—Hola Adam ¿Qué tal?— digo con seriedad

—Muy bien ahora que te veo— mis ojos se abren de sorpresa y mi boca se abre de la misma forma ¡Detesto ser tan transparente!

No, no, no, no. ¡Para de hablar por favor!

—Toma, esto es para ti. ¡Agh! Me clavé una espina— me dice al momento que extiende una rosa roja espectacular.

—¿Estás bien? Déjame ver— trato de no prestar atención al regalo, al contrario intento ver qué le sucedió en la mano.

Solo a él y al chavo del 8 le pasan esas cosas, jajajaja. En su primer día de ser romántico se clava una espina con la rosa. Busco un botiquín e intento curarlo, pero se abre la puerta y llega alguien más, al momento que estoy colocando una curita en la mano de Adam.

—¿Amanda? ¿Qué haces?— grita mi novio desde la puerta.

—¡John, mi amor! ¡Qué sorpresa!— suelto la mano de Adam y respondo nerviosa.

—¿Sorpresa? Es nuestra cena de bienvenida— responde John frunciendo el ceño y acercándose a mí

¡Trágame tierra! Creo que solo a mí y al chavo del 8 le pasan estas cosas. Yo le conté a John sobre Adam, pero no todo. No le he dicho la profundidad a la que llegaron las cosas, jamás le dije del beso, de la proposición de matrimonio, solo le dije que nos gustábamos pero que nada se dio. Así que debe ser por eso que toma esa actitud al ver que estoy curando a Adam.

—John, ¡Qué gusto verte!— Adam extiende su mano para saludar a John.

—Adam, años sin verte. ¿Podrías prestarme a MI NOVIA, PROMETIDA Y FUTURA ESPOSA?— Enfatiza esas últimas palabras abriendo la boca más de lo normal y tomándome del brazo.

—Sí, claro. Pero solo es prestada— responde Adam sonriendo de lado y levantando una ceja. ¿Qué creen que soy? ¿Su propiedad?

¡Comenzó la guerra! Y todo por una rosa, espinas y puntas.


Este cap y el que sigue son muy intensos. Espero estén disfrutando este maratón. Dios los bendiga mucho...

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