Capítulo 7: Malhumoradas

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Había un silencio profundo en la casa.

Normalmente Yelena y Kate reían, hablaban, veían la tele... Pero no ese día. Ese día solo había silencio.

Peter y Harley no sabían por qué, pero tampoco sabían que tan buena idea era preguntar. Kate no había dicho una palabra en el desayuno cuando solía ser la que más hablaba y Yelena siempre era muy borde así que no les quedaba nadie.

—¿Por qué están tan enfadadas, perro pizza? —preguntó Harley acercándose al animal.

—Deja de hacer el ridículo —ordenó Peter—. Necesitamos saber que pasa, esto me pone tan histérico.

—Siempre hacen piña para rebelarse contra nosotros, Peter, que estén un tiempo enfadadas tampoco es tan, tan malo —respondió Harley encogiéndose de hombro.

—Sí, lo es —contestó Peter—. Son amigas, Harley. No quiero verlas así.

—Habrá algún motivo, ¿no? —preguntó Harley cruzándose de brazos, Peter se encogió de hombros.

—Es que no lo entiendo, siquiera se miran, sea lo que sea, ha debido ser muy, muy fuerte —susurró Peter—. Ahí viene Yelena, finge que estamos en una conversación.

—Estamos en una conversación —respondió Harley.

—Que no sea sobre ellas —contestó Peter mientras miraba por el rabillo del ojo como Yelena se acercaba a paso rápido.

—Es que no puedo creer que te guste la pizza con piña —fingió Harley, Peter frunció el ceño—. No, no, no, la fruta no se pone en la pizza, Peter. Si quieres pedir pizza, una pizza que esté rica, de verdad, eh. Qué asco. Que pusieras la leche antes de los cereales ya me parecía un acto de psicopatía, pero esto ¿cuándo vas a matarnos, Peter?

—Hola, chicos —saludó Yelena—. ¿Vais a pedir pizza?

Harley y Peter se giraron a ella.

—Claro, justo de eso hablábamos —respondió Harley—. Porque, ¿para que íbamos a hablar de ti?

—Esto... —balbuceó Yelena—. ¿De qué vais a pedirla? Porque a mí me gusta la vegetal.

—Se nota que eres vegetariana —comentó Harley.

—Pero y no soy vegetariana —respondió Yelena confusa—. Solo quiero una pizza vegetal, por si pedís. En fin, voy a ir a salir un rato. Necesito un tiempo para mí. ¡Uf!

Yelena abrió la puerta y salió de casa sin una palabra más. Peter y Harley se miraron durante unos segundos.

—Perfecto, pues ahora habrá que pedir pizzas —dijo él—. Y encima seguimos sin saber qué pasa entre Kate y Yelena.

—Yo solo espero que no dure mucho —respondió Peter—. No me gusta que el ambiente esté tenso, te sientas tan... tenso.

Harley levantó las cejas.

—Bueno, ¿de que quieres las otras pizzas? —preguntó él—. ¿Te parece bien de cuatro quesos o barbacoa? También podríamos pedirla con bacon y huevo. El huevo en la pizza está...

—Espera, Harley, por ahí viene ahora Kate —señaló Peter—. Saca una conversación.

—Estábamos en una conversación, pero me has interrum...

—Hola, chicos —saludó Kate.

—De cuatro quesos, ¿no? —sobreactuó Peter—. ¡Ah hola, Kate! Vamos a pedir pizza, ¿quieres?

—¡Ah, sí! —exclamó ella—. ¿Podemos pedir vegetal? Me encanta.

—¡Qué bonita coincidencia! —exclamó Harley—. Yelena nos ha pedido lo mismo.

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