Capítulo 2: "La punta del índice"

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Ok, otra cosa que odio más que la falta de respeto y el cinismo, es que hagan chistes con cosas serias.

Solo llevaba 2 min conociendo a este chico y ya había logrado que tuviera que recitar en mi mente el versículo de "amad a vuestros enemigos" más de 15 veces. Además, le rogaba a Dios por amor y paciencia para no cometer nada de lo cual pudiera arrepentirme. <<Airaos pero no pequéis>> pensaba. Soy hija del pastor, y estoy en la iglesia, debía ser lo más piadosa posible.

-Haaaahhh- suspiré
-Dime, tu... Estem... ¿Cuál es tu nombre?-
Lo dije respirando hondo, con un tono de ternura fingido y sonriendo ligeramente.

-Soy Adam-

-¿Adam?- Pregunté

-Sí, Adam. Como Adam Levine, el cantante ¿Sabes quién es?- Lo dijo de forma impaciente, cómo sí yo tuviera que saber quién es ese tipo, no sabía de qué me hablaba.

-No, no lo sé. No escucho música secular. En fin, A-dam. Dime...tú...ahm. ¿Quién te invitó?- Lo dije dudando qué preguntarle, solo buscaba resolver el conflicto de la mejor forma. Lo seguía mirando a los ojos, creo que lo intimidé porque de vez en cuando volteaba la mirada.

-Ahm...nadie. Bueno, sí, me invitó Vanessa. Vanessa Julca-

-¡Vane! ¡Ella es mi hermana!-

Solo tengo una hermana y es Vanessa, menor que yo por apenas 1 año, somos muy amigas. A diferencia de mí, ella fue toda una sorpresa cuando vino a este mundo, y creo que ese es su propósito de vida ¡Sorprender a todos!

Es una jovencita muy chula. Piel color blanca como la mía, ojos verdes (ya que ella fue la única que heredó los ojos de la abuela Jimena) cabello negro azabache, liso y muy largo, con flequillo, de estatura más alta que yo (claro está) creo que tiene la misma estatura de Adam, y con tacones mide casi dos metros jajaja.

Había logrado sorprenderme porque no tenía idea de la existencia de este tal Adam, y normalmente ella me cuenta todo ¿Quién era? ¿Su amigo? ¿Su novio? ¿Su pretendiente? ¿Quién?

-¿Ah, sí? Ella y yo estudiamos juntos. Estamos en la misma carrera, mismo salón también-

En ese momento, no pude seguir pensando en el problema porque Cristian, uno de los líderes de jóvenes tomo el micrófono y dijo:

-Chicos, vayan tomando sus lugares. El culto está por iniciar-

Cuando volteé ya Adam no estaba, ¡vaya qué chico más raro! El punto es que yo no le presté mucha atención, aunque sí lograba intrigarme. Me fui a los primeros asientos ya que allí tenía un lugar reservado para mí. Coloque mis bolsos en él y me puse de pie, mientras comenzaba la alabanza. Amo ese momento en el que todo parece que se detiene y solo queda cantar a Dios, donde podemos decir, "yo espero en ti" comenzó a sonar la canción "Anclado" de Twice ft. Majo y Dan.

"En ti esperaré, en tu gracia confiaré,
Dejo todo atrás, y me rindo a tus pies,
Anclado estoy en ti, pues tú amor no fallará,
Te amo, te amo"

Mis lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas mientras cerraba mis ojos. Tenía una mezcla de alegría de saber que Dios estaba en control, al mismo tiempo que sentía como mi corazón se derretía por dentro. Muchos recuerdos estrujaban mi alma, y yo solo oraba.

"Dios mío te entrego este torpe corazón herido y decido esperar en ti"

La alabanza terminó, yo sequé mis lágrimas y entonces miré hacia donde estaba Cristian.

-Dios está en control, no importa por lo que estemos pasando, o cómo nos sintamos. Lo único seguro en esta vida, es el ancla del amor de Dios, su amor es para siempre-

Él tenía razón, debía confiar en Dios y dejar que mi corazón se anclara a Él.

-Voy a invitar a que pase a este lugar nuestra pastora de jóvenes, Amanda Julca-

Me peine el cabello con mis manos detrás de las orejas y subí lo más elegantemente que pude hacia el púlpito.

-¿Cuántos quieren escuchar lo que Dios tiene para nosotros?- grité

--No los oigo, ¿Cuántos quieren escuchar lo que Dios tiene para nosotros?-volví a gritar, con voz de júbilo. Es que soy pentecostal, nosotros somos así de escandalosos jajaja. Escuché el amén de muchos chicos y empecé a hablar.

Prediqué sobre Jeremías 29:11. Es un verso que tiene mucho valor para mí. No soy de las que predica de forma complicada, siempre he creído que en la sencillez hay salvación. Muchos jóvenes aceptaron a Jesús ese día. Y a mí no me cabía el corazón en el pecho de darme cuenta de que Dios era enormemente bueno conmigo a pesar de mi ingratitud. Hice una vista rápida de los nuevos creyentes, y ¿Qué creen? Allí estaba él, A-dam, el arrogante Adam, aceptando a Jesús en su corazón.

Bueno, Dios puede cambiar corazones, por lo visto voy a tener que ser muy paciente para soportar a una persona como él en nuestro grupo de jóvenes. ¿Será que lo aceptó de verdad? ¿Lograría tener un arrepentimiento genuino a Dios? Esas preguntas rondaban en mi cabeza.

Cómo hija del pastor ya había observado muchos jóvenes ir y venir. Aceptar a Jesús un día y al siguiente perderse en el alcohol y las drogas, así que no sabía cuánto duraría esto para él. Deseaba que fuera para siempre, pero mi instinto de pastora juvenil me alertaba que podría tratarse de la emoción del momento.

-Hola, buen mensaje- me dijo mirándome desde abajo en el momento que bajaba del púlpito.

-Ah...gracias. La gloria es para Dios- le dije con un poco de vergüenza, no me gusta que me halaguen por cosas que no merezco.

-¡Amie! ¡Por fin te veo! Dame un abrazo- Me dijo Vane, mi hermana, mientras me abrazaba tan fuerte que no podía respirar.

Ah, ella y mis amigos cercanos me decían "Amie" tratando de abreviar mi nombre.

-¡Me estás asfixiando!-le dije casi sin poder respirar.

-¡Ay, jejeje, perdón! Ahm...¿ya viste a Adam? Es muy guapo ¿verdad?-

¡Qué onda con Vane! No sé porque insiste en tener tanta confianza con todos los chicos. No es resbalosa, solo demasiado extrovertida. Adam estaba allí, así que me molestó que me hiciera esa pregunta en su presencia, además que, pfff, ¡por favor!, no es nada guapo.

Adam es un chico de más o menos 1.65 de altura, de piel morena, no tan oscura, es más como un color canela, cabello liso peinado de forma irregular con un corte que lo mantenía perfectamente en su lugar, ojos café oscuro, casi negros, grandes cejas pobladas pero no exageradas, su rostro era delineado de forma perfecta como la de los príncipes de las películas. ¡Qué rayos estoy diciendo! Ni siquiera es alto, por supuesto que no es guapo. Aunque bueno, considerando el metro y medio que yo mido, cualquier persona es alta para mí. Bueno más bien 1.45, pero eso no importa, ¿Qué le respondo? Tampoco quiero sonar grosera.

-¡Vanessa, al auto!- le dije señalándola con la punta de mi índice. Lo sé, no tengo auto, pero fue lo primero que se me ocurrió para huir del momento embarazoso.

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