¡¡¡ADVERTENCIA!!!
Este capítulo es más largo que los demás, así que te recomiendo que no lo leas si no estás prestando realmente atención, ya que este es uno de los momentos más importantes de la historia.
Pd: Al final les dejaré una sorpresita, espero les guste. Dios les bendiga...
La salida al cine no estuvo tan mal. De hecho estar a su lado en la película no fue tan malo. No hizo ruido en toda la película y se rio en las partes graciosas, nos miramos un par de veces, creo que hicimos las paces, o tal vez no...no lo sé, el punto es, que fue...agradable. Y así fueron los próximos días que nos vimos en la iglesia, o cuando iba a casa a visitarnos (muy seguido)
—¿Acaso no tienes casa?— le pregunté en una ocasión, con una sonrisa y haciendo ademanes con las manos.
—¿Acaso no tienes educación?— me respondió de la misma forma jajaja.
Las puntas, se convirtieron en algo nuestro. Todas nuestras conversaciones parecían tener un código encriptado, yo nunca decía lo que realmente quería decir, aún así él parecía entenderme y viceversa. Al principio hablar por medio de puntas me parecía molesto, ya que siempre he sido una persona transparente que habla de manera clara lo que quiere, pero, luego de un tiempo empecé a acostumbrarme, hasta incluso me parecía tierno.
—¿Sabías que está comprobado que el sabor de la comida que preparas revela tu estado de ánimo?— Me dijo un día que me notó cabizbaja mientras cortaba cebollas.
Siempre se metía en mi cocina. No me gusta cocinar acompañada, pero él no me dejaba alternativa jajaja, y siempre que peleábamos él salía ganando, así que opté por darle el puesto de ayudante cada vez que nos iba a visitar y yo estaba cocinando.
—¿Ah sí? Jajaja. No lo creo.
—¿Quieres que te lo demuestre?
Según él, tenía una teoría para saber el estado de ánimo de la persona que cocinaba (en ese momento era yo). Pero, yo estoy segura que era una indirecta para preguntarme ¿Por qué estaba triste? O ¿Qué me pasaba? La verdad ese día estaba pensando en muchas cosas al mismo tiempo, y él se dio cuenta. Solo que no fue capaz de preguntármelo directamente.
—No, no quiero.
—Igual, lo haré— dijo eso mientras metió una cuchara a la sopa que yo estaba haciendo y la probó.
—¡Oye! Es de mala educación probar sin permiso— le dije, pero él hizo caso omiso y siguió probando para dar su veredicto.
—Sí, justo lo que pensé
—¿Qué cosa?— le pregunté aterrada jaja, por un momento pensé que su teoría era cierta y que había leído mis pensamientos con la sopa.
—La sopa está sin gusto. Lo que quiere decir, que en este momento estás...desanimada por algo.
—Jajaja, ¡Deja de decir tonterías! Ponle más sal y listo.
—Esta bien, como digas.
Le puso sal a la sopa e hizo silencio, de esos que ensordecen, al final terminé contándole, y él sonrió como en señal de victoria jajaja.
Así era siempre, no me decía nada que no fuera en su idioma, y yo tuve que aprender. Mamá y papá lo aman, a veces parece su hijo, razón por la cual creo que no deja de ir a visitarnos, supongo que mira nuestra casa como su hogar, y realmente, hasta lo estoy tolerando. En fin, el campamento de la iglesia es mañana, y él aún no confirma su asistencia.
—Y... ¿Vas a ir?— le pregunto mientras pelamos papas para la cena.
—Ahm... sí...supongo— dice sin dejar de ver la papa que está pelando. Cada vez que yo le hablo de forma directa le cuesta mirarme.
—No pareces muy convencido
—Es que...no es por mal...supongo que simplemente es algo...¿Nuevo?
—Y lo nuevo asusta
—No me asusta, no tengo miedo— dijo algo enojado, pero sin perder la cordura, y esta vez viéndome a los ojos.
—Esta bien, entonces sí, vas ¿Cierto?— no quería molestarlo por eso no indagaré más.
—Sí, yo iré
Terminamos la cena, y todos nos sentamos a comer mientras vemos una película. Es jueves en la noche, de esos momentos que quieres guardar por siempre en el corazón.
Ya amaneció, y yo estoy muy emocionada ¡Llegó el día del campamento! Me coloco un pantalón jean azul, unas zapatillas converse rojas, una T-Shrit roja con gorra del mismo color, alisto mi mochila y ¡A la iglesia!
—¡Vane vámonos! Se hace tarde
—¡Listo, aquí estoy!— Vane trae como 10 mil maletas jajaja, pero eso no es raro en ella.
Nos subimos a la moto y en pocos minutos llegamos a la iglesia.
¡WOW! Veo a todos los jóvenes subirse al bus con maletas bien cargadas. Ver la alegría en esos chicos me llena de gozo, un montón de jóvenes buscando de Dios, de todas las edades, colores y corazones. Estoy buscando a Adam, pero no lo veo, y honestamente después de nuestra última conversación no estoy segura de que venga. Espero un rato, pero no viene, así que me subo también. ¿Por qué no llega? "Dios mío haz que venga por favor" no lo digo por algo especial, es un alma que deseo que reciba de Dios así como los demás. Adam es importante para mí, pero lo es de la misma manera en que lo son todos los chicos de este autobús.
—¿Estamos listos? —le pregunto a todos y veo que todo esté en orden. De pronto, veo que se acerca corriendo un joven a lo lejos. Achico la mirada para ver mejor ¡Dios mío! ¿Será Adam? "¡Que sea Adam por favor Dios mío!" Oro en mi mente, pidiendo a Dios por él. Ya está más cerca, ¡Sí, es Adam! Entra al bus, su respiración es agitada y su rostro está empapado de tanto correr. La escena me conmueve y al mismo tiempo me parece graciosa, jajaja. Luego de subir, ve a todos en el bus (incluyéndome) y prácticamente jadeando nos saluda.
—Hola...Como...Están?... Bendiciones...
—Gracias por venir Adam, toma asiento— le digo intentando no reír por su forma de hablar, pero se me escapa una sonrisa, él me ve y lo nota, se peina nos mechones que le tapan la cara y me sonríe mientras se sienta.
Me doy cuenta que trae una maleta (como todos los campistas) pero tiene en su mano lo que parece ser una canasta para...
—¡¡Achuuuuuú!!— ¿Gato?
Todos voltean a verme ante mi estrepitoso estornudo, yo no suelo ser ruidosa, al contrario me mantengo en silencio, pero hago escándalo cada vez que toso o estornudo por culpa de la alergia. Debido al asma que tenía de niña, desarrollé una alergia a los ácaros, lo que me hace alérgica a todo tipo de animales con pelo, incluyendo los gatos. Razón por la cual nunca he tenido mascotas, ni tampoco quiero.
Miro a Adam y a su...gato, o lo que sea. Él me mira extrañado, como si no entendiera lo que pasa.
—¿Traes un gato en la canasta?— le pregunto.
—¡Ah, te refieres a Kiuri! Sí, es mi gatita. ¿Algún problema?
Todos están atentos a mí respuesta. Me miran como si esperan que aplauda la estancia de ese gato en el autobús. No quiero ser...¿Mala? Ni nada por el estilo, no está prohibido traer mascotas, no hay un reglamento respecto a eso (aunque debería) pero, el hecho de que ese gato esté aquí, involucra que yo esté todo el campamento...
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Puntas
Novela JuvenilPuntas, misiles, mejor conocidas como indirectas muy directas. Esta es una historia donde Adam y Amanda, dos enamorados, no pueden expresar sus sentimientos por sus conflictos internos, y la manera que encuentran para hacerlo es por medio de las lla...