Capítulo 23: ¿Espiados?

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—¿Qué haces? —preguntó Harley entrando a la habitación con una mochila cargada al hombro y un batido en una de sus manos.

—Busco fotos antiguas —respondió Peter—. De cuando yo iba a primaria.

Harley se sentó con él.

—¿Y qué tal? —preguntó, Peter se encogió de hombros—. No sales en ninguna, ¿tu tía no te firmó la autorización para salir?

—Yo salía en la mayoría de ellas —respondió Peter—, pero el hechizo de Doctor Strange tuvo que cambiar eso.

Harley observó las fotos y después a Peter.

—¿Y por qué las miras entonces? —preguntó confuso antes de beber un sorbo de su batido.

—Un chico que he encontrado por la calle me ha dicho que íbamos juntos a primaria, ¿sabes? Pero no me suena nada —contó Peter.

—Se habrá equivocado —le quitó importancia Harley encogiéndose de hombros, Peter solo continuó pasando las fotos.

—Ha dicho mi nombre —explicó, Harley rio un poco.

—¿Y cómo te ha reconocido? —inquirió—. Es decir, ¿no han pasado ya suficientes añitos ya para que te reconozca? Yo si me encontrara a alguien de primaria no sabría decirle ni si era de la clase A o B. Yo era de la B, ¿sabes? Siempre discutíamos con los A por el campo de fútbol. En el papel ponía que le tocaba a sexto, pero no a qué sexto.

—En esta foto salía muy tierno, a May le encantaba —comentó Peter a su rollo—. Es una pena no tenerla.

Harley observó la foto en silencio y después frunció el ceño.

—Peter no sales en las fotos por el hechizo de Doctor Strange, ¿no? —dijo él—. Porque nadie te recuerda y todo eso.

—¿Sí? —respondió Peter dudoso.

—¿Entonces cómo te recordaba ese tal Harry? —preguntó Harley—. El hechizo afectó a todos.

Peter se silenció. Lo que decía Harley tenía mucho sentido. Harry Osborn no iba a su clase y aunque lo hiciera, no podía recordarlo, entonces ¿quién era? ¿Cómo sabía su nombre? Espera, ¿Osborn? Ese apellido le sonaba. ¡Claro! Norman Osborn. Entonces ¿era el duende verde de esa realidad o quizás estaba emparentado con él?

—Peter... —escuchó la voz de Harley asustadiza fuera de sus pensamientos.

Fuera lo que fuera, ¿cómo sabía su nombre? ¿Le habían estado espiando? ¿Había alguien en la casa que había pasado información? ¿Desde cuándo estaba pasando todo esto?

—¡Peter! —esa vez la voz de Harley sonó más segura. Peter negó con la cabeza confuso y miró a su compañero a los ojos, él estaba realmente preocupado—. ¿Hay algo que quieras contarme?

Peter estaba blanco como un folio.

. . .

—A ver, a ver —decía Yelena dándose paseos por la habitación mientras Harley conectaba un ventilador frente a Peter y Kate le ofrecía una Coca-Cola—. Un chico por la calle que se apellida igual que el duende verde ha fingido reconocerte cuando ni puede, ni te suena. Bien, dinos, ¿qué buscaba el Duende Verde hacer con el Peter Parker ese del otro universo?

Peter negó con la cabeza.

—No me sé bien la historia —balbuceó. Yelena miró a Kate quien se encogió de hombros—. Peter dos no me la contó.

—¿Peter dos? —repitió Harley.

—Teníamos el mismo nombre, ¿qué querías que hiciéramos para distinguirnos? —preguntó dirigiéndose a él con el ceño fruncido.

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